Salmos 41-50


 
Salmos 41
 
  1   «Al Músico principal: Salmo de David» Bienaventurado el que piensa en el pobre; en el día malo lo librará Jehová.
  2   Jehová lo guardará, y le dará vida; será bienaventurado en la tierra, y no lo entregarás a voluntad de sus enemigos.
  3   Jehová lo sustentará sobre el lecho del dolor; ablandarás toda su cama en su enfermedad.
  4   Yo dije: Jehová, ten misericordia de mí; sana mi alma, porque contra ti he pecado.
  5   Mis enemigos dicen mal de mí, preguntando: ¿Cuándo morirá, y perecerá su nombre?
  6   Y si vienen a verme, hablan mentira; su corazón acumula iniquidad para sí; y al salir fuera, la divulgan.
  7   Reunidos murmuran contra mí todos los que me aborrecen; contra mí piensan mal, diciendo de mí:
  8   Cosa pestilencial se ha apoderado de él; y el que cayó en cama, no volverá a levantarse.
  9   Aun mi íntimo amigo, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, levantó contra mí su calcañar.
  10   Mas tú, Jehová, ten misericordia de mí, y hazme levantar, y les daré el pago.
  11   En esto conozco que te he agradado; en que mi enemigo no triunfa sobre mí.
  12   En cuanto a mí, en mi integridad me has sustentado, y me has hecho estar delante de ti para siempre.
  13   Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, desde la eternidad, y hasta la eternidad. Amén, y amén.

 
Salmos 42
 
  1   «Al Músico principal: Masquil para los hijos de Coré» Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía.
  2   Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?
  3   Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?
  4   Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí: Porque yo fui con la multitud, fui con ellos a la casa de Dios, con voz de alegría y de alabanza, haciendo fiesta la multitud.
  5   ¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle por la ayuda de su presencia.
  6   Dios mío, mi alma está abatida dentro de mí; me acordaré por tanto de ti desde la tierra del Jordán, y de los hermonitas, desde el monte de Mizar.
  7   Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas; todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí.
  8   De día mandará Jehová su misericordia, y de noche su canción será conmigo, y mi oración al Dios de mi vida.
  9   Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo,
  10   como con una espada en mis huesos? Mis enemigos me afrentan, diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?
  11   ¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle; Él es la salvación de mi ser, y mi Dios.

 
Salmos 43
 
  1   Júzgame, oh Dios, y aboga mi causa: Líbrame de nación impía, del hombre de engaño e iniquidad.
  2   Pues que tú eres el Dios de mi fortaleza, ¿por qué me has desechado? ¿Por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo?
  3   Envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán, me conducirán a tu monte santo, y a tus tabernáculos.
  4   Y entraré al altar de Dios, a Dios mi alegría, mi gozo; y te alabaré con arpa, oh Dios, Dios mío.
  5   ¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle; Él es la salvación de mi ser, y mi Dios.

 
Salmos 44
 
  1   «Al Músico principal; para los hijos de Coré: Masquil» Oh Dios, con nuestros oídos hemos oído, nuestros padres nos han contado la obra que hiciste en sus días, en los tiempos antiguos.
  2   Tú con tu mano echaste las naciones, y los plantaste a ellos; afligiste los pueblos, y los arrojaste.
  3   Porque no se apoderaron de la tierra por su espada, ni su brazo los libró; sino tu diestra, y tu brazo, y la luz de tu rostro, porque te complaciste en ellos.
  4   Tú, oh Dios, eres mi Rey; manda salvación a Jacob.
  5   Por medio de ti sacudiremos a nuestros enemigos; en tu nombre hollaremos a nuestros adversarios.
  6   Porque no confiaré en mi arco, ni mi espada me salvará.
  7   Pues tú nos has guardado de nuestros enemigos, y has avergonzado a los que nos aborrecían.
  8   En Dios nos gloriaremos todo el tiempo, y para siempre alabaremos tu nombre. ( Selah )
  9   Pero nos has desechado, y nos has hecho avergonzar; y no sales con nuestros ejércitos.
  10   Nos has hecho retroceder ante el enemigo, y los que nos aborrecían nos han saqueado para sí.
  11   Nos pusiste como a ovejas para comida, y nos esparciste entre las naciones.
  12   Has vendido a tu pueblo de balde, y no acrecentaste tu riqueza con su precio.
  13   Nos pusiste por vergüenza a nuestros vecinos, por escarnio y por burla a los que nos rodean.
  14   Nos pusiste por proverbio entre las naciones, por movimiento de cabeza en los pueblos.
  15   Cada día mi vergüenza está delante de mí, y me cubre la confusión de mi rostro,
  16   por la voz del que me injuria y vitupera, por razón del enemigo y del vengativo.
  17   Todo esto nos ha venido, y no nos hemos olvidado de ti; y no hemos faltado a tu pacto.
  18   No se ha vuelto atrás nuestro corazón, ni tampoco se han apartado nuestros pasos de tus caminos.
  19   Cuando nos quebrantaste en el lugar de los dragones, y nos cubriste con sombra de muerte,
  20   si nos hubiésemos olvidado del nombre de nuestro Dios, o alzado nuestras manos a dios ajeno,
  21   ¿No demandaría Dios esto? Porque Él conoce los secretos del corazón.
  22   Pero por causa de ti nos matan cada día; somos tenidos como ovejas para el matadero.
  23   Despierta; ¿por qué duermes, Señor? Despierta, no te alejes para siempre.
  24   ¿Por qué escondes tu rostro, y te olvidas de nuestra aflicción, y de nuestra opresión?
  25   Porque nuestra alma está agobiada hasta el polvo; nuestro vientre está pegado con la tierra.
  26   Levántate para ayudarnos, y redímenos por tu misericordia.

 
Salmos 45
 
  1   «Al Músico principal: sobre Sosanim: para los hijos de Coré: Masquil: Canción de amores» Rebosa mi corazón palabra buena: Refiero yo al Rey mis obras: Mi lengua es pluma de escribiente muy ligero.
  2   Te has hermoseado más que los hijos de los hombres; la gracia se derramó en tus labios; por tanto Dios te ha bendecido para siempre.
  3   Cíñete tu espada sobre el muslo, oh valiente, con tu gloria y con tu majestad.
  4   Y en tu gloria sé prosperado: Cabalga sobre palabra de verdad, de humildad y de justicia; y tu diestra te enseñará cosas terribles.
  5   Tus saetas agudas con que caerán pueblos debajo de ti, penetrarán en el corazón de los enemigos del Rey.
  6   Tu trono, oh Dios, eterno y para siempre; vara de justicia la vara de tu reino.
  7   Amaste la justicia y aborreciste la maldad; por tanto te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de gozo sobre tus compañeros.
  8   Mirra, áloe y casia exhalan todas tus vestiduras: En estancias de marfil te han recreado.
  9   Hijas de reyes entre tus ilustres: Está la reina a tu diestra con oro de Ofir.
  10   Oye, hija, y mira, e inclina tu oído; y olvida tu pueblo, y la casa de tu padre;
  11   y deseará el Rey tu hermosura: Adórale, porque Él es tu Señor.
  12   Y la hija de Tiro vendrá con presentes; los ricos del pueblo implorarán tu favor.
  13   Toda gloriosa en su interior es la hija del Rey; de brocado de oro es su vestido.
  14   Con vestidos bordados será llevada al Rey; vírgenes en pos de ella: Sus compañeras serán traídas a ti.
  15   Serán traídas con alegría y gozo; entrarán en el palacio del Rey.
  16   En lugar de tus padres serán tus hijos, a quienes harás príncipes en toda la tierra.
  17   Haré perpetua la memoria de tu nombre en todas las generaciones; por lo cual te alabarán los pueblos eternamente y para siempre.

 
Salmos 46
 
  1   «Al Músico principal; para los hijos de Coré: Salmo sobre Alamot» Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
  2   Por tanto no temeremos aunque la tierra sea removida; Aunque se traspasen los montes al corazón del mar;
  3   aunque bramen y se turben sus aguas; aunque tiemblen los montes a causa de su braveza. ( Selah )
  4   Hay un río cuyas corrientes alegrarán la ciudad de Dios, el lugar santo de los tabernáculos del Altísimo.
  5   Dios está en medio de ella; no será conmovida: Dios la ayudará al clarear la mañana.
  6   Bramaron las naciones, titubearon los reinos; dio Él su voz, se derritió la tierra.
  7   Jehová de los ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. ( Selah )
  8   Venid, ved las obras de Jehová, que ha puesto asolamientos en la tierra.
  9   Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra; que quiebra el arco, corta la lanza, y quema los carros en el fuego.
  10   Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; enaltecido seré entre las naciones, exaltado seré en la tierra.
  11   Jehová de los ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. ( Selah )

 
Salmos 47
 
  1   «Al Músico principal: De los hijos de Coré: Salmo» Pueblos todos, batid las manos; aclamad a Dios con voz de júbilo.
  2   Porque Jehová el Altísimo es terrible; Rey grande sobre toda la tierra.
  3   Él sujetará a los pueblos debajo de nosotros, y a las naciones debajo de nuestros pies.
  4   Él nos elegirá nuestras heredades; la hermosura de Jacob, al cual amó. ( Selah )
  5   Subió Dios con júbilo, Jehová con sonido de trompeta.
  6   Cantad a Dios, cantad; cantad a nuestro Rey, cantad.
  7   Porque Dios es el Rey de toda la tierra: Cantad con inteligencia.
  8   Dios reina sobre las naciones; Sentado está Dios sobre su santo trono.
  9   Los príncipes de los pueblos se han reunido, aun el pueblo del Dios de Abraham: Porque de Dios son los escudos de la tierra; Él es muy enaltecido.

 
Salmos 48
 
  1   «Canción: Salmo de los hijos de Coré» Grande es Jehová y digno de ser en gran manera alabado, en la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo.
  2   Hermosa provincia, el gozo de toda la tierra es el monte de Sión, a los lados del norte, la ciudad del gran Rey.
  3   Dios en sus palacios es conocido por refugio.
  4   Porque he aquí los reyes de la tierra se reunieron; pasaron todos.
  5   Y viéndola ellos así, se maravillaron, se turbaron, se dieron prisa a huir.
  6   Les tomó allí temblor; dolor, como a mujer que da a luz.
  7   Con viento solano quiebras tú las naves de Tarsis.
  8   Como lo oímos, así hemos visto en la ciudad de Jehová de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios: Dios la afirmará para siempre. ( Selah )
  9   Nos acordamos de tu misericordia, oh Dios, en medio de tu templo.
  10   Conforme a tu nombre, oh Dios, así es tu loor hasta los fines de la tierra; de justicia está llena tu diestra.
  11   Se alegrará el monte de Sión; se gozarán las hijas de Judá por tus juicios.
  12   Andad alrededor de Sión, y rodeadla; contad sus torres.
  13   Observad atentamente su antemuro; mirad sus palacios; para que lo contéis a la generación venidera.
  14   Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre: Él nos guiará, aun hasta la muerte.

 
Salmos 49
 
  1   «Al Músico principal: Salmo para los hijos de Coré» Oíd esto, pueblos todos; escuchad, todos los habitantes del mundo:
  2   Así los plebeyos como los nobles, el rico y el pobre juntamente.
  3   Mi boca hablará sabiduría; y la meditación de mi corazón será inteligencia.
  4   Inclinaré mi oído al proverbio; declararé con el arpa mi enigma.
  5   ¿Por qué he de temer en los días de adversidad, cuando la iniquidad de mis acechadores me rodee?
  6   Los que confían en sus posesiones, y se jactan en la muchedumbre de sus riquezas,
  7   ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, ni dar a Dios su rescate
  8   ( Porque la redención de su vida es de gran precio, y no se hará jamás ).
  9   Para que viva adelante para siempre, y nunca vea corrupción.
  10   Pues él ve que mueren los sabios; igualmente perecen el insensato y el necio, y dejan a otros sus riquezas.
  11   En su interior piensan que sus casas serán eternas, y sus habitaciones para generación y generación; dan sus nombres a sus tierras.
  12   Mas el hombre no permanecerá en honra; es semejante a las bestias que perecen.
  13   Este su camino es locura; con todo, sus descendientes se complacen en el dicho de ellos. ( Selah )
  14   Como rebaños serán puestos en la sepultura; la muerte se cebará en ellos; y los rectos señorearán sobre ellos por la mañana; y su buen parecer se consumirá en el sepulcro de su morada.
  15   Pero Dios redimirá mi alma del poder de la sepultura, porque Él me recibirá. ( Selah )
  16   No temas cuando se enriquece alguno, cuando aumenta la gloria de su casa;
  17   porque cuando muera no llevará nada, ni descenderá tras él su gloria.
  18   Aunque mientras viva, bendiga a su alma: y tú serás loado cuando te hicieres bien.
  19   Entrará a la generación de sus padres; nunca mirarán la luz.
  20   El hombre que está en honra y no entiende, semejante es a las bestias que perecen.

 
Salmos 50
 
  1   «Salmo de Asaf» El Dios de dioses, Jehová, ha hablado, y convocado la tierra desde el nacimiento del sol hasta donde se pone.
  2   De Sión, perfección de hermosura, Dios ha resplandecido.
  3   Vendrá nuestro Dios, y no callará; fuego consumirá delante de Él, y en derredor suyo habrá tempestad grande.
  4   Convocará a los cielos de arriba, y a la tierra, para juzgar a su pueblo.
  5   Juntadme mis santos; los que hicieron conmigo pacto con sacrificio.
  6   Y los cielos declararán su justicia; Porque Dios es el Juez. ( Selah )
  7   Oye, pueblo mío, y hablaré: Escucha, Israel, y testificaré contra ti: Yo soy Dios, el Dios tuyo.
  8   No te reprenderé sobre tus sacrificios, ni por tus holocaustos, que delante de mí están siempre.
  9   No tomaré de tu casa becerros, ni machos cabríos de tus apriscos.
  10   Porque mía es toda bestia del bosque, y los millares de animales en los collados.
  11   Conozco todas las aves de los montes, y mías son las fieras del campo.
  12   Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti; porque mío es el mundo y su plenitud.
  13   ¿He de comer yo carne de toros, o he de beber sangre de machos cabríos?
  14   Sacrifica a Dios alabanza, y paga tus votos al Altísimo.
  15   E invócame en el día de la angustia: Te libraré, y tú me honrarás.
  16   Pero al malo dijo Dios: ¿Qué tienes tú que narrar mis leyes, y que tomar mi pacto en tu boca?
  17   Pues tú aborreces la instrucción, y echas a tu espalda mis palabras.
  18   Si veías al ladrón, tú corrías con él; y con los adúlteros era tu parte.
  19   Tu boca metías en mal, y tu lengua componía engaño.
  20   Tomabas asiento, y hablabas contra tu hermano; contra el hijo de tu madre ponías infamia.
  21   Estas cosas hiciste, y yo he callado; pensabas que de cierto sería yo como tú; pero yo te reprenderé, y las pondré delante de tus ojos.
  22   Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios; no sea que os despedace, sin que haya quien libre.
  23   El que sacrifica alabanza me honrará; y al que ordenare su camino, le mostraré la salvación de Dios.

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