Romanos 9-16


 
Romanos 9
 
  1   Digo la verdad en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo.
  2   Que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón.
  3   Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por mis hermanos, los que son mis parientes según la carne,
  4   que son israelitas, de los cuales es la adopción, y la gloria, y el pacto, y el dar de la ley, y el culto, y las promesas;
  5   de quienes son los padres, y de los cuales vino Cristo según la carne, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por siempre. Amén.
  6   No como si la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que son de Israel son israelitas;
  7   ni por ser simiente de Abraham, son todos hijos; sino que: En Isaac te será llamada descendencia.
  8   Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino los que son hijos de la promesa son contados por simiente.
  9   Porque la palabra de la promesa es ésta: A este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo.
  10   Y no sólo esto, mas también cuando Rebeca concibió de uno, de Isaac nuestro padre
  11   ( aunque aún no habían nacido sus hijos, ni habían hecho bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras de la ley sino por el que llama ),
  12   le fue dicho a ella: El mayor servirá al menor.
  13   Como está escrito: A Jacob amé; mas a Esaú aborrecí.
  14   ¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? ¡En ninguna manera!
  15   Porque a Moisés dice: Tendré misericordia, del que yo tenga misericordia; y me compadeceré del que yo me compadezca.
  16   Así que no es del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.
  17   Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y que mi nombre sea predicado por toda la tierra.
  18   De manera que del que quiere tiene misericordia; y al que quiere endurecer, endurece.
  19   Me dirás entonces: ¿Por qué, pues, inculpa? porque, ¿quién ha resistido a su voluntad?
  20   Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques contra Dios? ¿Dirá lo formado al que lo formó: Por qué me has hecho así?
  21   ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?
  22   ¿Y qué si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira, preparados para destrucción;
  23   y para hacer notorias las riquezas de su gloria para con los vasos de misericordia que Él preparó de antemano para gloria,
  24   a los cuales también ha llamado, aun a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles?
  25   Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, y a la no amada, amada.
  26   Y acontecerá que en el lugar donde les fue dicho: Vosotros no sois mi pueblo, allí serán llamados hijos del Dios viviente.
  27   También Isaías clama tocante a Israel: Aunque fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, sólo un remanente será salvo.
  28   Porque Él consumará la obra, y la acortará en justicia, porque obra abreviada hará el Señor sobre la tierra.
  29   Y como antes dijo Isaías: Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado simiente, como Sodoma habríamos venido a ser, y a Gomorra seríamos semejantes.
  30   ¿Qué, pues, diremos? Que los gentiles, que no procuraban la justicia han alcanzado la justicia, es decir, la justicia que es por la fe;
  31   mas Israel, que procuraba la ley de la justicia, no ha alcanzado la ley de la justicia.
  32   ¿Por qué? Porque no la procuraron por fe, sino como por las obras de la ley, por lo cual tropezaron en la piedra de tropiezo,
  33   como está escrito: He aquí pongo en Sión piedra de tropiezo, y roca de caída: Y todo aquel que en Él creyere, no será avergonzado.

 
Romanos 10
 
  1   Hermanos, ciertamente el deseo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para su salvación.
  2   Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia.
  3   Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer su propia justicia, no se han sujetado a la justicia de Dios.
  4   Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.
  5   Porque Moisés describe la justicia que es por la ley: El hombre que hiciere aquellas cosas, vivirá por ellas.
  6   Mas la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? ( esto es para traer abajo a Cristo. )
  7   O, ¿quién descenderá al abismo? ( esto es, para volver a subir a Cristo de los muertos. )
  8   Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Ésta es la palabra de fe la cual predicamos:
  9   Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
  10   Porque con el corazón se cree para justicia, mas con la boca se hace confesión para salvación.
  11   Porque la Escritura dice: Todo aquel que en Él creyere, no será avergonzado.
  12   Porque no hay diferencia entre judío y griego; porque el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan.
  13   Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
  14   ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?
  15   ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio de la paz, que predican el evangelio de los bienes!
  16   Mas no todos obedecieron al evangelio, pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?
  17   Así que la fe viene por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.
  18   Mas digo: ¿No han oído? Antes bien, por toda la tierra ha salido la voz de ellos, y sus palabras hasta los fines de la redondez de la tierra.
  19   Mas digo: ¿No lo sabe Israel? Primeramente Moisés dice: Yo os provocaré a celos con los que no son mi pueblo; Con gente insensata os provocaré a ira.
  20   También Isaías dice osadamente: Fui hallado de los que no me buscaban; me manifesté a los que no preguntaban por mí.
  21   Pero acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos a un pueblo rebelde y contradictor.

 
Romanos 11
 
  1   Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? ¡En ninguna manera! Porque también yo soy israelita, de la simiente de Abraham, de la tribu de Benjamín.
  2   Dios no ha desechado a su pueblo, al cual antes conoció. ¿O no sabéis qué dice la Escritura de Elías, cómo hablando con Dios contra Israel dice:
  3   Señor, a tus profetas han dado muerte, y tus altares han destruido, y sólo yo he quedado, y traman contra mi vida?
  4   Pero, ¿qué le dice la respuesta divina? Me he reservado siete mil varones, que no han doblado la rodilla ante Baal.
  5   Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido según la elección de gracia.
  6   Y si por gracia, ya no es por obras, de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra.
  7   ¿Qué entonces? Lo que buscaba Israel no lo ha alcanzado, mas los elegidos lo han alcanzado, y los demás fueron cegados.
  8   Como está escrito: Dios les dio espíritu de somnolencia, ojos que no vean; oídos que no oigan hasta el día de hoy.
  9   Y David dice: Séales vuelta su mesa en trampa y en red, y en tropezadero y retribución:
  10   Sus ojos sean oscurecidos para que no vean, y agóbiales su espalda siempre.
  11   Digo, pues: ¿Han tropezado para que cayesen? ¡En ninguna manera! Mas por su caída vino la salvación a los gentiles, para provocarles a celos.
  12   Y si la caída de ellos es la riqueza del mundo, y el menoscabo de ellos, la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más la plenitud de ellos?
  13   Porque a vosotros hablo, gentiles. Por cuanto yo soy apóstol de los gentiles, mi ministerio honro,
  14   por si de alguna manera provocase a celos a los que son de mi carne, e hiciese salvos a algunos de ellos.
  15   Porque si el rechazamiento de ellos es la reconciliación del mundo, ¿qué será el recibimiento de ellos, sino vida de entre los muertos?
  16   Porque si el primer fruto es santo, también lo es la masa, y si la raíz es santa, también lo son las ramas.
  17   Y si algunas de las ramas fueron quebradas, y tú, siendo olivo silvestre fuiste injertado en lugar de ellas, y fuiste hecho partícipe de la raíz y de la savia del olivo;
  18   no te jactes contra las ramas. Y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti.
  19   Dirás entonces: Las ramas fueron quebradas para que yo fuese injertado.
  20   Bien; por su incredulidad fueron quebradas, mas tú por la fe estás en pie. No te enaltezcas, antes teme.
  21   Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, mira, no sea que a ti tampoco te perdone.
  22   Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente en los que cayeron; mas la bondad para contigo, si permaneciereis en su bondad; pues de otra manera tú también serás cortado.
  23   Y aun ellos serán injertados, si no permanecieren en incredulidad, que poderoso es Dios para volverlos a injertar.
  24   Porque si tú fuiste cortado del natural olivo silvestre, y contra natura fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?
  25   Porque no quiero hermanos que ignoréis este misterio, que no seáis arrogantes en vosotros mismos, que en parte el endurecimiento ha acontecido a Israel, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles;
  26   y así todo Israel será salvo; como está escrito: De Sión vendrá el Libertador, que quitará de Jacob la impiedad.
  27   Y éste es mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados.
  28   Así que, en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; mas en cuanto a la elección, son muy amados por causa de los padres.
  29   Porque sin arrepentimiento son los dones y el llamamiento de Dios.
  30   Porque como también vosotros en otro tiempo no creísteis a Dios, mas ahora habéis alcanzado misericordia por la incredulidad de ellos;
  31   así también éstos ahora no han creído, para que por la misericordia de vosotros, ellos también alcancen misericordia.
  32   Porque Dios encerró a todos en incredulidad, para tener misericordia de todos.
  33   ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!
  34   Porque, ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero?
  35   ¿O quién le dio a Él primero, para que le sea recompensado?
  36   Porque de Él, y por Él, y para Él, son todas las cosas. A Él sea gloria por siempre. Amén.

 
Romanos 12
 
  1   Por tanto, os ruego hermanos por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.
  2   Y no os conforméis a este mundo; mas transformaos por la renovación de vuestra mente, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
  3   Digo, pues, por la gracia que me ha sido dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí, que el que debe tener, sino que piense de sí con mesura, conforme a la medida de la fe que Dios repartió a cada uno.
  4   Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, mas no todos los miembros tienen la misma función;
  5   así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.
  6   Teniendo, pues, diversidad de dones según la gracia que nos es dada, si profecía, úsese conforme a la medida de la fe;
  7   si ministerio, úsese en ministrar; o el que enseña, en la enseñanza;
  8   el que exhorta, en la exhortación; el que da, hágalo con sencillez; el que preside, con diligencia; el que hace misericordia, con alegría.
  9   El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, apegaos a lo bueno.
  10   Amaos los unos a los otros con amor fraternal, en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.
  11   Diligentes, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor.
  12   Gozosos en la esperanza, sufridos en la tribulación, constantes en la oración.
  13   Compartiendo para las necesidades de los santos; dados a la hospitalidad.
  14   Bendecid a los que os persiguen; bendecid y no maldigáis.
  15   Gozaos con los que se gozan; y llorad con los que lloran.
  16   Unánimes entre vosotros, no altivos; condescended para con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.
  17   No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres.
  18   Si fuere posible, en cuanto esté en vosotros, vivid en paz con todos los hombres.
  19   Amados, no os venguéis vosotros mismos, antes, dad lugar a la ira; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.
  20   Así que si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer, y si tuviere sed, dale de beber; que haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza.
  21   No seas vencido de lo malo, mas vence con el bien el mal.

 
Romanos 13
 
  1   Toda alma sométase a las potestades superiores; porque no hay potestad sino de Dios; y las potestades que hay, de Dios son ordenadas.
  2   Así que, el que se opone a la potestad, se opone a la ordenanza de Dios; y los que resisten recibirán para sí condenación.
  3   Porque los magistrados no están para atemorizar las buenas obras, sino las malas. ¿Quieres, pues, no temer la potestad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella.
  4   Porque es ministro de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; pues no en vano lleva la espada; porque es ministro de Dios, vengador para castigo al que hace lo malo.
  5   Por tanto es necesario que os sujetéis, no solamente por la ira, sino también por causa de la conciencia.
  6   Pues por esto también pagáis los impuestos; porque son ministros de Dios que atienden continuamente a esto mismo.
  7   Pagad, pues, a todos lo que debéis; al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que temor, temor; al que honra, honra.
  8   No debáis a nadie nada, sino amaos los unos a los otros, porque el que ama a su prójimo, ha cumplido la ley.
  9   Porque: No adulterarás: No matarás: No hurtarás: No dirás falso testimonio: No codiciarás: Y cualquier otro mandamiento, se resume en esta frase: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
  10   El amor no hace mal al prójimo; así que el amor es el cumplimiento de la ley.
  11   Y esto, conociendo el tiempo, que ya es hora de despertarnos del sueño; porque ahora está más cerca nuestra salvación que cuando creímos.
  12   La noche está avanzada, y el día está por llegar; desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de luz.
  13   Andemos honestamente, como de día; no en desenfrenos y borracheras; no en lujurias y lascivias, ni en contiendas y envidias.
  14   Mas vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para satisfacer los deseos de la carne.

 
Romanos 14
 
  1   Recibid al débil en la fe, mas no para contender sobre opiniones.
  2   Porque uno cree que se ha de comer de todo, otro, que es débil, come legumbres.
  3   El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido.
  4   ¿Tú quién eres, que juzgas al siervo ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, que poderoso es Dios para hacerle estar firme.
  5   Uno hace diferencia entre un día y otro; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente seguro en su propia mente.
  6   El que hace caso del día, para el Señor lo hace; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios.
  7   Porque ninguno de nosotros vive para sí; y ninguno muere para sí.
  8   Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así que, ya sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos.
  9   Porque Cristo para esto murió, y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos, como de los que viven.
  10   Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo.
  11   Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí toda rodilla se doblará, y toda lengua confesará a Dios.
  12   De manera que cada uno de nosotros dará cuenta a Dios de sí.
  13   Por tanto, ya no nos juzguemos los unos a los otros, antes bien, determinad no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano.
  14   Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo, mas para aquel que piensa ser inmunda alguna cosa, para él es inmunda.
  15   Mas si por causa de tu comida, tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No destruyas con tu comida a aquel por el cual Cristo murió.
  16   No sea, pues, difamado vuestro bien;
  17   Porque el reino de Dios no es comida ni bebida; sino justicia, y paz, y gozo en el Espíritu Santo.
  18   Porque el que en estas cosas sirve a Cristo, agrada a Dios, y es acepto a los hombres.
  19   Así que, sigamos lo que ayuda a la paz y a la edificación de los unos a los otros.
  20   No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas a la verdad son limpias; mas malo es al hombre hacer tropezar con lo que come.
  21   Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o sea debilitado.
  22   ¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo con lo que aprueba.
  23   Mas el que duda, si comiere, es condenado, porque come sin fe, y todo lo que no es de fe, es pecado.

 
Romanos 15
 
  1   Así que los que somos fuertes debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos.
  2   Cada uno de nosotros agrade a su prójimo para su bien, para edificación.
  3   Porque ni aun Cristo se agradó a sí mismo; antes bien, como está escrito; Los vituperios de los que te vituperaban, cayeron sobre mí.
  4   Porque las cosas que antes fueron escritas, para nuestra enseñanza fueron escritas; para que por la paciencia y consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.
  5   Mas el Dios de la paciencia y de la consolación os dé que entre vosotros seáis de un mismo sentir según Cristo Jesús;
  6   para que unánimes, y a una voz glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
  7   Por tanto recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió para gloria de Dios.
  8   Digo, pues, que Cristo Jesús fue ministro de la circuncisión por la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres,
  9   y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia, como está escrito: Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles, y cantaré a tu nombre.
  10   Y otra vez dice: Regocijaos gentiles, con su pueblo.
  11   Y otra vez: Alabad al Señor, todos los gentiles y dadle gloria todos los pueblos.
  12   Y otra vez Isaías dice: Saldrá raíz de Isaí, y el que se levantará para reinar sobre los gentiles: Los gentiles esperarán en Él.
  13   Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.
  14   Y también yo mismo tengo confianza de vosotros, hermanos míos, que también vosotros estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento, de manera que podéis amonestaros los unos a los otros.
  15   Mas hermanos, os he escrito en parte osadamente, como recordándoos; por la gracia que de Dios me es dada,
  16   para ser ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que la ofrenda de los gentiles sea acepta, santificada por el Espíritu Santo.
  17   Tengo, pues, de qué gloriarme en Cristo Jesús en lo que a Dios toca.
  18   Porque no osaría hablar de alguna cosa que Cristo no haya hecho por mí, para hacer obedientes a los gentiles, con palabra y con obra,
  19   con potencia de milagros y prodigios, por el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo.
  20   Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo fuese ya nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno,
  21   sino, como está escrito: Aquellos a los que no se habló de Él, verán; Y los que no han oído, entenderán.
  22   Por esta causa muchas veces he sido impedido de venir a vosotros.
  23   Mas ahora, no teniendo más lugar en estas regiones, y deseando ir a vosotros por ya muchos años,
  24   cuando partiere para España, iré a vosotros, porque espero veros en mi jornada, y que seré encaminado por vosotros hacia allá, si en parte primero hubiere disfrutado de vuestra compañía.
  25   Mas ahora voy a Jerusalén para ministrar a los santos.
  26   Porque los de Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una contribución para los santos pobres que están en Jerusalén.
  27   Pues les pareció bueno, y son deudores a ellos; porque si los gentiles han sido hechos partícipes de sus bienes espirituales, deben también ellos servirles en los carnales.
  28   Así que, cuando hubiere concluido esto, y les hubiere entregado este fruto, pasaré entre vosotros a España.
  29   Y estoy seguro que cuando viniere a vosotros, vendré en plenitud de bendición del evangelio de Cristo.
  30   Y os ruego hermanos, por nuestro Señor Jesucristo, y por el amor del Espíritu, que os esforcéis conmigo en oración por mí a Dios;
  31   Que sea librado de los incrédulos que están en Judea, y la ofrenda de mi servicio la cual traigo para Jerusalén sea acepta a los santos;
  32   para que con gozo llegue a vosotros por la voluntad de Dios, y que sea recreado juntamente con vosotros.
  33   Y el Dios de paz sea con todos vosotros. Amén.

 
Romanos 16
 
  1   Y os encomiendo a nuestra hermana Febe, la cual es sierva de la iglesia que está en Cencrea;
  2   que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en cualquier cosa que necesite de vosotros, porque ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo también.
  3   Saludad a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús;
  4   que pusieron sus cuellos por mi vida; a los cuales doy gracias, no sólo yo, sino también todas las iglesias de los gentiles.
  5   Saludad también a la iglesia que está en su casa. Saludad a Epeneto, amado mío, que es de los primeros frutos de Acaya para Cristo.
  6   Saludad a María, la cual ha trabajado mucho por nosotros.
  7   Saludad a Andrónico y a Junia, mis parientes y mis compañeros de prisiones, que son insignes entre los apóstoles; y que también fueron antes de mí en Cristo.
  8   Saludad a Amplias, amado mío en el Señor.
  9   Saludad a Urbano, nuestro ayudador en Cristo, y a Estaquis, amado mío.
  10   Saludad a Apeles, aprobado en Cristo. Saludad a los de la casa de Aristóbulo.
  11   Saludad a Herodión, mi pariente. Saludad a los de la casa de Narciso, que están en el Señor.
  12   Saludad a Trifena y a Trifosa, las cuales trabajan en el Señor. Saludad a la amada Pérsida, la cual ha trabajado mucho en el Señor.
  13   Saludad a Rufo, escogido en el Señor, y a su madre y mía.
  14   Saludad a Asíncrito, a Flegonte, a Hermas, a Patrobas, a Hermes, y a los hermanos que están con ellos.
  15   Saludad a Filólogo y a Julia, a Nereo y a su hermana, y a Olimpas, y a todos los santos que están con ellos.
  16   Saludaos unos a otros con ósculo santo. Os saludan las iglesias de Cristo.
  17   Y os ruego hermanos, que señaléis a aquellos que causan divisiones y escándalos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido; y que os apartéis de ellos.
  18   Porque los tales, no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres; y con palabras suaves y lisonjas engañan el corazón de los simples.
  19   Porque vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos. Así que me gozo de vosotros; mas quiero que seáis sabios para el bien, y simples para el mal.
  20   Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros. Amén.
  21   Os saludan Timoteo mi colaborador, y Lucio y Jasón, y Sosípater, mis parientes.
  22   Yo Tercio, que escribí esta epístola, os saludo en el Señor.
  23   Os saluda Gayo, mi huésped, y toda la iglesia. Os saluda Erasto, tesorero de la ciudad, y el hermano Cuarto.
  24   La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.
  25   Y al que tiene poder para confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio encubierto desde tiempos eternos,
  26   pero ahora es hecho manifiesto, y por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, dado a conocer a todas las naciones para obediencia de la fe.
  27   Al solo Dios sabio, sea gloria por Jesucristo para siempre. Amén. Epístola del apóstol Pablo a los romanos. Escrita desde Corinto por mano de Tercio, y enviada con Febe, sierva de la iglesia en Cencrea.

Retorno