Mateo 8-14
Mateo 8 | |||
1 | Y descendiendo Él del monte, grandes multitudes le seguían. | ||
2 | Y he aquí vino un leproso y le adoraba, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. | ||
3 | Y Jesús extendiendo su mano le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante fue limpio de su lepra. | ||
4 | Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; mas ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece la ofrenda que mandó Moisés, para testimonio a ellos. | ||
5 | Y entrando Jesús en Capernaúm, vino a Él un centurión, rogándole, | ||
6 | y diciendo: Señor, mi siervo yace en casa, paralítico, gravemente atormentado. | ||
7 | Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. | ||
8 | Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; mas solamente di la palabra, y mi siervo sanará. | ||
9 | Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo soldados bajo mi cargo; y digo a éste: Ve, y va; y a otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. | ||
10 | Y oyéndolo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. | ||
11 | Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos. | ||
12 | Mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. | ||
13 | Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste te sea hecho. Y su siervo fue sano en aquella misma hora. | ||
14 | Y vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de éste, postrada, y con fiebre. | ||
15 | Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servía. | ||
16 | Y caída la tarde, trajeron a Él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los espíritus, y sanó a todos los que estaban enfermos: | ||
17 | Para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta Isaías, que dijo: Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias. | ||
18 | Y viendo Jesús a una gran multitud alrededor de sí, mandó que pasasen al otro lado. | ||
19 | Y cierto escriba vino y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que fueres. | ||
20 | Y Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene donde recostar su cabeza. | ||
21 | Y otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que primero vaya y entierre a mi padre. | ||
22 | Pero Jesús le dijo: Sígueme; y deja que los muertos entierren a sus muertos. | ||
23 | Y cuando Él hubo entrado en una barca, sus discípulos le siguieron. | ||
24 | Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; mas Él dormía. | ||
25 | Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: Señor, sálvanos, que perecemos. | ||
26 | Y Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar, y se hizo grande bonanza. | ||
27 | Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué clase de hombre es Éste, que aun los vientos y el mar le obedecen? | ||
28 | Y cuando Él llegó a la otra ribera, a la región de los gergesenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, fieros en gran manera, tanto que nadie podía pasar por aquel camino. | ||
29 | Y he aquí, clamaron diciendo: ¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo? | ||
30 | Y lejos de ellos, estaba paciendo un hato de muchos puercos. | ||
31 | Y los demonios le rogaron diciendo: Si nos echas fuera, permítenos ir a aquel hato de puercos. | ||
32 | Y Él les dijo: Id. Y ellos saliendo, se fueron a aquel hato de puercos; y he aquí, todo el hato de puercos se precipitó en el mar por un despeñadero, y perecieron en las aguas. | ||
33 | Y los que los apacentaban huyeron; y viniendo a la ciudad, contaron todas las cosas, y lo que había acontecido con los endemoniados. | ||
34 | Y he aquí, toda la ciudad salió a encontrar a Jesús; y cuando le vieron, le rogaron que se fuera de sus contornos. |
Mateo 9 | |||
1 | Y entrando Él en una barca, pasó al otro lado, y vino a su ciudad. | ||
2 | Y he aquí, le trajeron a un paralítico echado en una cama; y viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, ten ánimo, tus pecados te son perdonados. | ||
3 | Y he aquí, ciertos de los escribas decían dentro de sí: Éste blasfema. | ||
4 | Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? | ||
5 | Porque, ¿qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda? | ||
6 | Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados ( dijo entonces al paralítico ): Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. | ||
7 | Entonces él se levantó y se fue a su casa. | ||
8 | Pero cuando las multitudes vieron esto, se maravillaron y glorificaron a Dios, que había dado tal potestad a los hombres. | ||
9 | Y pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos; y le dijo: Sígueme. Y él se levantó y le siguió. | ||
10 | Y aconteció que estando Él sentado a la mesa en la casa, he aquí muchos publicanos y pecadores que habían venido, se sentaron a la mesa con Jesús y sus discípulos. | ||
11 | Y cuando vieron esto los fariseos, dijeron a sus discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores? | ||
12 | Y oyéndolo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos. | ||
13 | Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento. | ||
14 | Entonces vinieron a Él los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan? | ||
15 | Y Jesús les dijo: ¿Pueden, los que están de bodas, entristecerse entre tanto que el esposo está con ellos? Mas los días vendrán, cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán. | ||
16 | Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura. | ||
17 | Tampoco echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; mas echan el vino nuevo en odres nuevos, y ambos se conservan. | ||
18 | Hablándoles Él estas cosas, he aquí vino un principal y le adoró, diciendo: Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá. | ||
19 | Y Jesús se levantó, y le siguió, y sus discípulos. | ||
20 | Y he aquí una mujer que estaba enferma de flujo de sangre por ya doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto. | ||
21 | Porque decía dentro de sí: Si tan sólo tocare su manto, seré sana. | ||
22 | Mas Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Hija, ten ánimo, tu fe te ha sanado. Y la mujer fue sana desde aquella hora. | ||
23 | Y cuando Jesús llegó a casa del principal, y vio los tañedores de flautas, y la gente que hacía bullicio, | ||
24 | les dijo: Apartaos, que la muchacha no está muerta, sino duerme. Y se burlaban de Él. | ||
25 | Mas cuando hubieron echado fuera a la gente, entró, y la tomó de la mano, y la muchacha se levantó. | ||
26 | Y la fama de esto salió por toda aquella tierra. | ||
27 | Y partiendo Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Hijo de David, ten misericordia de nosotros! | ||
28 | Y llegado a casa, los ciegos vinieron a Él; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos le dijeron: Sí, Señor. | ||
29 | Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho. | ||
30 | Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa. | ||
31 | Pero cuando ellos salieron, divulgaron su fama por toda aquella tierra. | ||
32 | Y al salir ellos, he aquí, le trajeron a un hombre mudo, endemoniado. | ||
33 | Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y las multitudes se maravillaron, diciendo: Jamás se había visto cosa semejante en Israel. | ||
34 | Pero los fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios. | ||
35 | Y recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y todo achaque en el pueblo. | ||
36 | Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. | ||
37 | Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. | ||
38 | Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies. |
Mateo 10 | |||
1 | Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio potestad contra los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y sanasen toda enfermedad y toda dolencia. | ||
2 | Y los nombres de los doce apóstoles son estos: El primero, Simón, que es llamado Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, | ||
3 | Felipe, y Bartolomé; Tomás, y Mateo el publicano; Jacobo hijo de Alfeo, y Lebeo, por sobrenombre Tadeo, | ||
4 | Simón el cananita, y Judas Iscariote, quien también le entregó. | ||
5 | A estos doce envió Jesús, y les mandó, diciendo: No vayáis por camino de los gentiles, y no entréis en ciudad de samaritanos, | ||
6 | sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel. | ||
7 | Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. | ||
8 | Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. | ||
9 | No os proveáis oro, ni plata, ni cobre en vuestras bolsas; | ||
10 | ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bordón; porque el obrero digno es de su alimento. | ||
11 | Y en cualquier ciudad o aldea donde entréis, inquirid quién en ella sea digno, y quedad allí hasta que salgáis. | ||
12 | Y cuando entréis en una casa, saludadla. | ||
13 | Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volverá a vosotros. | ||
14 | Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies. | ||
15 | De cierto os digo: En el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para aquella ciudad. | ||
16 | He aquí yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, sabios como serpientes, y sencillos como palomas. | ||
17 | Y guardaos de los hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán. | ||
18 | Y seréis llevados ante reyes y gobernadores por causa de mí, para testimonio a ellos y a los gentiles. | ||
19 | Mas cuando os entregaren, no os preocupéis de cómo o qué habéis de hablar; porque en aquella misma hora, os será dado lo que habéis de hablar. | ||
20 | Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros. | ||
21 | Y el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra sus padres, y los harán morir. | ||
22 | Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre, mas el que perseverare hasta el fin, éste será salvo. | ||
23 | Y cuando os persiguieren en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo: No acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, sin que haya venido el Hijo del Hombre. | ||
24 | El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor. | ||
25 | Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de familia llamaron Belcebú, ¿cuánto más a los de su casa? | ||
26 | Así que, no les temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse. | ||
27 | Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas. | ||
28 | Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a Aquél que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. | ||
29 | ¿No se venden dos pajarillos por un cuadrante? Y ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. | ||
30 | Pues aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. | ||
31 | Así que, no temáis; de más estima sois vosotros que muchos pajarillos. | ||
32 | Cualquiera, pues, que me confesare delante de los hombres, también yo le confesaré delante de mi Padre que está en el cielo. | ||
33 | Y cualquiera que me negare delante de los hombres, también yo le negaré delante de mi Padre que está en el cielo. | ||
34 | No penséis que he venido para meter paz en la tierra; no he venido para meter paz, sino espada. | ||
35 | Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra. | ||
36 | Y los enemigos del hombre serán los de su propia casa. | ||
37 | El que ama padre o madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama hijo o hija más que a mí, no es digno de mí. | ||
38 | Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. | ||
39 | El que hallare su vida, la perderá; mas el que perdiere su vida por causa de mí, la hallará. | ||
40 | El que a vosotros recibe, a mí me recibe, y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. | ||
41 | El que recibe a un profeta en nombre de profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo en nombre de justo, recompensa de justo recibirá. | ||
42 | Y cualquiera que diere a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, en nombre de discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa. |
Mateo 11 | |||
1 | Y aconteció que acabando Jesús de dar comisión a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y predicar en las ciudades de ellos. | ||
2 | Y oyendo Juan en la prisión los hechos de Cristo, envió dos de sus discípulos, | ||
3 | diciéndole: ¿Eres tú Aquél que había de venir, o esperaremos a otro? | ||
4 | Y respondiendo Jesús les dijo: Id, y decid a Juan las cosas que oís y veis. | ||
5 | Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es predicado el evangelio. | ||
6 | Y bienaventurado es el que no fuere escandalizado en mí. | ||
7 | Y yéndose ellos, comenzó Jesús a decir a las multitudes acerca de Juan: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? | ||
8 | ¿O qué salisteis a ver? ¿Un hombre cubierto de ropas delicadas? He aquí, los que visten ropas delicadas, en las casas de los reyes están. | ||
9 | Mas, ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. | ||
10 | Porque éste es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, el cual aparejará tu camino delante de ti. | ||
11 | De cierto os digo: Entre los nacidos de mujer jamás se levantó otro mayor que Juan el Bautista; pero el que es menor en el reino de los cielos, mayor es que él. | ||
12 | Y desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. | ||
13 | Porque todos los profetas y la ley, hasta Juan profetizaron. | ||
14 | Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir. | ||
15 | El que tiene oídos para oír, oiga. | ||
16 | Mas ¿a qué compararé esta generación? Es semejante a los muchachos que se sientan en las plazas, y dan voces a sus compañeros, | ||
17 | diciendo: Os tañimos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no lamentasteis. | ||
18 | Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: Demonio tiene. | ||
19 | Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre glotón y bebedor de vino, amigo de publicanos y pecadores. Mas la sabiduría es justificada de sus hijos. | ||
20 | Entonces comenzó a reconvenir a las ciudades donde la mayoría de sus milagros habían sido hechos, porque no se habían arrepentido, diciendo: | ||
21 | ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Que si los milagros hechos en vosotras, se hubiesen hecho en Tiro y en Sidón, hace mucho que se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza. | ||
22 | Por tanto os digo: En el día del juicio, será más tolerable el castigo para Tiro y para Sidón, que para vosotras. | ||
23 | Y tú, Capernaúm, que hasta el cielo eres levantada, hasta el infierno serás abajada; porque si en Sodoma hubiesen sido hechos los milagros hechos en ti, habría permanecido hasta el día de hoy. | ||
24 | Por tanto te digo, que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma, que para ti. | ||
25 | En aquel tiempo, respondió Jesús y dijo: Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. | ||
26 | Sí, Padre, porque así agradó a tus ojos. | ||
27 | Todas las cosas me son entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni nadie conoce al Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quisiere revelar. | ||
28 | Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. | ||
29 | Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. | ||
30 | Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga. |
Mateo 12 | |||
1 | En aquel tiempo iba Jesús por los sembradíos en sábado; y sus discípulos tuvieron hambre, y comenzaron a arrancar espigas y a comer. | ||
2 | Y viéndolo los fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en sábado. | ||
3 | Mas Él les dijo: ¿No habéis leído qué hizo David cuando tuvo hambre, él y los que con él estaban; | ||
4 | cómo entró en la casa de Dios, y comió del pan de la proposición, que no le era lícito comer, ni a los que estaban con él, sino sólo a los sacerdotes? | ||
5 | ¿O no habéis leído en la ley, cómo los sábados en el templo los sacerdotes profanan el sábado y son sin culpa? | ||
6 | Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí. | ||
7 | Mas si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes. | ||
8 | Porque el Hijo del Hombre es Señor aun del sábado. | ||
9 | Y partiendo de allí, vino a la sinagoga de ellos: | ||
10 | Y he aquí había un hombre que tenía seca una mano. Y le preguntaron para poder acusarle, diciendo: ¿Es lícito sanar en sábado? | ||
11 | Y Él les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un pozo en sábado, no le eche mano, y la levante? | ||
12 | Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Así que es lícito hacer el bien en sábado. | ||
13 | Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada sana como la otra. | ||
14 | Entonces salieron los fariseos y tomaron consejo contra Él, de cómo le matarían. | ||
15 | Mas sabiéndolo Jesús, se apartó de allí; y grandes multitudes le seguían, y sanaba a todos. | ||
16 | Y les encargaba rigurosamente que no le diesen a conocer: | ||
17 | Para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, que dijo: | ||
18 | He aquí mi siervo, a quien he escogido: Mi amado, en quien se agrada mi alma: Pondré mi Espíritu sobre Él, y a los gentiles anunciará juicio. | ||
19 | No contenderá, ni voceará; ni nadie oirá en las calles su voz. | ||
20 | La caña cascada no quebrará, y el pábilo que humea no apagará, hasta que saque a victoria el juicio. | ||
21 | Y en su nombre esperarán los gentiles. | ||
22 | Entonces fue traído a Él un endemoniado, ciego y mudo, y le sanó; de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba. | ||
23 | Y todo el pueblo estaba maravillado y decía: ¿No es Éste el Hijo de David? | ||
24 | Mas los fariseos oyéndolo decían: Éste no echa fuera los demonios sino por Belcebú, príncipe de los demonios. | ||
25 | Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es desolado; y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá. | ||
26 | Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino? | ||
27 | Y si yo por Belcebú echo fuera los demonios, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces. | ||
28 | Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, entonces el reino de Dios ha llegado a vosotros. | ||
29 | De otra manera, ¿cómo puede uno entrar a la casa del hombre fuerte y saquear sus bienes, si primero no ata al hombre fuerte? Y entonces podrá saquear su casa. | ||
30 | El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama. | ||
31 | Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu Santo no les será perdonada a los hombres. | ||
32 | Y a cualquiera que dijere palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero a cualquiera que hablare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este mundo, ni en el venidero. | ||
33 | O haced el árbol bueno y su fruto bueno, o haced el árbol malo y su fruto malo, porque el árbol por su fruto es conocido. | ||
34 | ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. | ||
35 | El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. | ||
36 | Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que el hombre hablare, de ella dará cuenta en el día del juicio. | ||
37 | Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado. | ||
38 | Entonces respondieron unos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro querríamos ver de ti señal. | ||
39 | Mas Él respondió y les dijo: La generación perversa y adúltera demanda señal; mas señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. | ||
40 | Porque como estuvo Jonás en el vientre de la ballena tres días y tres noches; así estará el Hijo del Hombre tres días y tres noches en el corazón de la tierra. | ||
41 | Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás; y he aquí, uno mayor que Jonás en este lugar. | ||
42 | La reina del Sur se levantará en el juicio con esta generación, y la condenará; porque vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón; y he aquí, uno mayor que Salomón en este lugar. | ||
43 | Cuando el espíritu inmundo ha salido del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla. | ||
44 | Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada. | ||
45 | Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. | ||
46 | Y cuando Él aún hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos estaban afuera, y querían hablar con Él. | ||
47 | Y le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están afuera, y quieren hablar contigo. | ||
48 | Y respondiendo Él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos? | ||
49 | Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. | ||
50 | Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ése es mi hermano, y hermana, y madre. |
Mateo 13 | |||
1 | Y aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al mar. | ||
2 | Y grandes multitudes se juntaron a Él, y entrando Él en una barca, se sentó, y toda la multitud estaba a la ribera. | ||
3 | Y les habló muchas cosas en parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar. | ||
4 | Y cuando sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. | ||
5 | Y parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó luego, porque no tenía profundidad de tierra; | ||
6 | mas salido el sol; se quemó, y porque no tenía raíz, se secó. | ||
7 | Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. | ||
8 | Mas parte cayó en buena tierra y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. | ||
9 | El que tiene oídos para oír, oiga. | ||
10 | Entonces vinieron los discípulos, y le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas? | ||
11 | Él respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado el saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado. | ||
12 | Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; mas al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado | ||
13 | Por eso les hablo por parábolas; porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden. | ||
14 | Y en ellos se cumple la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, mas no percibiréis. | ||
15 | Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos; para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y con el corazón entiendan, y se conviertan, y yo los sane. | ||
16 | Mas bienaventurados vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos porque oyen. | ||
17 | Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron. | ||
18 | Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador. | ||
19 | Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Éste es el que fue sembrado junto al camino. | ||
20 | Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al instante la recibe con gozo, | ||
21 | pero no tiene raíz en sí, sino que es temporal; pues cuando viene la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego se ofende. | ||
22 | Y el que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra; pero el afán de este mundo, y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa. | ||
23 | Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye la palabra y la entiende, y lleva fruto; y lleva uno a ciento, y otro a sesenta, y otro a treinta por uno. | ||
24 | Les relató otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante al hombre que sembró buena semilla en su campo; | ||
25 | pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. | ||
26 | Y cuando la hierba salió y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. | ||
27 | Y vinieron los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? | ||
28 | Y él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? | ||
29 | Mas él dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. | ||
30 | Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y en el tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; mas recoged el trigo en mi alfolí. | ||
31 | Otra parábola les relató, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; | ||
32 | el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; mas cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, tal, que vienen las aves del cielo y anidan en sus ramas. | ||
33 | Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado. | ||
34 | Todas estas cosas habló Jesús por parábolas a la multitud, y sin parábolas no les hablaba; | ||
35 | para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta que dijo: En parábolas abriré mi boca; Enunciaré cosas que han estado escondidas desde la fundación del mundo. | ||
36 | Entonces Jesús despidió a la multitud, y se fue a casa, y sus discípulos vinieron a Él, y le dijeron: Decláranos la parábola de la cizaña del campo. | ||
37 | Respondiendo Él les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; | ||
38 | El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino; y la cizaña son los hijos del malo. | ||
39 | El enemigo que la sembró, es el diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. | ||
40 | Así como la cizaña es recogida y quemada en el fuego; así será en el fin de este mundo. | ||
41 | El Hijo del Hombre enviará a sus ángeles, y recogerán de su reino a todo lo que hace tropezar, y a los que hacen iniquidad; | ||
42 | Y los lanzarán al horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. | ||
43 | Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga. | ||
44 | Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo; el cual hallándolo un hombre, lo esconde, y gozoso por ello, va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo. | ||
45 | También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas; | ||
46 | el cual, hallando una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró. | ||
47 | Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que fue echada en el mar, y atrapó de toda clase; | ||
48 | la cual llenándose, la sacaron a la orilla, y sentados, recogieron lo bueno en cestas, y lo malo echaron fuera. | ||
49 | Así será en el fin del mundo; los ángeles vendrán, y apartarán a los malos de entre los justos, | ||
50 | y los lanzarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. | ||
51 | Jesús les dijo: ¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos respondieron: Sí, Señor. | ||
52 | Entonces Él les dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas. | ||
53 | Y aconteció que acabando Jesús estas parábolas, se fue de allí. | ||
54 | Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que ellos estaban atónitos, y decían: ¿De dónde tiene Éste esta sabiduría y estos milagros? | ||
55 | ¿No es Éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Jacobo, José, Simón y Judas? | ||
56 | ¿Y no están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene Éste todas estas cosas? | ||
57 | Y se escandalizaban en Él. Mas Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa. | ||
58 | Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos. |
Mateo 14 | |||
1 | En aquel tiempo Herodes el tetrarca oyó de la fama de Jesús. | ||
2 | Y dijo a sus siervos: Éste es Juan el Bautista; él ha resucitado de los muertos, y por eso maravillas se manifiestan en él. | ||
3 | Porque Herodes había prendido a Juan, y le había aprisionado y puesto en la cárcel, por causa de Herodías, esposa de Felipe su hermano, | ||
4 | porque Juan le decía: No te es lícito tenerla. | ||
5 | Y quería matarle, pero temía al pueblo, porque le tenían como a profeta. | ||
6 | Mas celebrándose el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de ellos, y agradó a Herodes; | ||
7 | por lo cual él prometió con juramento darle cualquier cosa que ella pidiese. | ||
8 | Y ella, siendo instruida primero por su madre, dijo: Dame aquí en un plato la cabeza de Juan el Bautista. | ||
9 | Entonces el rey se entristeció, mas por causa del juramento, y de los que estaban sentados con él a la mesa, mandó que se la diesen, | ||
10 | y envió decapitar a Juan en la cárcel. | ||
11 | Y fue traída su cabeza en un plato y fue dada a la damisela, y ésta la presentó a su madre. | ||
12 | Entonces vinieron sus discípulos, y tomaron el cuerpo y lo enterraron, y fueron y dieron las nuevas a Jesús. | ||
13 | Y oyéndolo Jesús, se apartó de allí en una barca a un lugar desierto, apartado; y cuando el pueblo lo oyó, le siguió a pie de las ciudades. | ||
14 | Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos. | ||
15 | Y cuando fue la tarde, sus discípulos vinieron a Él, diciendo: Éste es un lugar desierto, y la hora es ya pasada; despide a la multitud para que vayan a las aldeas y compren para sí de comer. | ||
16 | Mas Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer. | ||
17 | Y ellos le dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces. | ||
18 | Y Él les dijo: Traédmelos acá. | ||
19 | Entonces mandó a la multitud recostarse sobre la hierba, y tomó los cinco panes y los dos peces, y mirando hacia el cielo, bendijo; y partió y dio los panes a sus discípulos, y los discípulos a la multitud. | ||
20 | Y comieron todos, y se saciaron; y de los pedazos que sobraron, alzaron doce canastos llenos. | ||
21 | Y los que comieron eran como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. | ||
22 | Y luego Jesús hizo a sus discípulos entrar en una barca e ir delante de Él al otro lado, mientras Él despedía a las multitudes. | ||
23 | Y despedidas las multitudes, subió al monte a orar aparte. Y cuando llegó la noche, estaba allí solo. | ||
24 | Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas, porque el viento era contrario. | ||
25 | Y a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. | ||
26 | Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. | ||
27 | Mas luego Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! | ||
28 | Entonces le respondió Pedro, diciendo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. | ||
29 | Y Él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. | ||
30 | Pero viendo el viento fuerte, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! | ||
31 | Y al instante Jesús, extendiendo su mano, trabó de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? | ||
32 | Y cuando ellos entraron en la barca, se calmó el viento. | ||
33 | Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios. | ||
34 | Y cruzando al otro lado, vinieron a la tierra de Genezaret. | ||
35 | Y cuando le reconocieron los hombres de aquel lugar, enviaron por toda aquella tierra alrededor, y trajeron a Él todos los enfermos, | ||
36 | y le rogaban que les dejase tocar tan sólo el borde de su manto; y todos los que le tocaban, quedaban sanos. |