Jeremias 1-10


 
Jeremías 1
 
  1   Las palabras de Jeremías hijo de Hilcías, de los sacerdotes que habitaban en Anatot, en tierra de Benjamín.
  2   La palabra de Jehová que vino a él en los días de Josías hijo de Amón, rey de Judá, en el año decimotercero de su reinado.
  3   Fue asimismo en días de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, hasta el fin del año undécimo de Sedequías hijo de Josías, rey de Judá, hasta la cautividad de Jerusalén en el mes quinto.
  4   Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo:
  5   Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que salieses de la matriz te santifiqué, y te di por profeta a las naciones.
  6   Y yo dije: ¡Ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño.
  7   Y me dijo Jehová: No digas, soy niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande.
  8   No temas delante de ellos, porque yo estoy contigo para librarte, dice Jehová.
  9   Y extendió Jehová su mano, y tocó mi boca; y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca.
  10   Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar.
  11   Y la palabra de Jehová vino a mí, diciendo: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Yo veo una vara de almendro.
  12   Y me dijo Jehová: Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para ponerla por obra.
  13   Y vino a mí palabra de Jehová por segunda vez, diciendo: ¿Qué ves tú? Y dije: Yo veo una olla que hierve; y su faz está hacia el norte.
  14   Y me dijo Jehová: Del norte se desatará el mal sobre todos los moradores de la tierra.
  15   Porque he aquí que yo convoco a todas las familias de los reinos del norte, dice Jehová; y vendrán, y pondrá cada uno su trono a la entrada de las puertas de Jerusalén, y junto a todos sus muros en derredor, y en todas las ciudades de Judá.
  16   Y a causa de toda su maldad, pronunciaré mis juicios contra ellos, quienes me dejaron, y quemaron incienso a dioses extraños, y adoraron la obra de sus propias manos.
  17   Tú pues, ciñe tus lomos, y levántate, y háblales todo lo que yo te mande. No temas ante su presencia, para que yo no te quebrante delante de ellos.
  18   Porque he aquí que yo te he puesto en este día como ciudad fortificada, y como columna de hierro, y como muro de bronce contra toda la tierra, contra los reyes de Judá, contra sus príncipes, contra sus sacerdotes, y contra el pueblo de la tierra.
  19   Y pelearán contra ti, mas no te vencerán; porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte.

 
Jeremías 2
 
  1   Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
  2   Anda, y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: Así dice Jehová: Me he acordado de ti, de la lealtad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no sembrada.
  3   Santidad era Israel a Jehová, primicias de sus nuevos frutos. Todos los que le devoran injuriarán; mal vendrá sobre ellos, dice Jehová.
  4   Oíd la palabra de Jehová, casa de Jacob, y todas las familias de la casa de Israel.
  5   Así dice Jehová: ¿Qué maldad hallaron en mí vuestros padres, que se alejaron de mí, y se fueron tras la vanidad, y se tornaron vanos?
  6   Y no dijeron: ¿Dónde está Jehová, que nos hizo subir de la tierra de Egipto, que nos hizo andar por el desierto, por una tierra desierta y barrancosa, por tierra seca y de sombra de muerte, por una tierra por la cual no pasó varón, ni allí habitó hombre?
  7   Y os metí en tierra de abundancia, para que comieseis su fruto y su bien: mas entrasteis, y contaminasteis mi tierra, e hicisteis abominable mi heredad.
  8   Los sacerdotes no dijeron: ¿Dónde está Jehová? Y los que tenían la ley no me conocieron; y los pastores se rebelaron contra mí, y los profetas profetizaron por Baal, y anduvieron tras lo que no aprovecha.
  9   Por tanto entraré aún en juicio con vosotros, dice Jehová, y con los hijos de vuestros hijos pleitearé.
  10   Porque pasad a las islas de Quitim y mirad; y enviad a Cedar, y considerad cuidadosamente, y ved si ha habido cosa semejante:
  11   ¿Acaso alguna nación ha cambiado sus dioses, aunque ellos no son dioses? Pero mi pueblo ha cambiado su gloria por lo que no aprovecha.
  12   Espantaos, cielos, sobre esto, y horrorizaos; desolaos en gran manera, dice Jehová.
  13   Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, por cavar para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen el agua.
  14   ¿Es Israel siervo? ¿Es esclavo? ¿Por qué ha sido despojado?
  15   Los cachorros de los leones rugieron sobre él, alzaron su voz; y asolaron su tierra; quemadas están sus ciudades, sin morador.
  16   Aun los hijos de Nof y de Tafnes te quebrantaron la coronilla.
  17   ¿No te acarreaste esto tú mismo, al haber dejado a Jehová tu Dios, cuando Él te guiaba por camino?
  18   Ahora pues, ¿qué tienes tú en el camino de Egipto, para que bebas agua del Nilo? ¿Y qué tienes tú en el camino de Asiria, para que bebas agua del río?
  19   Tu maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán; sabe, pues, y ve cuán malo y amargo es el haber dejado tú a Jehová tu Dios, y faltar mi temor en ti, dice el Señor, Jehová de los ejércitos.
  20   Porque desde hace mucho quebré tu yugo, y rompí tus ataduras; y dijiste: No serviré. Con todo eso, sobre todo collado alto y debajo de todo árbol frondoso corrías tú, oh ramera.
  21   Y yo te planté como vid escogida, simiente verdadera toda ella: ¿cómo pues te me has tornado sarmiento de vid extraña?
  22   Aunque te laves con lejía, y amontones jabón sobre ti, tu pecado está sellado delante de mí, dice el Señor Jehová.
  23   ¿Como dices: No soy inmunda, nunca anduve tras los Baales? Mira tu proceder en el valle, reconoce lo que has hecho, dromedaria ligera que entrevera sus caminos;
  24   asna montés acostumbrada al desierto, que en el ardor de su deseo olfatea el viento; en su celo, ¿quién la detendrá? Todos los que la buscaren no se cansarán; la hallarán en su mes.
  25   Guarda tus pies de andar descalzos, y tu garganta de la sed. Mas dijiste: No hay esperanza, no; porque amo a los extraños y tras ellos he de ir.
  26   Como se avergüenza el ladrón cuando es tomado, así se avergonzará la casa de Israel, ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas;
  27   que dicen al leño: Mi padre eres tú; y a la piedra: Tú me has engendrado; pues me volvieron la cerviz, y no el rostro; pero en el tiempo de su tribulación dicen: Levántate, y líbranos.
  28   ¿Y dónde están tus dioses que hiciste para ti? Levántense, a ver si te pueden librar en el tiempo de tu aflicción; porque según el número de tus ciudades, oh Judá, fueron tus dioses.
  29   ¿Por qué contendéis conmigo? Todos vosotros prevaricasteis contra mí, dice Jehová.
  30   Por demás he azotado vuestros hijos; no han recibido corrección. Vuestra espada devoró a vuestros profetas como león destrozador.
  31   ¡Oh generación! atended vosotros la palabra de Jehová. ¿He sido yo a Israel soledad, o tierra de tinieblas? ¿Por qué ha dicho mi pueblo: Somos señores; nunca más vendremos a ti?
  32   ¿Se olvidará la virgen de su adornos, o la desposada de sus atavíos? pero mi pueblo se ha olvidado de mí por innumerables días.
  33   ¿Por qué realzas tu camino para hallar amor? Pues aun a las malvadas enseñaste tus caminos.
  34   También en tus faldas se halló la sangre de las almas de los pobres, de los inocentes; no la hallé en indagación secreta, sino en todas estas cosas.
  35   Y dices: Porque soy inocente, de cierto su ira se desviará de mí. He aquí yo entraré en juicio contigo, porque dijiste: No he pecado.
  36   ¿Para qué discurres tanto, mudando tus caminos? También serás avergonzada de Egipto, como fuiste avergonzada de Asiria.
  37   También saldrás de él con tus manos sobre tu cabeza: porque Jehová desechó a aquellos en quienes confías, y no prosperarás por ellos.

 
Jeremías 3
 
  1   Dicen: Si alguno dejare su esposa, y yéndose ésta de él se juntare a otro hombre, ¿volverá a ella más? ¿No será tal tierra del todo amancillada? Tú, pues, te has prostituido con muchos amantes; mas vuélvete a mí, dice Jehová.
  2   Alza tus ojos a los lugares altos, y ve en qué lugar no se han acostado contigo: para ellos te sentabas en los caminos, como árabe en el desierto; y has contaminado la tierra con tu prostitución y tu maldad.
  3   Por esta causa las aguas han sido detenidas, y faltó la lluvia tardía; y has tenido frente de ramera, y ni quisiste tener vergüenza.
  4   A lo menos desde ahora, ¿no clamarás a mí: Padre mío, guiador de mi juventud?
  5   ¿Guardará su enojo para siempre? ¿Eternamente lo guardará? He aquí que has hablado y hecho cuantas maldades pudiste.
  6   Y me dijo Jehová en días del rey Josías: ¿Has visto lo que ha hecho la infiel Israel? Ella se va sobre todo monte alto y debajo de todo árbol frondoso, y allí se prostituye.
  7   Y le dije después que hizo todo esto: Vuélvete a mí; pero no se volvió. Y lo vio su hermana la rebelde Judá.
  8   Y yo vi cuando por causa de todo esto, cometió adulterio la infiel Israel, yo la había despedido dándole carta de repudio; y aún así no tuvo temor la rebelde Judá su hermana, sino que también ella fue y se prostituyó.
  9   Y sucedió que por la liviandad con que se prostituyó la tierra, fue contaminada, y adulteró con la piedra y con el leño.
  10   Y con todo esto, su hermana la rebelde Judá no se volvió a mí de todo su corazón, sino fingidamente, dice Jehová.
  11   Y me dijo Jehová: Se ha justificado más la rebelde Israel en comparación con la desleal Judá.
  12   Ve, y proclama estas palabras hacia el norte, y di: Vuélvete, oh rebelde Israel, dice Jehová, y no haré caer mi ira sobre vosotros; porque misericordioso soy yo, dice Jehová, y no guardaré para siempre el enojo.
  13   Sólo reconoce tu maldad, porque contra Jehová tu Dios has prevaricado, y tus caminos has derramado a los extraños debajo de todo árbol frondoso, y no oíste mi voz, dice Jehová.
  14   Convertíos, hijos rebeldes, dice Jehová, porque yo soy vuestro esposo: y os tomaré uno de una ciudad, y dos de una familia, y os introduciré en Sión;
  15   Y os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con conocimiento e inteligencia.
  16   Y acontecerá, que cuando os multiplicareis y creciereis en la tierra, en aquellos días, dice Jehová, no se dirá más: Arca del pacto de Jehová; ni vendrá al pensamiento, ni se acordarán de ella, ni la visitarán, ni la volverán a hacer.
  17   En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: Trono de Jehová, y todas las naciones se unirán a ella en el nombre de Jehová en Jerusalén; y no andarán más tras la dureza de su malvado corazón.
  18   En aquellos tiempos irán de la casa de Judá a la casa de Israel, y vendrán juntamente de la tierra del norte a la tierra que hice heredar a vuestros padres.
  19   Mas yo dije: ¿Cómo he de ponerte entre los hijos, y darte la tierra deseable, la rica heredad de los ejércitos de las naciones? Y dije: Padre mío me llamarás, y no te apartarás de en pos de mí.
  20   Mas como la esposa infiel quiebra la fe de su compañero, así prevaricasteis contra mí, oh casa de Israel, dice Jehová.
  21   Voz sobre las alturas fue oída, llanto de los ruegos de los hijos de Israel; porque han torcido su camino, de Jehová su Dios se han olvidado.
  22   Convertíos, hijos rebeldes, y sanaré vuestra infidelidad. He aquí nosotros venimos a ti; porque tú eres Jehová nuestro Dios.
  23   Ciertamente en vano es esperar que la salvación venga de los collados, o de la multitud de las montañas; Ciertamente en Jehová nuestro Dios está la salvación de Israel.
  24   Confusión consumió el trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud; sus ovejas, sus vacas, sus hijos y sus hijas.
  25   Yacemos en nuestra confusión, y nuestra afrenta nos cubre: porque pecamos contra Jehová nuestro Dios, nosotros y nuestros padres, desde nuestra juventud y hasta este día; y no hemos obedecido la voz de Jehová nuestro Dios.

 
Jeremías 4
 
  1   Si te has de convertir, oh Israel, dice Jehová, conviértete a mí; y si quitares de delante de mí tus abominaciones, no andarás de acá para allá.
  2   Y jurarás, diciendo: Vive Jehová, en verdad, en juicio y en justicia; y las naciones se bendecirán en Él, y en Él se gloriarán.
  3   Porque así dice Jehová a todo varón de Judá y de Jerusalén: Haced barbecho para vosotros, y no sembréis entre espinos.
  4   Circuncidaos para Jehová, y quitad los prepucios de vuestro corazón, varones de Judá y moradores de Jerusalén; no sea que mi ira salga como fuego, y se encienda y no haya quien la apague, por la maldad de vuestras obras.
  5   Anunciad en Judá, y publicad en Jerusalén, y decid: Sonad trompeta en la tierra. Pregonad, juntaos, y decid: Reuníos, y entrémonos en las ciudades fuertes.
  6   Alzad bandera en Sión, juntaos, no os detengáis; porque yo hago venir mal del norte, y destrucción grande.
  7   El león sube de su guarida, y el destructor de los gentiles viene en camino; ha salido de su lugar para tornar tu tierra en desolación; tus ciudades quedarán en ruinas, y sin morador.
  8   Por esto vestíos de cilicio, endechad y aullad; porque la ira de Jehová no se ha apartado de nosotros.
  9   Y será en aquel día, dice Jehová, que desfallecerá el corazón del rey, y el corazón de los príncipes, y los sacerdotes estarán atónitos, y se maravillarán los profetas.
  10   Y dije: ¡Ay, ay, Jehová Dios! verdaderamente en gran manera has engañado a este pueblo y a Jerusalén, diciendo: Paz tendréis; pues la espada ha venido hasta el alma.
  11   En aquel tiempo se dirá de este pueblo y de Jerusalén: Viento seco de las alturas del desierto vino a la hija de mi pueblo, no para aventar, ni para limpiar.
  12   Viento más vehemente que éste vendrá a mí; y ahora yo pronunciaré juicios contra ellos.
  13   He aquí que subirá como nube, y su carro como torbellino; sus caballos son más ligeros que las águilas. ¡Ay de nosotros, porque hemos sido saqueados!
  14   Lava tu corazón de maldad, oh Jerusalén, para que seas salva. ¿Hasta cuándo permanecerán en medio de ti los pensamientos de iniquidad?
  15   Porque una voz proclama desde Dan, y anuncia calamidad desde el monte de Efraín.
  16   Decid a las naciones; he aquí, haced oír sobre Jerusalén: Guardas vienen de tierra lejana, y darán su voz sobre las ciudades de Judá.
  17   Como guardas de campo, estuvieron contra ella en derredor, porque se rebeló contra mí, dice Jehová.
  18   Tu camino y tus obras te hicieron esto, ésta es tu maldad; por lo cual amargura penetrará hasta tu corazón.
  19   ¡Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las fibras de mi corazón; mi corazón se agita dentro de mí; no callaré; porque voz de trompeta has oído, oh alma mía, pregón de guerra.
  20   Destrucción tras destrucción es anunciada; porque toda la tierra es devastada; de repente son destruidas mis tiendas, en un momento mis cortinas.
  21   ¿Hasta cuándo he de ver bandera y he de oír sonido de trompeta?
  22   Porque mi pueblo es necio; no me han conocido, son hijos ignorantes y sin entendimiento; son sabios para mal hacer, pero hacer el bien no lo saben.
  23   Miré la tierra, y he aquí que estaba desordenada y vacía; y los cielos, y no había en ellos luz.
  24   Miré los montes, y he aquí que temblaban, y todos los collados fueron destruidos.
  25   Miré, y no había hombre alguno, y todas las aves del cielo se habían ido.
  26   Miré, y he aquí la tierra fértil era un desierto, y todas sus ciudades estaban asoladas a la presencia de Jehová, delante del furor de su ira.
  27   Porque así dice Jehová: Toda la tierra será asolada; mas no haré consumación.
  28   Por esto se enlutará la tierra, y los cielos arriba se oscurecerán, porque hablé, lo determiné, y no me arrepentiré, ni me retraeré de ello.
  29   Por el estruendo de la gente de a caballo y de los arqueros huirá toda la ciudad; entrarán en las espesuras de los bosques y subirán a los peñascos; todas las ciudades serán abandonadas, y no quedará en ellas morador alguno.
  30   Y tú, desolada, ¿qué harás? Aunque te vistas de grana, aunque te adornes con atavíos de oro, aunque pintes con antimonio tus ojos, en vano te engalanas; te menospreciaron tus amantes, buscarán tu vida.
  31   Porque oí una voz como de mujer que está de parto, angustia como de primeriza; voz de la hija de Sión que lamenta y extiende sus manos, diciendo: ¡Ay ahora de mí! que mi alma desmaya a causa de los asesinos.

 
Jeremías 5
 
  1   Recorred las calles de Jerusalén, y mirad ahora, y sabed, y buscad en sus plazas si podéis hallar algún hombre, si hay alguno que haga juicio, que busque verdad; y yo la perdonaré.
  2   Y aunque digan: Vive Jehová; ciertamente juran falsamente.
  3   Oh Jehová, ¿no miran tus ojos a la verdad? Los azotaste, y no les dolió; los consumiste, pero no quisieron recibir corrección; endurecieron sus rostros más que la piedra, no quisieron arrepentirse.
  4   Pero yo dije: Ciertamente ellos son pobres, han enloquecido, pues no conocen el camino de Jehová, el juicio de su Dios.
  5   Me iré a los grandes, y les hablaré; porque ellos conocen el camino de Jehová, el juicio de su Dios. Pero ellos también quebraron el yugo y rompieron las coyundas.
  6   Por tanto, el león de la selva los herirá, los destruirá el lobo del desierto, el leopardo acechará sobre sus ciudades; cualquiera que de ellas saliere, será despedazado: porque sus rebeliones se han multiplicado, se han aumentado sus deslealtades.
  7   ¿Cómo te he de perdonar por esto? Tus hijos me dejaron, y juraron por lo que no es Dios. Los sacié, y adulteraron, y en casa de rameras se juntaron en compañías.
  8   Como caballos bien alimentados de mañana, cada cual relinchaba tras la esposa de su prójimo.
  9   ¿No he de castigar por esto? dice Jehová. De una gente como ésta ¿no se ha de vengar mi alma?
  10   Escalad sus muros, y destruid; mas no hagáis consumación: quitad las almenas de sus muros, porque no son de Jehová.
  11   Porque obstinadamente se rebelaron contra mí la casa de Israel y la casa de Judá, dice Jehová.
  12   Negaron a Jehová, y dijeron: Él no es, y no vendrá mal sobre nosotros, ni veremos espada ni hambre;
  13   y los profetas serán como el viento, y no hay en ellos palabra; así se hará a ellos.
  14   Por tanto, así dice Jehová Dios de los ejércitos: Porque hablasteis esta palabra, he aquí yo pongo mis palabras en tu boca por fuego, y a este pueblo por leña, y los consumirá.
  15   He aquí yo traigo sobre vosotros gente de lejos, oh casa de Israel, dice Jehová; gente robusta, gente antigua, gente cuya lengua ignorarás, y no entenderás lo que hablare.
  16   Su aljaba es como sepulcro abierto, todos ellos son valientes.
  17   Y comerán tu mies y tu pan, que habían de comer tus hijos y tus hijas; comerán tus ovejas y tus vacas, comerán tus viñas y tus higueras; y espada destruirán tus ciudades fortificadas en que tú confías.
  18   Mas en aquellos días, dice Jehová, no os destruiré del todo.
  19   Y será que cuando dijereis: ¿Por qué hizo Jehová el Dios nuestro con nosotros todas estas cosas? entonces les dirás: De la manera que me dejasteis a mí, y servisteis a dioses ajenos en vuestra tierra así serviréis a extraños en tierra ajena.
  20   Anunciad esto en la casa de Jacob, y haced que esto se oiga en Judá, diciendo:
  21   Oíd ahora esto, pueblo necio y sin corazón, que tiene ojos y no ve, que tiene oídos y no oye.
  22   ¿A mí no me temeréis? dice Jehová; ¿no os amedrentaréis ante mi presencia, que al mar puse arena por término, por ordenación eterna, la cual no quebrantará? Se levantarán tempestades, mas no prevalecerán; bramarán sus ondas, mas no lo pasarán.
  23   Pero este pueblo tiene corazón falso y rebelde; se volvieron y se fueron.
  24   Y no dijeron en su corazón: Temamos ahora a Jehová Dios nuestro, que da lluvia temprana y tardía en su tiempo; Él nos guarda los tiempos establecidos de la siega.
  25   Vuestras iniquidades han estorbado estas cosas; y vuestros pecados detuvieron de vosotros el bien.
  26   Porque fueron hallados en mi pueblo hombres impíos; acechan como quien pone lazos; ponen trampa para cazar hombres.
  27   Como jaula llena de pájaros, así están sus casas llenas de engaño: así se hicieron grandes y ricos.
  28   Engordaron y se pusieron lustrosos, y sobrepasaron los hechos del malo; no juzgaron la causa, la causa del huérfano; con todo, se hicieron prósperos, y la causa de los pobres no juzgaron.
  29   ¿No he de castigar por esto? dice Jehová; ¿y de tal nación no se vengará mi alma?
  30   Cosa espantosa y fea es hecha en la tierra;
  31   los profetas profetizaron mentira, y los sacerdotes dirigían por su propia mano; y mi pueblo así lo quiso. ¿Qué, pues, haréis al final de esto?

 
Jeremías 6
 
  1   Huid, hijos de Benjamín, de en medio de Jerusalén, y tocad bocina en Tecoa, y alzad por señal humo sobre Bet-haquerem; porque del norte se ve venir el mal, y destrucción grande.
  2   A mujer hermosa y delicada comparé a la hija de Sión.
  3   A ella vendrán pastores y sus rebaños; junto a ella en derredor pondrán sus tiendas; cada uno apacentará en su lugar.
  4   Declarad guerra contra ella: levantaos y asaltémosla al mediodía. ¡Ay de nosotros! que va cayendo ya el día, que las sombras de la tarde se han extendido.
  5   Levantaos, y subamos de noche, y destruyamos sus palacios.
  6   Porque así dice Jehová de los ejércitos: Cortad árboles, y levantad baluarte junto a Jerusalén; ésta es la ciudad que toda ella ha de ser castigada; toda ella está llena de violencia.
  7   Como la fuente nunca cesa de manar sus aguas, así ella nunca cesa de manar su maldad; injusticia y robo se oye en ella; continuamente en mi presencia, enfermedad y herida.
  8   Corrígete, Jerusalén, para que no se aparte mi alma de ti, para que no te convierta en desierto, en tierra inhabitada.
  9   Así dice Jehová de los ejércitos: Del todo rebuscarán como a vid al remanente de Israel; vuelve tu mano como vendimiador a los cestos.
  10   ¿A quién debo de hablar y amonestar, para que oigan? He aquí que sus oídos son incircuncisos, y no pueden escuchar; he aquí que la palabra de Jehová les es cosa vergonzosa, no la aman.
  11   Por tanto, estoy lleno de la ira de Jehová, cansado estoy de contenerme; la derramaré sobre los niños en la calle, y sobre la reunión de los jóvenes juntamente; porque el marido también será preso con la esposa, el viejo con el lleno de días.
  12   Y sus casas serán traspasadas a otros, sus heredades y también sus esposas; porque extenderé mi mano sobre los moradores de la tierra, dice Jehová.
  13   Porque desde el más chico de ellos hasta el más grande de ellos, cada uno sigue la avaricia; y desde el profeta hasta el sacerdote, todos son engañadores.
  14   Y curan el quebrantamiento de la hija de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz.
  15   ¿Se han avergonzado de haber hecho abominación? Ciertamente no se han avergonzado, ni siquiera se han ruborizado; por tanto, caerán entre los que caigan; cuando los castigue, caerán, dice Jehová.
  16   Así dice Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál es el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos.
  17   Puse también atalayas sobre vosotros, que dijesen: Escuchad el sonido de la trompeta. Y dijeron ellos: No escucharemos.
  18   Por tanto oíd, naciones, y entended, oh congregación, lo que hay entre ellos.
  19   Oye, tierra. He aquí yo traigo mal sobre este pueblo, el fruto de sus pensamientos; porque no atendieron a mis palabras, y aborrecieron mi ley.
  20   ¿Para qué viene a mí este incienso de Seba, y la caña olorosa de tierra lejana? Vuestros holocaustos no son aceptables, ni vuestros sacrificios me agradan.
  21   Por tanto, Jehová dice esto: He aquí yo pongo a este pueblo piedras de tropiezo, y caerán en ellas los padres y los hijos juntamente, el vecino y su compañero perecerán.
  22   Así dice Jehová: He aquí que viene pueblo de la tierra del norte, y una nación grande se levantará de los confines de la tierra.
  23   Arco y lanza empuñarán; crueles son, y no tendrán misericordia; sonará la voz de ellos como el mar, y montarán a caballo como hombres dispuestos para la guerra, contra ti, oh hija de Sión.
  24   Su fama hemos oído, y nuestras manos se descoyuntan; la angustia se apodera de nosotros, dolor como de mujer que está de parto.
  25   No salgas al campo, ni andes por el camino; porque espada de enemigo y temor hay por todas partes.
  26   Hija de mi pueblo, cíñete de cilicio, y revuélcate en ceniza; haz luto como por hijo único, llanto de amarguras; porque pronto vendrá sobre nosotros el destructor.
  27   Por fortaleza te he puesto en mi pueblo y por torre; conocerás pues, y examinarás el camino de ellos.
  28   Todos ellos son rebeldes obstinados, andan con calumniadores; son bronce y hierro; todos ellos son corruptores.
  29   Se quemó el fuelle, por el fuego se ha consumido el plomo; por demás fundió el fundidor, pues los malvados no han sido desarraigados.
  30   Plata desechada los llamarán, porque Jehová los desechó.

 
Jeremías 7
 
  1   Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo:
  2   Ponte a la puerta de la casa de Jehová, y predica allí esta palabra, y di: Oíd palabra de Jehová, todo Judá, los que entráis por estas puertas para adorar a Jehová.
  3   Así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Mejorad vuestros caminos y vuestras obras, y os haré morar en este lugar.
  4   No confiéis en palabras de mentira, diciendo: Templo de Jehová, templo de Jehová, templo de Jehová es éste.
  5   Mas si mejorareis cumplidamente vuestros caminos y vuestras obras; si con exactitud hiciereis justicia entre el hombre y su prójimo,
  6   y no oprimiereis al extranjero, al huérfano, y a la viuda, ni en este lugar derramareis la sangre inocente, ni anduviereis en pos de dioses ajenos para mal vuestro;
  7   entonces os haré morar en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres para siempre.
  8   He aquí que vosotros confiáis en palabras de mentira, que no aprovechan.
  9   ¿Seguiréis hurtando, matando, adulterando, jurando falsamente, y quemando incienso a Baal, y andando tras dioses ajenos que no conocisteis?
  10   ¿Y vendréis y os pondréis delante de mí en esta casa que es llamada por mi nombre, y diréis: Librados somos; para hacer todas estas abominaciones?
  11   ¿Es cueva de ladrones delante de vuestros ojos esta casa, sobre la cual es invocado mi nombre? He aquí que también yo veo, dice Jehová.
  12   Ahora pues, id a mi lugar en Silo, donde hice que morase mi nombre al principio, y ved lo que le hice por la maldad de mi pueblo Israel.
  13   Y ahora, por cuanto vosotros habéis hecho todas estas obras, dice Jehová, y bien que os hablé, madrugando para hablar, no oísteis, y os llamé, y no respondisteis;
  14   haré también a esta casa que es llamada por mi nombre, en la que vosotros confiáis, y a este lugar que di a vosotros y a vuestros padres, como hice a Silo;
  15   Que os echaré de mi presencia como eché a todos vuestros hermanos, a toda la descendencia de Efraín.
  16   Tú pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración, ni me ruegues; porque no te oiré.
  17   ¿No ves lo que éstos hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén?
  18   Los hijos recogen la leña, y los padres encienden el fuego, y las mujeres amasan la masa, para hacer tortas a la reina del cielo y para hacer ofrendas a dioses ajenos, para provocarme a ira.
  19   ¿Me provocarán ellos a ira? dice Jehová, ¿No obran más bien ellos mismos para confusión de sus rostros?
  20   Por tanto, así dice el Señor Jehová: He aquí que mi furor y mi ira se derrama sobre este lugar, sobre los hombres, sobre los animales, sobre los árboles del campo, y sobre los frutos de la tierra; y se encenderá, y no se apagará.
  21   Así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Añadid vuestros holocaustos sobre vuestros sacrificios, y comed carne.
  22   Porque no hablé yo con vuestros padres el día que los saqué de la tierra de Egipto, ni les di mandamiento acerca de holocaustos y de víctimas:
  23   Mas esto les mandé, diciendo: Escuchad mi voz, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo; y andad en todo camino que os he mandado, para que os vaya bien.
  24   Pero ellos no escucharon ni inclinaron su oído; antes caminaron en sus consejos, en la dureza de su corazón malvado, y fueron hacia atrás y no hacia adelante,
  25   desde el día que vuestros padres salieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Y os envié a todos los profetas mis siervos, madrugando cada día y enviándolos:
  26   Pero no me escucharon ni inclinaron su oído; antes endurecieron su cerviz, e hicieron peor que sus padres.
  27   Tú, pues, les dirás todas estas palabras, mas no te oirán; los llamarás, y no te responderán.
  28   Les dirás por tanto: Ésta es la nación que no obedeció la voz de Jehová su Dios, ni admitió corrección; pereció la verdad, y de la boca de ellos fue cortada.
  29   Corta tu cabello, oh Jerusalén, y arrójalo, y levanta llanto sobre las alturas; porque Jehová ha desechado y abandonado a la generación objeto de su ira.
  30   Porque los hijos de Judá han hecho lo malo ante mis ojos, dice Jehová; pusieron sus abominaciones en la casa sobre la cual mi nombre es invocado, amancillándola.
  31   Y han edificado los lugares altos de Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom, para quemar al fuego a sus hijos y a sus hijas, cosa que yo no les mandé, ni subió en mi corazón.
  32   Por tanto, he aquí vendrán días, dice Jehová, que no se dirá más, Tofet, ni valle del hijo de Hinom, sino valle de la Matanza; y serán enterrados en Tofet, por no haber lugar.
  33   Y los cadáveres de este pueblo servirán de comida a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y no habrá quien las espante.
  34   Y haré cesar de las ciudades de Judá, y de las calles de Jerusalén, voz de gozo y voz de alegría, voz de desposado y voz de desposada; porque la tierra será desolada.

 
Jeremías 8
 
  1   En aquel tiempo, dice Jehová, sacarán los huesos de los reyes de Judá, y los huesos de sus príncipes, y los huesos de los sacerdotes, y los huesos de los profetas, y los huesos de los moradores de Jerusalén, fuera de sus sepulcros;
  2   y los esparcirán al sol y a la luna y a todo el ejército del cielo, a quienes amaron y a quienes sirvieron, y en pos de quienes anduvieron, a quienes consultaron, y a quienes adoraron. No serán recogidos, ni enterrados; serán como estiércol sobre la faz de la tierra.
  3   Y se escogerá la muerte antes que la vida por todo el remanente que quedare de esta mala generación, en todos los lugares adonde arrojaré yo a los que quedaren, dice Jehová de los ejércitos.
  4   Les dirás asimismo: Así dice Jehová: El que cae, ¿no se levanta? El que se desvía, ¿no regresa al camino?
  5   ¿Por qué es este pueblo de Jerusalén rebelde con rebeldía perpetua? Abrazaron el engaño, no han querido volverse.
  6   Escuché y oí; pero no hablan derecho, no hay hombre que se arrepienta de su mal, diciendo: ¿Qué he hecho? Cada cual se volvió a su carrera, como caballo que arremete con ímpetu a la batalla.
  7   Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio de Jehová.
  8   ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Jehová está con nosotros? Ciertamente, he aquí que en vano se cortó la pluma, por demás fueron los escribas.
  9   Los sabios se avergonzaron, se espantaron y fueron presos: he aquí que aborrecieron la palabra de Jehová; ¿y qué sabiduría tienen?
  10   Por tanto, daré sus esposas a otros, y sus campos a quienes los posean; porque desde el chico hasta el grande cada uno sigue la avaricia, desde el profeta hasta el sacerdote todos practican el engaño.
  11   Y curaron el quebrantamiento de la hija de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz.
  12   ¿Se avergonzaron de haber hecho abominación? Ciertamente no se han avergonzado, ni siquiera se han ruborizado; por tanto, caerán entre los que caigan, cuando los castigue, caerán, dice Jehová.
  13   Los destruiré del todo, dice Jehová. No habrá uvas en la vid, ni higos en la higuera, y se caerá la hoja; y lo que les he dado pasará de ellos.
  14   ¿Por qué nos estamos sentados? Congregaos, y entremos en las ciudades fortificadas, y allí reposaremos; porque Jehová nuestro Dios nos ha hecho callar, dándonos a beber bebida de hiel, porque pecamos contra Jehová.
  15   Esperamos paz, y no hubo bien; tiempo de sanidad, y he aquí turbación.
  16   Desde Dan se oyó el bufido de sus caballos; del sonido de los relinchos de sus fuertes tembló toda la tierra; y vinieron y devoraron la tierra y su abundancia, ciudad y moradores de ella.
  17   Porque he aquí que yo envío sobre vosotros serpientes, áspides, contra las cuales no hay encantamiento; y os morderán, dice Jehová.
  18   A causa de mi fuerte dolor mi corazón desfallece en mí.
  19   He aquí la voz del clamor de la hija de mi pueblo, a causa de los que moran en tierra lejana: ¿No está Jehová en Sión? ¿No está en ella su Rey? ¿Por qué me provocaron a ira con sus imágenes de talla y con vanidades extrañas?
  20   Pasó la siega, terminó el verano, y nosotros no hemos sido salvos.
  21   Quebrantado estoy por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo; entenebrecido estoy, espanto me ha arrebatado.
  22   ¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí médico? ¿Por qué, pues, no se ha restablecido la salud de la hija de mi pueblo?

 
Jeremías 9
 
  1   ¡Oh si mi cabeza se hiciese aguas, y mis ojos fuentes de lágrimas, para que llore día y noche los muertos de la hija de mi pueblo!
  2   ¡Oh quién me diese en el desierto un mesón de caminantes, para que dejase a mi pueblo, y de ellos me apartase! Porque todos ellos son adúlteros, congregación de prevaricadores.
  3   Tensan su lengua como su arco, para lanzar mentiras; pero no son valientes para la verdad en la tierra; porque de mal en mal procedieron, y me han desconocido, dice Jehová.
  4   Guárdese cada uno de su compañero, y en ningún hermano tenga confianza: porque todo hermano engaña con falacia, y todo compañero anda con calumniadores.
  5   Y cada uno engaña a su compañero, y no habla verdad: enseñaron su lengua a hablar mentira y se ocupan de hacer perversamente.
  6   Tu morada es en medio de engaño; de muy engañadores no quisieron conocerme, dice Jehová.
  7   Por tanto, así dice Jehová de los ejércitos: He aquí que yo los fundiré, y los probaré; porque ¿cómo he de hacer por la hija de mi pueblo?
  8   Saeta afilada es la lengua de ellos; engaño habla; con su boca habla paz con su amigo, pero dentro de sí pone sus asechanzas.
  9   ¿No habré de castigarles por estas cosas? dice Jehová. ¿No ha de vengarse mi alma de una gente como ésta?
  10   Sobre los montes levantaré lloro y lamentación, y llanto sobre los pastos del desierto; porque desolados fueron hasta no quedar quien pase, ni oyeron bramido de ganado; desde las aves del cielo hasta las bestias de la tierra huyeron, y se fueron.
  11   Y convertiré a Jerusalén en un montón de ruinas, en guarida de dragones; y de las ciudades de Judá haré asolamiento, que no quede morador.
  12   ¿Quién es varón sabio que entienda esto? ¿y a quién habló la boca de Jehová, para que pueda declararlo? ¿Por qué causa la tierra ha perecido, ha sido asolada como desierto, que no hay quien pase?
  13   Y dijo Jehová: Porque dejaron mi ley, la cual di delante de ellos, y no obedecieron a mi voz, ni caminaron conforme a ella;
  14   antes se fueron tras la imaginación de su corazón, y en pos de los Baales que les enseñaron sus padres.
  15   Por tanto así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que a este pueblo yo les daré a comer ajenjo, y les daré a beber aguas de hiel.
  16   Y los esparciré entre gentes que ni ellos ni sus padres conocieron; y enviaré espada en pos de ellos, hasta que yo los acabe.
  17   Así dice Jehová de los ejércitos: Considerad, y llamad plañideras que vengan; y enviad por las mujeres hábiles, que vengan;
  18   que se den prisa y hagan lamento sobre nosotros, para que nuestros ojos derramen lágrimas, y nuestros párpados destilen aguas.
  19   Porque voz de endecha fue oída de Sión: ¡Cómo hemos sido destruidos! en gran manera hemos sido confundidos. ¿Por qué dejamos la tierra? ¿Por qué nos han echado de sí nuestras moradas?
  20   Oíd pues, oh mujeres, palabra de Jehová, y vuestro oído reciba la palabra de su boca; y enseñad endechas a vuestras hijas, y cada una a su amiga, lamentación.
  21   Porque la muerte ha subido por nuestras ventanas, ha entrado en nuestros palacios; para talar a los niños de las calles y a los jóvenes de las plazas.
  22   Habla: Así dice Jehová: Los cuerpos de los hombres muertos caerán como estiércol sobre la faz del campo, y como manojo tras el segador, que no hay quien lo recoja.
  23   Así dice Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en su riqueza.
  24   Mas el que se hubiere de alabar, alábese en esto, en entenderme y en conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque en estas cosas me complazco, dice Jehová.
  25   He aquí que vienen días, dice Jehová, y visitaré sobre todo circuncidado, y sobre todo incircunciso:
  26   A Egipto y a Judá, a Edom, a los hijos de Amón y de Moab, y a todos los arrinconados en el postrer rincón, que moran en el desierto; porque todas las naciones son incircuncisas, y toda la casa de Israel es incircuncisa de corazón.

 
Jeremías 10
 
  1   Oíd la palabra que Jehová ha hablado sobre vosotros, oh casa de Israel.
  2   Así dice Jehová: No aprendáis el camino de las gentes, ni de las señales del cielo tengáis temor, aunque las gentes las teman.
  3   Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; pues cortan el leño del bosque con el hacha, es obra de manos de artífice.
  4   Lo adornan con plata y oro; con clavos y martillo lo afirman para que no se mueva.
  5   Erguidos están como palmera, pero no hablan; necesitan ser llevados porque no pueden andar. No tengáis temor de ellos, porque no pueden hacer mal, ni para hacer bien tienen poder.
  6   No hay nadie como tú, oh Jehová; grande eres tú, y grande es tu nombre en fortaleza.
  7   ¿Quién no te temerá, oh Rey de las naciones? Porque a ti corresponde; porque entre todos los sabios de las naciones, y en todos sus reinos, no hay nadie como tú.
  8   Pero ellos son del todo torpes y necios. Enseñanza de vanidades es el leño.
  9   Plata extendida es traída de Tarsis, y oro de Ufaz; obra del artífice y de manos del fundidor; azul y púrpura es su vestidura; obra de peritos es todo.
  10   Mas Jehová es el Dios verdadero; Él es el Dios viviente y Rey eterno; a su ira tiembla la tierra, y las naciones no pueden sufrir su indignación.
  11   Les diréis así: Los dioses que no hicieron los cielos ni la tierra, perezcan de la tierra y de debajo de estos cielos.
  12   El que hizo la tierra con su poder, el que puso en orden el mundo con su sabiduría, y extendió los cielos con su inteligencia;
  13   a su voz se da muchedumbre de aguas en el cielo, y hace subir las nubes de lo postrero de la tierra; hace los relámpagos con la lluvia, y saca el viento de sus depósitos.
  14   Todo hombre se embrutece en su entendimiento; avergüéncese de su ídolo todo fundidor; porque mentira es su obra de fundición, y no hay espíritu en ella.
  15   Vanidad son, obra irrisoria; en el tiempo de su visitación perecerán.
  16   No es como ellos la suerte de Jacob: porque Él es el Hacedor de todo, e Israel es la vara de su herencia: Jehová de los ejércitos es su nombre.
  17   Recoge de las tierras tus pertenencias, tú que moras en lugar fortificado.
  18   Porque así dice Jehová: He aquí que esta vez arrojaré con honda los moradores de la tierra, y los afligiré, para que lo hallen así.
  19   ¡Ay de mí, por mi quebrantamiento! mi llaga es muy dolorosa. Pero yo dije: Ciertamente enfermedad mía es ésta, y debo sufrirla.
  20   Mi tienda es destruida, y todas mis cuerdas están rotas; mis hijos se han ido de mí, y perecieron. No hay ya quien levante mi tienda, ni quien ponga mis cortinas.
  21   Porque los pastores se infatuaron, y no buscaron a Jehová; por tanto, no prosperaron, y todo su rebaño será dispersado.
  22   He aquí que viene voz de rumor, y alboroto grande de la tierra del norte, para tornar en soledad todas las ciudades de Judá, en morada de dragones.
  23   Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina el ordenar sus pasos.
  24   Castígame, oh Jehová, mas con juicio; no con tu furor, para que no me aniquiles.
  25   Derrama tu enojo sobre las gentes que no te conocen, y sobre las naciones que no invocan tu nombre; porque se comieron a Jacob, le devoraron, le han consumido, y han asolado su morada.

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