Salmos 31-40

Reina Valera Gomez
 
Salmos 31
 
  1   «Al Músico principal: Salmo de David» En ti, oh Jehová, he confiado; no sea yo confundido jamás: Líbrame en tu justicia.
  2   Inclina a mí tu oído, líbrame presto; sé tú mi Roca fuerte, mi fortaleza para salvarme.
  3   Porque tú eres mi Roca y mi castillo; y por amor a tu nombre me guiarás, y me encaminarás.
  4   Me sacarás de la red que han escondido para mí; porque tú eres mi fortaleza.
  5   En tu mano encomiendo mi espíritu: Tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad.
  6   Aborrecí a los que esperan en vanidades ilusorias; mas yo en Jehová he esperado.
  7   Me gozaré y alegraré en tu misericordia; porque has visto mi aflicción; has conocido mi alma en las angustias:
  8   Y no me encerraste en mano del enemigo; hiciste estar mis pies en lugar espacioso.
  9   Ten misericordia de mí, oh Jehová, que estoy en angustia; de pesar se han consumido mis ojos, mi alma, y mis entrañas.
  10   Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar; se ha debilitado mi fuerza a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido.
  11   De todos mis enemigos he sido oprobio, más de mis vecinos, y horror a mis conocidos; los que me veían fuera, huían de mí.
  12   He sido olvidado de su corazón como un muerto; he venido a ser como un vaso quebrado.
  13   Porque he oído la calumnia de muchos; miedo por todas partes, cuando consultaban juntos contra mí, e ideaban quitarme la vida.
  14   Mas yo en ti confié, oh Jehová; yo dije: Tú eres mi Dios.
  15   En tu mano están mis tiempos: Líbrame de la mano de mis enemigos, y de mis perseguidores.
  16   Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo: Sálvame por tu misericordia.
  17   No sea yo avergonzado, oh Jehová, ya que te he invocado; sean avergonzados los impíos, estén mudos en el sepulcro.
  18   Enmudezcan los labios mentirosos, que hablan contra el justo cosas duras, con soberbia y menosprecio.
  19   ¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has mostrado para los que en ti confían, delante de los hijos de los hombres!
  20   Los esconderás en el secreto de tu rostro de las arrogancias del hombre; los pondrás en un tabernáculo a cubierto de contención de lenguas.
  21   Bendito Jehová, porque ha hecho maravillosa su misericordia para conmigo en ciudad fuerte.
  22   Y decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos; mas tú oíste la voz de mis súplicas, cuando a ti clamé.
  23   Amad a Jehová todos vosotros sus santos: A los fieles guarda Jehová, y paga abundantemente al que obra con soberbia.
  24   Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, y Él fortalecerá vuestro corazón.

 
Salmos 32
 
  1   «Salmo de David: Masquil» Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.
  2   Bienaventurado el hombre a quien Jehová no imputa iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño.
  3   Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día.
  4   Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; mi verdor se volvió en sequedades de estío. ( Selah )
  5   Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado. ( Selah )
  6   Por esto orará a ti todo santo en el tiempo de poder hallarte: Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él.
  7   Tú eres mi refugio; me guardarás de angustia: Con cánticos de liberación me rodearás. ( Selah )
  8   Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar: Sobre ti fijaré mis ojos.
  9   No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento: Cuya boca ha de ser sujetada con cabestro y con freno, para que no lleguen a ti.
  10   Muchos dolores habrá para el impío; mas al que confía en Jehová, le rodeará misericordia.
  11   Alegraos en Jehová, y gozaos, justos; dad voces de júbilo todos vosotros los rectos de corazón.

 
Salmos 33
 
  1   Alegraos, oh justos, en Jehová: A los rectos es hermosa la alabanza.
  2   Alabad a Jehová con arpa, cantadle con salterio y decacordio.
  3   Cantadle cántico nuevo; hacedlo bien tañendo con júbilo.
  4   Porque recta es la palabra de Jehová, y todas sus obras con verdad son hechas.
  5   Él ama justicia y juicio: De la misericordia de Jehová está llena la tierra.
  6   Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca.
  7   Él junta como en un montón las aguas del mar: Él pone en depósitos los abismos.
  8   Tema a Jehová toda la tierra: Témanle todos los habitantes del mundo.
  9   Porque Él habló, y fue hecho; Él mandó, y se estableció.
  10   Jehová hace nulo el consejo de las naciones, y frustra las maquinaciones de los pueblos.
  11   El consejo de Jehová permanece para siempre; los pensamientos de su corazón por todas las generaciones.
  12   Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová; el pueblo a quien Él escogió como heredad para sí.
  13   Desde los cielos miró Jehová; vio a todos los hijos de los hombres:
  14   Desde el lugar de su morada miró sobre todos los moradores de la tierra.
  15   Él formó el corazón de todos ellos; Él considera todas sus obras.
  16   El rey no es salvo con la multitud del ejército: No escapa el valiente por la mucha fuerza.
  17   Vanidad es el caballo para salvarse; no librará por la grandeza de su fuerza.
  18   He aquí, el ojo de Jehová sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia;
  19   Para librar sus almas de la muerte, y para darles vida en tiempos de hambre.
  20   Nuestra alma espera en Jehová; Nuestra ayuda y nuestro escudo es Él.
  21   Por tanto, en Él se alegrará nuestro corazón, porque en su santo nombre hemos confiado.
  22   Sea tu misericordia, oh Jehová, sobre nosotros, según esperamos en ti.

 
Salmos 34
 
  1   «Salmo de David, cuando mudó su semblante delante de Abimelec, y él lo echó, y se fue» Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará siempre en mi boca.
  2   En Jehová se gloriará mi alma; lo oirán los mansos, y se alegrarán.
  3   Engrandeced a Jehová conmigo, y exaltemos a una su nombre.
  4   Busqué a Jehová, y Él me oyó, y me libró de todos mis temores.
  5   Los que a Él miraron fueron alumbrados; y sus rostros no fueron avergonzados.
  6   Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias.
  7   El ángel de Jehová acampa en derredor de los que le temen, y los defiende.
  8   Gustad, y ved que es bueno Jehová: Dichoso el hombre que en Él confía.
  9   Temed a Jehová, vosotros sus santos; porque nada falta a los que le temen.
  10   Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; pero los que buscan a Jehová, no tendrán falta de ningún bien.
  11   Venid, hijos, oídme; el temor de Jehová os enseñaré.
  12   ¿Quién es el hombre que desea vida, que desea muchos días para ver el bien?
  13   Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño.
  14   Apártate del mal, y haz el bien; Busca la paz, y síguela.
  15   Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos.
  16   La ira de Jehová contra los que hacen mal, para cortar de la tierra la memoria de ellos.
  17   Claman los justos, y Jehová los oye, y los libra de todas sus angustias.
  18   Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salvará a los contritos de espíritu.
  19   Muchas son las aflicciones del justo; pero de todas ellas lo librará Jehová.
  20   Él guarda todos sus huesos; ni uno de ellos será quebrantado.
  21   Matará al malo la maldad; y los que aborrecen al justo serán asolados.
  22   Jehová redime el alma de sus siervos; y no serán desolados cuantos en Él confían.

 
Salmos 35
 
  1   «Salmo de David» Disputa, oh Jehová, con los que contra mí contienden; pelea con los que combaten contra mí.
  2   Echa mano al escudo y al pavés, y levántate en mi ayuda.
  3   Y saca la lanza, cierra contra mis perseguidores; di a mi alma: Yo soy tu salvación.
  4   Sean avergonzados y confundidos los que buscan mi alma; vuelvan atrás, y sean avergonzados los que mi mal intentan.
  5   Sean como el tamo delante del viento; y el ángel de Jehová los acose.
  6   Sea su camino oscuro y resbaladizo; y el ángel de Jehová los persiga.
  7   Porque sin causa escondieron para mí su red en un hoyo; sin causa hicieron hoyo para mi alma.
  8   Que venga destrucción sobre él sin darse cuenta, y que la red que él escondió lo prenda; que caiga en esa misma destrucción.
  9   Y mi alma se alegrará en Jehová; Se regocijará en su salvación.
  10   Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú, que libras al afligido del más fuerte que él, y al pobre y menesteroso del que le despoja?
  11   Se levantaron testigos falsos; me demandaron lo que no sabía;
  12   me devolvieron mal por bien, para abatir a mi alma.
  13   Mas yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; afligí con ayuno mi alma, y mi oración se volvía en mi seno.
  14   Anduve como si fuesen mis amigos, mis hermanos; como el que trae luto por su madre, enlutado me humillaba.
  15   Pero ellos se alegraron en mi adversidad, y se juntaron; se juntó contra mí gente despreciable, y yo no lo entendía; me despedazaban, y no cesaban;
  16   como lisonjeros escarnecedores y truhanes, crujiendo sobre mí sus dientes.
  17   Señor, ¿hasta cuándo verás esto? Rescata mi alma de sus destrucciones, mi ser de los leones.
  18   Te confesaré en grande congregación; te alabaré entre numeroso pueblo.
  19   No se alegren de mí los que injustamente son mis enemigos; ni los que me aborrecen sin causa guiñen el ojo.
  20   Porque no hablan paz; y contra los mansos de la tierra piensan palabras engañosas.
  21   Y ensancharon sobre mí su boca; dijeron: ¡Ea, ea, nuestros ojos lo han visto!
  22   Tú lo has visto, oh Jehová; no calles: Señor, no te alejes de mí.
  23   Muévete y levántate para mi juicio, para mi causa, Dios mío y Señor mío.
  24   Júzgame conforme a tu justicia, Jehová Dios mío; y no se alegren de mí.
  25   No digan en su corazón: ¡Ea, alma nuestra! No digan: ¡Lo hemos devorado!
  26   Sean avergonzados y confundidos a una los que de mi mal se alegran; Vístanse de vergüenza y confusión los que se engrandecen contra mí.
  27   Canten y alégrense los que están a favor de mi justa causa, y digan siempre: Sea exaltado Jehová, que se complace en la prosperidad de su siervo.
  28   Y mi lengua hablará de tu justicia, y de tu loor todo el día.

 
Salmos 36
 
  1   «Al Músico principal: Salmo de David, siervo del Señor» La iniquidad del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de sus ojos.
  2   Se lisonjea, por tanto, en sus propios ojos, hasta que su iniquidad sea hallada aborrecible.
  3   Las palabras de su boca son iniquidad y fraude; dejó de ser sensato, y de hacer el bien.
  4   Iniquidad piensa sobre su cama; está en camino no bueno, el mal no aborrece.
  5   Jehová, hasta los cielos es tu misericordia; tu fidelidad alcanza hasta las nubes.
  6   Tu justicia es como los montes de Dios, tus juicios abismo grande: Oh Jehová, al hombre y al animal conservas.
  7   ¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.
  8   Serán plenamente saciados de la grosura de tu casa; y tú los abrevarás del torrente de tus delicias.
  9   Porque contigo está el manantial de la vida: En tu luz veremos la luz.
  10   Extiende tu bondad a los que te conocen, y tu justicia a los rectos de corazón.
  11   No venga contra mí pie de soberbia; y mano de impíos no me mueva.
  12   Allí cayeron los obradores de iniquidad; fueron derribados, y no podrán levantarse.

 
Salmos 37
 
  1   «Salmo de David» No te impacientes a causa de los malignos, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad.
  2   Porque como el pasto serán pronto cortados, y como la hierba verde se secarán.
  3   Espera en Jehová, y haz el bien; y vivirás en la tierra, y en verdad serás alimentado.
  4   Deléitate asimismo en Jehová, y Él te concederá las peticiones de tu corazón.
  5   Encomienda a Jehová tu camino, y confía en Él; y Él hará.
  6   Y exhibirá tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía.
  7   Guarda silencio ante Jehová, y espera en Él: No te alteres con motivo del que prospera en su camino, por causa del hombre que hace maldades.
  8   Deja la ira, y depón el enojo; no te excites en manera alguna a hacer lo malo.
  9   Porque los malignos serán talados, mas los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra.
  10   Pues de aquí a poco no existirá el malo; y contemplarás sobre su lugar, y ya no estará.
  11   Pero los mansos heredarán la tierra, y se recrearán con abundancia de paz.
  12   Maquina el impío contra el justo, y cruje sobre él sus dientes.
  13   El Señor se reirá de él; porque ve que viene su día.
  14   Los impíos han desenvainado la espada y entesado su arco, para derribar al pobre y al menesteroso, para matar a los de recto proceder.
  15   La espada de ellos entrará en su mismo corazón, y su arco será quebrado.
  16   Mejor es lo poco del justo, que las riquezas de muchos pecadores.
  17   Porque los brazos de los impíos serán quebrados; Pero Jehová sostiene a los justos.
  18   Conoce Jehová los días de los perfectos; y la heredad de ellos será para siempre.
  19   No serán avergonzados en el mal tiempo; y en los días de hambre serán saciados.
  20   Mas los impíos perecerán, y los enemigos de Jehová como la grasa de los carneros serán consumidos; se disiparán como humo.
  21   El impío toma prestado, y no paga; mas el justo tiene misericordia, y da.
  22   Porque los bendecidos de Él heredarán la tierra; y los maldecidos por Él serán talados.
  23   Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y Él aprueba su camino.
  24   Cuando cayere, no quedará postrado; porque Jehová sostiene su mano.
  25   Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni a su simiente mendigando pan.
  26   En todo tiempo tiene misericordia, y presta; y su simiente es para bendición.
  27   Apártate del mal, y haz el bien, y vivirás para siempre.
  28   Porque Jehová ama la rectitud, y no desampara a sus santos; para siempre serán guardados; mas la simiente de los impíos será cortada.
  29   Los justos heredarán la tierra, y vivirán para siempre sobre ella.
  30   La boca del justo hablará sabiduría; y su lengua pronunciará juicio.
  31   La ley de su Dios está en su corazón; No vacilarán sus pasos.
  32   Acecha el impío al justo, y procura matarlo.
  33   Jehová no lo dejará en sus manos, ni lo condenará cuando sea juzgado.
  34   Espera en Jehová, y guarda su camino, y Él te exaltará para heredar la tierra: Cuando sean talados los pecadores, lo verás.
  35   Vi yo al impío sumamente enaltecido, y que se extendía como un laurel verde;
  36   pero pasó, y he aquí ya no estaba; lo busqué, y no fue hallado.
  37   Considera al íntegro, y mira al justo; porque la postrimería de ellos es paz.
  38   Mas los transgresores serán todos a una destruidos; la postrimería de los impíos será talada.
  39   Pero la salvación de los justos viene de Jehová; Él es su fortaleza en el tiempo de la angustia.
  40   Jehová los ayudará, y los librará; los librará de los impíos, y los salvará, por cuanto en Él confiaron.

 
Salmos 38
 
  1   «Salmo de David, para recordar» Jehová, no me reprendas en tu furor, ni me castigues en tu ira.
  2   Porque tus saetas cayeron sobre mí, y sobre mí ha descendido tu mano.
  3   No hay nada sano en mi carne a causa de tu ira; ni hay paz en mis huesos a causa de mi pecado.
  4   Porque mis iniquidades han sobrepasado mi cabeza; como carga pesada se han agravado sobre mí.
  5   Hieden y se corrompen mis llagas, a causa de mi locura.
  6   Estoy encorvado, estoy humillado en gran manera, ando enlutado todo el día.
  7   Porque mis lomos están llenos de irritación, y nada hay sano en mi carne.
  8   Estoy debilitado y molido en gran manera; he gemido a causa de la conmoción de mi corazón.
  9   Señor, delante de ti están todos mis deseos; y mi suspiro no te es oculto.
  10   Mi corazón está acongojado, me ha dejado mi vigor; y aun la misma luz de mis ojos se ha ido de mí.
  11   Mis amigos y mis compañeros se quitaron de delante de mi plaga; y mis cercanos se pusieron lejos.
  12   Los que buscaban mi alma tendieron lazos; y los que procuraban mi mal hablaban iniquidades, y meditaban fraudes todo el día.
  13   Mas yo, como si fuera sordo no oía; y estaba como un mudo, que no abre su boca.
  14   Fui, pues, como un hombre que no oye, y que en su boca no tiene reprensiones.
  15   Porque en ti, oh Jehová, esperé yo: Tú responderás, Jehová Dios mío.
  16   Porque dije: Que no se alegren de mí: Cuando mi pie resbalaba, sobre mí se engrandecían.
  17   Pero yo estoy a punto de claudicar, y mi dolor está delante de mí continuamente.
  18   Por tanto confesaré mi maldad; Me contristaré por mi pecado.
  19   Porque mis enemigos están vivos y fuertes; y se han aumentado los que me aborrecen sin causa:
  20   Y pagando mal por bien me son contrarios, por seguir yo lo bueno.
  21   No me desampares, oh Jehová: Dios mío, no te alejes de mí.
  22   Apresúrate a socorrerme, oh Señor, mi salvación.

 
Salmos 39
 
  1   «Al Músico principal, a Jedutún: Salmo de David» Yo dije: Atenderé a mis caminos, para no pecar con mi lengua: Guardaré mi boca con freno, en tanto que el impío esté delante de mí.
  2   Enmudecí con silencio, me callé aun respecto de lo bueno; y se agravó mi dolor.
  3   Se enardeció mi corazón dentro de mí; se encendió fuego en mi meditación, y así proferí con mi lengua:
  4   Hazme saber, Jehová, mi fin, y cuál sea la medida de mis días; sepa yo cuán frágil soy.
  5   He aquí diste a mis días término corto, y mi edad es como nada delante de ti: Ciertamente el hombre, aun en su mejor estado, es completa vanidad. ( Selah )
  6   Ciertamente en tinieblas anda el hombre; ciertamente en vano se afana; acumula riqueza, y no sabe quién la recogerá.
  7   Y ahora, Señor, ¿qué esperaré? Mi esperanza está en ti.
  8   Líbrame de todas mis transgresiones; no me pongas por escarnio del insensato.
  9   Enmudecí, no abrí mi boca; porque tú lo hiciste.
  10   Quita de sobre mí tu plaga; bajo los golpes de tu mano estoy consumido.
  11   Con castigos sobre el pecado corriges al hombre, y haces consumirse como de polilla su grandeza: Ciertamente vanidad es todo hombre. ( Selah )
  12   Oye mi oración, oh Jehová, y escucha mi clamor: no calles ante mis lágrimas; porque peregrino soy para contigo, y advenedizo, como todos mis padres.
  13   Déjame, y tomaré fuerzas, antes que vaya y perezca.

 
Salmos 40
 
  1   «Al Músico principal: Salmo de David» Pacientemente esperé en Jehová, y Él se inclinó a mí, y oyó mi clamor.
  2   Y me sacó del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.
  3   Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová.
  4   Bienaventurado el hombre que pone en Jehová su confianza, y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían a la mentira.
  5   Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas; y tus pensamientos para con nosotros, no te los podremos contar; si yo anunciare y hablare de ellos, no pueden ser enumerados.
  6   Sacrificio y ofrenda no te agradan; has abierto mis oídos; holocausto y expiación no has demandado.
  7   Entonces dije: He aquí, vengo; en el rollo del libro está escrito de mí:
  8   El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado; y tu ley está en medio de mi corazón.
  9   He predicado justicia en grande congregación; he aquí no he refrenado mis labios, Jehová, tú lo sabes.
  10   No he encubierto tu justicia dentro de mi corazón: Tu fidelidad y tu salvación he proclamado: No he ocultado tu misericordia y tu verdad a la gran congregación.
  11   Tú, oh Jehová, no retengas de mí tus misericordias; tu misericordia y tu verdad me guarden siempre.
  12   Porque me han rodeado males sin número; me han alcanzado mis maldades, y no puedo levantar la vista; son más numerosas que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falla.
  13   Quieras, oh Jehová, librarme; Jehová, apresúrate a socorrerme.
  14   Sean avergonzados y confusos a una los que buscan mi vida para destruirla; vuelvan atrás y sean avergonzados los que mi mal desean.
  15   Sean asolados en pago de su afrenta los que me dicen: ¡Ajá, ajá!
  16   Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan; y digan siempre los que aman tu salvación: Jehová sea engrandecido.
  17   Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi Libertador eres tú; Dios mío, no te tardes.

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