Job 15-21


 
Job 15
 
  1   Entonces respondió Elifaz temanita, y dijo:
  2   ¿Proferirá el sabio vana sabiduría, y llenará su vientre de viento solano?
  3   ¿Disputará con palabras inútiles, y con razones sin provecho?
  4   Tú también disipas el temor, y menosprecias la oración delante de Dios.
  5   Porque tu boca declaró tu iniquidad, pues has escogido el hablar de los astutos.
  6   Tu boca te condenará, y no yo; y tus labios testificarán contra ti.
  7   ¿Naciste tú primero que Adán? ¿O fuiste formado antes que los collados?
  8   ¿Oíste tú el secreto de Dios, que detienes en ti solo la sabiduría?
  9   ¿Qué sabes tú que no sepamos? ¿Qué entiendes que no se halle en nosotros?
  10   Entre nosotros también hay cabezas canas y hombres viejos, Mucho más ancianos que tu padre.
  11   ¿En tan poco tienes las consolaciones de Dios? ¿Tienes acaso alguna cosa oculta cerca de ti?
  12   ¿Por qué te aleja tu corazón, y por qué guiñan tus ojos,
  13   para que vuelvas tu espíritu contra Dios, y saques tales palabras de tu boca?
  14   ¿Qué es el hombre para que sea limpio, y el nacido de mujer, para que sea justo?
  15   He aquí que en sus santos no confía, y ni aun los cielos son limpios delante de sus ojos:
  16   ¿Cuánto menos el hombre abominable y vil, que bebe la iniquidad como agua?
  17   Escúchame; yo te mostraré, y te contaré lo que he visto;
  18   Lo que los sabios nos contaron de sus padres, y no lo encubrieron;
  19   A los cuales solamente fue dada la tierra, y no pasó extraño por medio de ellos;
  20   Todos sus días, el impío es atormentado de dolor, y el número de años es escondido al violento.
  21   Estruendos espantosos hay en sus oídos; en la prosperidad el destructor vendrá sobre él.
  22   Él no creerá que ha de volver de las tinieblas, y descubierto está para la espada.
  23   Vaga alrededor tras del pan, diciendo: ¿Dónde está? Sabe que le está preparado día de tinieblas, a la mano.
  24   Tribulación y angustia le aterrarán, y se esforzarán contra él como un rey dispuesto para la batalla.
  25   Por cuanto él extendió su mano contra Dios, y se ensoberbeció contra el Todopoderoso,
  26   Él le acometerá en la cerviz, en lo grueso de las hombreras de sus escudos:
  27   Porque cubrió su rostro con su gordura, e hizo pliegues sobre sus ijares;
  28   Y habitó las ciudades asoladas, las casas inhabitadas, que estaban puestas en ruinas.
  29   No se enriquecerá, ni sus bienes perdurarán, ni extenderá por la tierra su hermosura.
  30   No escapará de las tinieblas; la llama secará sus ramas, y con el aliento de su boca perecerá.
  31   No confíe el iluso en la vanidad; porque ella será su recompensa.
  32   Él será cortado antes de su tiempo, y sus renuevos no reverdecerán.
  33   Él perderá su agraz como la vid, y derramará su flor como el olivo.
  34   Porque la congregación de los hipócritas será asolada, y fuego consumirá las tiendas de soborno.
  35   Conciben maldad, y dan a luz iniquidad; y sus entrañas traman engaño.

 
Job 16
 
  1   Entonces respondió Job, y dijo:
  2   Muchas veces he oído cosas como éstas: Consoladores molestos sois todos vosotros.
  3   ¿Tendrán fin las palabras vanas? O ¿qué te anima a responder?
  4   También yo hablaría como vosotros. Si vuestra alma estuviera en lugar de la mía, yo podría hilvanar palabras contra vosotros, y sobre vosotros movería mi cabeza.
  5   Mas yo os alentaría con mis palabras, y la consolación de mis labios apaciguaría el dolor vuestro.
  6   Si hablo, mi dolor no cesa; y si dejo de hablar, no se aparta de mí.
  7   Pero ahora me ha fatigado: Has tú asolado toda mi compañía.
  8   Tú me has llenado de arrugas; testigo es mi flacura, que se levanta contra mí para testificar en mi rostro.
  9   Su furor me despedazó, y me ha sido contrario: Crujió sus dientes contra mí; contra mí aguzó sus ojos mi enemigo.
  10   Abrieron contra mí su boca; hirieron mis mejillas con afrenta; contra mí se juntaron todos.
  11   Me ha entregado Dios al mentiroso, y en las manos de los impíos me hizo estremecer.
  12   Próspero estaba, y me desmenuzó; y me arrebató por la cerviz y me despedazó, y me puso por blanco suyo.
  13   Me rodearon sus arqueros, partió mis riñones, y no perdonó: Mi hiel derramó por tierra.
  14   Me quebrantó de quebranto sobre quebranto; corrió contra mí como un gigante.
  15   Yo cosí cilicio sobre mi piel, y hundí mi cabeza en el polvo.
  16   Mi rostro está hinchado con el lloro, y mis párpados entenebrecidos:
  17   A pesar de no haber iniquidad en mis manos, y de haber sido mi oración pura.
  18   ¡Oh tierra! no cubras mi sangre, y no haya lugar a mi clamor.
  19   Mas he aquí que en los cielos está mi testigo, y mi testimonio en las alturas.
  20   Mis amigos me escarnecen; mis ojos derramarán lágrimas ante Dios.
  21   ¡Oh que alguien intercediera por el hombre ante Dios, como el hombre intercede por su prójimo!
  22   Mas los años contados vendrán, y yo iré por el camino de donde no volveré.

 
Job 17
 
  1   Mi aliento está corrompido, mis días se extinguen, y me está preparado el sepulcro.
  2   No hay conmigo sino escarnecedores, en cuya amargura se detienen mis ojos.
  3   Determina ahora, dame fianza para contigo: ¿Quién es aquél que querría ser mi fiador?
  4   Porque has escondido de su corazón la inteligencia; por tanto, no los exaltarás.
  5   El que habla lisonjas a sus amigos, aun los ojos de sus hijos desfallecerán.
  6   Él me ha puesto por refrán de pueblos, y delante de ellos he sido como tamboril.
  7   Y mis ojos se oscurecieron por causa del dolor, y mis pensamientos todos son como sombra.
  8   Los rectos se maravillarán de esto, y el inocente se levantará contra el hipócrita.
  9   No obstante, proseguirá el justo su camino, y el limpio de manos aumentará la fuerza.
  10   Mas volved todos vosotros, y venid ahora, pues no hallo sabio entre vosotros.
  11   Pasaron mis días, fueron deshechos mis planes, los designios de mi corazón.
  12   Pusieron la noche por día, y la luz se acorta delante de las tinieblas.
  13   Si yo espero, el sepulcro es mi casa: Haré mi cama en las tinieblas.
  14   A la corrupción he dicho: Mi padre eres tú; a los gusanos: Mi madre y mi hermana.
  15   ¿Dónde está ahora mi esperanza? Y mi esperanza ¿quién la verá?
  16   A la profundidad de la fosa descenderán, y juntamente descansarán en el polvo.

 
Job 18
 
  1   Entonces respondió Bildad suhita, y dijo:
  2   ¿Cuándo pondréis fin a las palabras? Entended, y después hablemos.
  3   ¿Por qué somos tenidos por bestias, y a vuestros ojos somos viles?
  4   Oh tú, que te despedazas con tu furor, ¿Será abandonada la tierra por tu causa, y serán traspasadas de su lugar las peñas?
  5   Ciertamente la luz de los impíos será apagada, y no resplandecerá la centella de su fuego.
  6   La luz se oscurecerá en su tienda, y se apagará sobre él su lámpara.
  7   Los pasos de su vigor serán acortados, y lo precipitará su propio consejo.
  8   Porque red será echada a sus pies, y sobre mallas andará.
  9   Lazo prenderá su calcañar; se afirmará la trampa contra él.
  10   Su cuerda está escondida en la tierra, y hay una trampa para él en la senda.
  11   De todas partes lo asombrarán temores, y le harán huir desconcertado.
  12   Su fuerza será azotada por el hambre, y a su lado estará aparejado quebrantamiento.
  13   El primogénito de la muerte devorará la fuerza de su piel, y devorará sus miembros.
  14   Su confianza será arrancada de su tienda, y le conducirá esto, al rey de los espantos.
  15   En su tienda morará como si no fuese suya; piedra azufre será esparcida sobre su morada.
  16   Abajo se secarán sus raíces, y arriba serán cortadas sus ramas.
  17   Su memoria perecerá de la tierra, y no tendrá nombre por las calles.
  18   De la luz será lanzado a las tinieblas, y echado fuera del mundo.
  19   No tendrá hijo ni nieto en su pueblo, ni quien le suceda en sus moradas.
  20   Los que vengan a él, ese día se espantarán, como fueron espantados los que vinieron antes.
  21   Ciertamente tales son las moradas del impío, Y éste será el lugar del que no conoció a Dios.

 
Job 19
 
  1   Entonces respondió Job, y dijo:
  2   ¿Hasta cuándo angustiaréis mi alma, y me moleréis con palabras?
  3   Ya me habéis vituperado diez veces: ¿No os avergonzáis de injuriarme?
  4   Y si en verdad he errado, conmigo se quedará mi error.
  5   Mas si vosotros os engrandecéis contra mí, y contra mí invocáis mi oprobio,
  6   sabed ahora que Dios me ha derribado, y me ha envuelto en su red.
  7   He aquí yo clamo agravio, y no soy oído; doy voces, y no hay juicio.
  8   Cercó de vallado mi camino, y no pasaré; y sobre mis veredas puso tinieblas.
  9   Me ha despojado de mi gloria, y ha quitado la corona de mi cabeza.
  10   Me arruinó por todos lados, y perezco; y ha hecho pasar mi esperanza como árbol arrancado.
  11   También encendió contra mí su furor, y me contó para sí entre sus enemigos.
  12   Vinieron sus ejércitos a una, y atrincheraron contra mí su camino, y acamparon en derredor de mi tienda.
  13   Hizo alejar de mí a mis hermanos, y del todo se extrañaron de mí mis conocidos.
  14   Mis parientes se detuvieron, y mis conocidos se olvidaron de mí.
  15   Los moradores de mi casa y mis criadas me tuvieron por extraño; forastero fui yo a sus ojos.
  16   Llamé a mi siervo, y no respondió; de mi propia boca le suplicaba.
  17   Mi aliento vino a ser extraño a mi esposa, aunque por los hijos de mis entrañas le rogaba.
  18   Aun los muchachos me menospreciaron; al levantarme, hablaban contra mí.
  19   Todos mis amigos íntimos me aborrecieron; y los que yo amaba, se volvieron contra mí.
  20   Mi piel y mi carne se pegaron a mis huesos; y he escapado con sólo la piel de mis dientes.
  21   Oh, vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí, porque la mano de Dios me ha tocado.
  22   ¿Por qué me perseguís como Dios, y no os hartáis de mi carne?
  23   ¡Quién diese ahora que mis palabras fuesen escritas! ¡Quién diese que se escribiesen en un libro!
  24   ¡Que con cincel de hierro y con plomo fuesen en piedra esculpidas para siempre!
  25   Yo sé que mi Redentor vive, y en el día final se levantará sobre la tierra;
  26   y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios;
  27   Al cual he de ver por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mis entrañas se consuman dentro de mí.
  28   Mas debierais decir: ¿Por qué lo perseguimos? Ya que la raíz del asunto se halla en mí.
  29   Temed vosotros delante de la espada; porque la ira trae el castigo de la espada, para que sepáis que hay un juicio.

 
Job 20
 
  1   Respondió entonces Zofar el naamatita, y dijo:
  2   Por cierto mis pensamientos me hacen responder, y por tanto me apresuro.
  3   La reprensión de mi censura he oído, y me hace responder el espíritu de mi inteligencia.
  4   ¿No sabes esto, que desde la antigüedad, desde el tiempo que fue puesto el hombre sobre la tierra;
  5   que la alegría de los impíos es breve, y el gozo del hipócrita sólo por un momento?
  6   Aunque subiere su altivez hasta el cielo, y su cabeza tocare en las nubes,
  7   como su estiércol perecerá para siempre; los que le hubieren visto, dirán: ¿Qué es de él?
  8   Como sueño volará, y no será hallado; y se disipará como visión nocturna.
  9   El ojo que le vio, nunca más le verá; ni su lugar le contemplará ya más.
  10   Sus hijos buscarán el favor de los pobres; y sus manos devolverán lo que él robó.
  11   Sus huesos están llenos del pecado de su juventud, yacerán con él en el polvo.
  12   Si el mal se endulzó en su boca, si lo ocultaba debajo de su lengua;
  13   si le parecía bien, y no lo dejaba, mas antes lo detenía en su paladar;
  14   su comida se mudará en sus entrañas, hiel de áspides será dentro de él.
  15   Devoró riquezas, mas las vomitará; de su vientre las sacará Dios.
  16   Veneno de áspides chupará; lo matará lengua de víbora.
  17   No verá los arroyos, los ríos, los torrentes de miel y de leche.
  18   Restituirá el trabajo conforme a los bienes que tomó; según su sustancia será la restitución, y no se gozará en ello.
  19   Por cuanto quebrantó y desamparó a los pobres, y robó casas que él no edificó.
  20   Por tanto, no sentirá él sosiego en su vientre, ni salvará nada de lo que codiciaba.
  21   No quedó nada que no comiese; por tanto, su bien no será duradero.
  22   En la plenitud de su prosperidad, tendrá estrechez; la mano de todos los malvados vendrá sobre él.
  23   Cuando se pusiere a llenar su vientre, Dios enviará sobre él el furor de su ira, y la hará llover sobre él y sobre su comida.
  24   Huirá de las armas de hierro, pero el arco de bronce le atravesará.
  25   Saldrá la saeta por su espalda, relumbrante saldrá por su hiel; sobre él vendrán terrores.
  26   Todas las tinieblas estarán guardadas en sus lugares secretos; fuego no atizado lo devorará, y consumirá al que quede en su tienda.
  27   Los cielos descubrirán su iniquidad, y la tierra se levantará contra él.
  28   Los frutos de su casa serán trasportados; serán esparcidos en el día de su furor.
  29   Ésta es la porción de Dios para el hombre impío, y la herencia que Dios le ha señalado.

 
Job 21
 
  1   Y respondió Job, y dijo:
  2   Oíd atentamente mi palabra, y sea esto vuestra consolación.
  3   Soportadme, y yo hablaré; y después que hubiere hablado, escarneced.
  4   ¿Acaso me quejo yo ante algún hombre? ¿Y por qué no se ha de angustiar mi espíritu?
  5   Miradme, y espantaos, y poned la mano sobre la boca.
  6   Aun cuando me acuerdo, me asombro, y el estremecimiento se apodera de mi carne.
  7   ¿Por qué viven los impíos, y se envejecen, y aun crecen en riquezas?
  8   Su simiente es establecida delante de ellos; y sus renuevos delante de sus ojos.
  9   Sus casas están libres de temor, y no hay azote de Dios sobre ellos.
  10   Sus toros engendran, y no fallan; paren sus vacas, y no malogran su cría.
  11   Sus pequeños salen como manada, y sus hijos van danzando.
  12   Toman el pandero y el arpa, y se regocijan al son de la flauta.
  13   Pasan sus días en prosperidad, y en un momento descienden a la sepultura.
  14   Dicen, pues, a Dios: Apártate de nosotros, pues no queremos el conocimiento de tus caminos.
  15   ¿Quién es el Todopoderoso, para que le sirvamos? ¿Y de qué nos aprovechará que oremos a Él?
  16   He aquí que su bien no está en manos de ellos: El consejo de los impíos lejos esté de mí.
  17   ¡Oh cuántas veces la lámpara de los impíos es apagada, y viene sobre ellos su quebranto, y Dios en su ira les reparte dolores!
  18   Serán como la paja delante del viento, y como el tamo que arrebata el torbellino.
  19   Dios guardará la iniquidad para los hijos de ellos: Él le dará su pago, para que conozca.
  20   Verán sus ojos su quebranto, y beberá de la ira del Todopoderoso.
  21   Porque ¿qué deleite tendrá él de su casa después de sí, siendo cortado el número de sus meses?
  22   ¿Enseñará alguien a Dios sabiduría, juzgando Él a los que están encumbrados?
  23   Éste morirá en el vigor de su hermosura, todo quieto y pacífico.
  24   Sus colodras están llenas de leche, y sus huesos serán regados de tuétano.
  25   Y este otro morirá en amargura de ánimo, y sin haber comido jamás con gusto.
  26   Igualmente yacerán ellos en el polvo, y gusanos los cubrirán.
  27   He aquí, yo conozco vuestros pensamientos, y las imaginaciones que contra mí forjáis.
  28   Porque decís: ¿Qué es de la casa del príncipe, y qué de la tienda de las moradas de los impíos?
  29   ¿No habéis preguntado a los que pasan por los caminos, y no habéis conocido sus señalamientos,
  30   que el malo es reservado para el día de la destrucción? Presentados serán en el día de la ira.
  31   ¿Quién le denunciará en su cara su camino? Y de lo que él hizo, ¿quién le dará el pago?
  32   Porque será llevado al sepulcro, y en su tumba permanecerá.
  33   Los terrones del valle le serán dulces; y tras de él será llevado todo hombre, y antes de él han ido innumerables.
  34   ¿Cómo, pues, me consoláis en vano, viniendo a parar vuestras respuestas en falacia?

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