Proverbios 1-10


 
Proverbios 1
 
  1   Los proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel:
  2   Para entender sabiduría y doctrina; para conocer las razones prudentes;
  3   para recibir el consejo de sabiduría, justicia, juicio y equidad;
  4   para dar sagacidad a los simples, y a los jóvenes inteligencia y cordura.
  5   Oirá el sabio, y aumentará el saber; y el entendido adquirirá consejo;
  6   para entender parábola y declaración; palabras de los sabios, y sus enigmas.
  7   El principio de la sabiduría es el temor de Jehová. Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.
  8   Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no desprecies la ley de tu madre;
  9   porque adorno de gracia serán a tu cabeza, y collares a tu cuello.
  10   Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, no consientas.
  11   Si dijeren: Ven con nosotros, pongamos asechanzas para derramar sangre, acechemos sin motivo al inocente;
  12   los tragaremos vivos como el sepulcro, y enteros, como los que caen al abismo.
  13   Hallaremos riquezas de toda clase, llenaremos nuestras casas de despojos;
  14   echa tu suerte entre nosotros; tengamos todos una sola bolsa.
  15   Hijo mío, no andes en camino con ellos; aparta tu pie de sus veredas;
  16   porque sus pies correrán hacia el mal, e irán presurosos a derramar sangre.
  17   Porque en vano se tenderá la red ante los ojos de toda ave;
  18   mas ellos a su propia sangre ponen asechanzas, y a sus propias vidas tienden lazo.
  19   Tales son las sendas de todo el que es dado a la codicia, la cual quita la vida de sus poseedores.
  20   La sabiduría clama en las calles, alza su voz en las plazas;
  21   clama en los principales lugares de concurso; en las entradas de las puertas de la ciudad dice sus razones:
  22   ¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza, y los burladores desearán el burlar, y los insensatos aborrecerán el conocimiento?
  23   Volveos a mi reprensión: He aquí yo os derramaré mi espíritu, y os haré saber mis palabras.
  24   Porque llamé, y no quisisteis oír: Extendí mi mano, y no hubo quien atendiese;
  25   antes desechasteis todo consejo mío, y mi reprensión no quisisteis:
  26   También yo me reiré en vuestra calamidad, y me burlaré cuando os viniere lo que teméis;
  27   cuando viniere como una destrucción lo que teméis, y vuestra calamidad llegare como un torbellino; cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia.
  28   Entonces me llamarán, y no responderé; me buscarán de mañana, y no me hallarán;
  29   por cuanto aborrecieron la sabiduría, y no escogieron el temor de Jehová,
  30   ni quisieron mi consejo, y menospreciaron toda reprensión mía:
  31   Por tanto comerán del fruto de su camino, y serán hastiados de sus propios consejos.
  32   Porque el descarrío de los ignorantes los matará, y la prosperidad de los necios los echará a perder.
  33   Mas el que me oyere, habitará confiadamente, y vivirá reposado, sin temor del mal.

 
Proverbios 2
 
  1   Hijo mío, si recibieres mis palabras, y mis mandamientos atesorares dentro de ti,
  2   de manera que inclines tu oído a la sabiduría, y apliques tu corazón a la prudencia;
  3   Si clamares a la inteligencia, y a la prudencia alzares tu voz;
  4   Si como a la plata la buscares, y la procurares como a tesoros escondidos;
  5   Entonces entenderás el temor de Jehová, y hallarás el conocimiento de Dios.
  6   Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.
  7   Él reserva la sana sabiduría para los rectos; es escudo a los que caminan rectamente.
  8   Él guarda las veredas del juicio, y preserva el camino de sus santos.
  9   Entonces entenderás justicia, juicio, y equidad, y todo buen camino.
  10   Cuando la sabiduría entrare en tu corazón, y el conocimiento fuere dulce a tu alma,
  11   la discreción te guardará, te preservará la inteligencia,
  12   para librarte del mal camino, de los hombres que hablan perversidades;
  13   que dejan las sendas derechas, por andar en caminos tenebrosos;
  14   que se alegran haciendo el mal, que se deleitan en las perversidades del vicio;
  15   cuyas veredas son torcidas, y torcidos sus caminos.
  16   Para librarte de la mujer extraña, de la ajena que halaga con sus palabras;
  17   que abandona al compañero de su juventud, y se olvida del pacto de su Dios.
  18   Por lo cual su casa está inclinada a la muerte, y sus veredas hacia los muertos.
  19   Todos los que a ella entraren, no volverán, ni tomarán los senderos de la vida.
  20   Para que andes por el camino de los buenos, y guardes las sendas de los justos.
  21   Porque los rectos habitarán la tierra, y los perfectos permanecerán en ella;
  22   mas los impíos serán cortados de la tierra, y los prevaricadores serán desarraigados de ella.

 
Proverbios 3
 
  1   Hijo mío, no te olvides de mi ley, y tu corazón guarde mis mandamientos;
  2   Porque largura de días, y años de vida y paz te añadirán.
  3   Misericordia y verdad no se aparten de ti; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón;
  4   y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres.
  5   Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no estribes en tu propia prudencia.
  6   Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas.
  7   No seas sabio en tu propia opinión: Teme a Jehová, y apártate del mal;
  8   Porque será medicina a tu ombligo, y tuétano a tus huesos.
  9   Honra a Jehová con tu sustancia, y con las primicias de todos tus frutos;
  10   y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto.
  11   No deseches, hijo mío, el castigo de Jehová; ni te fatigues de su corrección;
  12   porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere.
  13   Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, y que obtiene la inteligencia;
  14   porque su mercadería es mejor que la mercadería de la plata, y sus frutos más que el oro fino.
  15   Más preciosa es que las piedras preciosas; y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella.
  16   Largura de días está en su mano derecha; en su izquierda riquezas y honra.
  17   Sus caminos son caminos deleitosos, y todas sus veredas paz.
  18   Ella es árbol de vida a los que la abrazan, y bienaventurados son los que la retienen.
  19   Jehová con sabiduría fundó la tierra; afirmó los cielos con inteligencia.
  20   Por su inteligencia los abismos fueron divididos, y los cielos destilan rocío.
  21   Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; guarda la sabiduría y el consejo;
  22   Y serán vida a tu alma, y gracia a tu cuello.
  23   Entonces andarás por tu camino confiadamente, y tu pie no tropezará.
  24   Cuando te acuestes, no tendrás temor; sino que te acostarás, y será dulce tu sueño.
  25   No tendrás temor de pavor repentino, ni de la ruina de los impíos cuando viniere:
  26   Porque Jehová será tu confianza, y Él preservará tu pie de ser preso.
  27   No detengas el bien de aquél a quien es debido, cuando tuvieres poder para hacerlo.
  28   No digas a tu prójimo: Ve, y vuelve, y mañana te daré; cuando tienes contigo qué darle.
  29   No intentes mal contra tu prójimo, estando él confiado de ti.
  30   No pleitees con alguno sin razón, si él no te ha hecho agravio.
  31   No envidies al hombre injusto, ni escojas ninguno de sus caminos.
  32   Porque el perverso es abominación a Jehová; mas su comunión íntima es con los rectos.
  33   La maldición de Jehová está en la casa del impío; mas Él bendice el hogar del justo.
  34   Ciertamente Él escarnece a los escarnecedores, y a los humildes da gracia.
  35   Los sabios heredarán honra; mas los necios llevarán ignominia.

 
Proverbios 4
 
  1   Oíd, hijos, la instrucción de un padre, y estad atentos, para que conozcáis cordura.
  2   Porque os doy buena enseñanza; no desamparéis mi ley.
  3   Porque yo fui hijo para mi padre, delicado y único a los ojos de mi madre.
  4   Y él me enseñaba, y me decía: Retenga tu corazón mis palabras, guarda mis mandamientos, y vivirás.
  5   Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; no te olvides ni te apartes de las palabras de mi boca:
  6   No la dejes, y ella te guardará; ámala, y ella te conservará.
  7   Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; y con toda tu posesión adquiere inteligencia.
  8   Engrandécela, y ella te engrandecerá; ella te honrará, cuando tú la hubieres abrazado.
  9   Adorno de gracia dará a tu cabeza; corona de hermosura te entregará.
  10   Oye, hijo mío, y recibe mis razones, y se te multiplicarán años de vida.
  11   Por el camino de la sabiduría te he encaminado, y por veredas derechas te he hecho andar.
  12   Cuando anduvieres no se estrecharán tus pasos; y si corrieres, no tropezarás.
  13   Retén la instrucción, no la dejes; guárdala, porque ella es tu vida.
  14   No entres en la senda de los impíos, ni vayas por el camino de los malos.
  15   Déjala, no pases por ella; apártate de ella, sigue adelante.
  16   Porque no duermen ellos, si no han hecho mal, y pierden su sueño, si no han hecho caer a alguno.
  17   Porque comen pan de maldad, y beben vino de violencia.
  18   Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto.
  19   El camino de los impíos es como la oscuridad; no saben en qué tropiezan.
  20   Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones.
  21   No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón.
  22   Porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo.
  23   Sobre toda cosa guardada guarda tu corazón; porque de él mana la vida.
  24   Aparta de ti la perversidad de la boca, y aleja de ti los labios inicuos.
  25   Tus ojos miren lo recto, y tus párpados vean derecho delante de ti.
  26   Examina la senda de tus pies, y todos tus caminos sean ordenados.
  27   No te apartes a derecha, ni a izquierda; aparta tu pie del mal.

 
Proverbios 5
 
  1   Hijo mío, está atento a mi sabiduría, y a mi inteligencia inclina tu oído;
  2   para que guardes consejo, y tus labios conserven el conocimiento.
  3   Porque los labios de la extraña destilan miel, y su paladar es más blando que el aceite;
  4   pero su fin es amargo como el ajenjo, agudo como espada de dos filos.
  5   Sus pies descienden a la muerte; sus pasos conducen al infierno.
  6   Sus caminos son inestables; no los conocerás, si no considerares el camino de vida.
  7   Ahora pues, hijos, oídme, y no os apartéis de las razones de mi boca.
  8   Aleja de ella tu camino, y no te acerques a la puerta de su casa;
  9   para que no des a los extraños tu honor, y tus años al cruel;
  10   para que los extraños no se sacien de tu fuerza, y tus trabajos estén en casa del extraño;
  11   y gimas en tus postrimerías, cuando se consumiere tu carne y tu cuerpo,
  12   y digas: ¡Cómo aborrecí el consejo, y mi corazón menospreció la reprensión;
  13   y no oí la voz de los que me instruían, y a los que me enseñaban no incliné mi oído!
  14   Casi en todo mal he estado, en medio de la sociedad y de la congregación.
  15   Bebe el agua de tu cisterna, y los raudales de tu propio pozo.
  16   ¿Se han de derramar afuera tus fuentes, y tus corrientes de aguas por las calles?
  17   Sean para ti solo, y no para los extraños contigo.
  18   Sea bendito tu manantial; y alégrate con la esposa de tu juventud.
  19   Como cierva amada y graciosa gacela, sus pechos te satisfagan en todo tiempo; y en su amor recréate siempre.
  20   ¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la mujer ajena, y abrazarás el seno de la extraña?
  21   Pues que los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová, y Él considera todas sus veredas.
  22   Prenderán al impío sus propias iniquidades, y detenido será con las cuerdas de su pecado;
  23   él morirá por falta de corrección; y errará por la grandeza de su locura.

 
Proverbios 6
 
  1   Hijo mío, si salieres fiador por tu amigo, si estrechaste tu mano por el extraño,
  2   enlazado eres con las palabras de tu boca, y preso con las razones de tu boca.
  3   Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate, ya que has caído en la mano de tu prójimo; ve, humíllate, y asegúrate de tu amigo.
  4   No des sueño a tus ojos, ni a tus párpados adormecimiento.
  5   Escápate como el corzo de la mano del cazador, y como el ave de la mano del parancero.
  6   Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio;
  7   la cual no teniendo capitán, ni gobernador, ni señor,
  8   prepara en el verano su comida y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento.
  9   Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño?
  10   Un poco de sueño, un poco de dormitar, y cruzar por un poco las manos para reposo:
  11   Así vendrá tu necesidad como caminante, y tu pobreza como hombre armado.
  12   El hombre malo, el hombre depravado, anda con perversidad de boca;
  13   Guiña con sus ojos, habla con sus pies, hace señas con sus dedos;
  14   Perversidades hay en su corazón, continuamente trama el mal, y siembra discordia.
  15   Por tanto su calamidad vendrá de repente; súbitamente será quebrantado, y no habrá remedio.
  16   Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina su alma:
  17   Los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente,
  18   el corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies presurosos para correr al mal,
  19   el testigo falso que habla mentiras, y el que siembra discordia entre los hermanos.
  20   Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no dejes la ley de tu madre:
  21   Átalos siempre en tu corazón, enlázalos a tu cuello.
  22   Te guiarán cuando anduvieres; cuando durmieres, te guardarán; hablarán contigo cuando despertares.
  23   Porque el mandamiento es antorcha, y la enseñanza es luz; y camino de vida las reprensiones de la instrucción;
  24   para que te guarden de la mala mujer, de la blandura de la lengua de la mujer extraña.
  25   No codicies su hermosura en tu corazón, ni ella te prenda con sus ojos;
  26   porque a causa de la mujer ramera el hombre es reducido a un bocado de pan; y la mujer adúltera caza la preciosa alma del varón.
  27   ¿Tomará el hombre fuego en su seno, sin que su vestidura se queme?
  28   ¿Andará el hombre sobre brasas, sin que se quemen sus pies?
  29   Así el que entrare a la esposa de su prójimo; no será sin culpa cualquiera que la tocare.
  30   No tienen en poco al ladrón, aunque hurte para saciar su alma cuando tiene hambre;
  31   pero si es sorprendido, pagará siete tantos, y dará toda la sustancia de su casa.
  32   Mas el que comete adulterio con la mujer, es falto de entendimiento; corrompe su alma el que tal hace.
  33   Plaga y vergüenza hallará; y su afrenta nunca será borrada.
  34   Porque los celos son el furor del hombre, y no perdonará en el día de la venganza.
  35   No aceptará ninguna restitución; ni querrá perdonar, aunque multipliques los dones.

 
Proverbios 7
 
  1   Hijo mío, guarda mis razones, y atesora contigo mis mandamientos.
  2   Guarda mis mandamientos, y vivirás, y mi ley como las niñas de tus ojos.
  3   Lígalos a tus dedos; escríbelos en la tabla de tu corazón.
  4   Di a la sabiduría: Tú eres mi hermana; y a la inteligencia llama parienta;
  5   para que te guarden de la mujer ajena, y de la extraña que ablanda sus palabras.
  6   Porque mirando yo por la ventana de mi casa, por mi celosía,
  7   vi entre los simples, consideré entre los jóvenes, a un joven falto de entendimiento,
  8   el cual pasaba por la calle, junto a la esquina de aquella, e iba camino de su casa,
  9   Al atardecer, ya que anochecía, en la oscuridad y tinieblas de la noche.
  10   Y he aquí, una mujer le sale al encuentro, con atavío de ramera y astuta de corazón,
  11   alborotadora y rencillosa, sus pies no pueden estar en casa;
  12   unas veces está afuera, otras veces en las plazas, acechando por todas las esquinas.
  13   Y trabó de él, y lo besó; y con descaro le dijo:
  14   Sacrificios de paz había prometido; hoy he pagado mis votos;
  15   por tanto, he salido a encontrarte, buscando diligentemente tu rostro, y te he hallado.
  16   Con adornos he ataviado mi cama, recamados con cordoncillo de Egipto.
  17   He perfumado mi cámara con mirra, áloes y canela.
  18   Ven, embriaguémonos de amores hasta la mañana; alegrémonos en amores.
  19   Porque mi marido no está en casa, se ha ido a un largo viaje;
  20   la bolsa de dinero llevó en su mano; el día señalado volverá a su casa.
  21   Lo rindió con sus muchas palabras suaves, lo sedujo con la zalamería de sus labios.
  22   Se fue en pos de ella luego, como va el buey al degolladero, o como el necio a las prisiones para ser castigado;
  23   como el ave que se apresura a la red, y no sabe que es contra su vida, hasta que la saeta traspasa su hígado.
  24   Ahora pues, hijos, oídme, y estad atentos a las palabras de mi boca.
  25   No se aparte tu corazón a sus caminos; no yerres en sus veredas.
  26   Porque a muchos ha hecho caer heridos; y aun los hombres más fuertes han sido muertos por ella.
  27   Camino al infierno es su casa, que desciende a las cámaras de la muerte.

 
Proverbios 8
 
  1   ¿No clama la sabiduría, y da su voz la inteligencia?
  2   Está en las alturas junto al camino, a las encrucijadas de las veredas se pone de pie;
  3   En el lugar de las puertas, a la entrada de la ciudad, a la entrada de las puertas da voces:
  4   Oh hombres, a vosotros clamo; y mi voz se dirige a los hijos de los hombres.
  5   Entended, simples, discreción; y vosotros, necios, entrad en cordura.
  6   Oíd, porque hablaré cosas excelentes; y abriré mis labios para cosas rectas.
  7   Porque mi boca hablará verdad, y la impiedad abominan mis labios.
  8   En justicia son todas las razones de mi boca; no hay en ellas cosa perversa ni torcida.
  9   Todas ellas son rectas al que entiende, y razonables a los que han hallado sabiduría.
  10   Recibid mi enseñanza, y no plata; y entendimiento antes que el oro escogido.
  11   Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas; y todas las cosas que se pueden desear, no son de comparar con ella.
  12   Yo, la sabiduría, habito con la prudencia, y hallo el conocimiento en los consejos.
  13   El temor de Jehová es aborrecer el mal; la soberbia y la arrogancia, el mal camino, y la boca perversa aborrezco.
  14   Conmigo está el consejo y la sana sabiduría; yo soy la inteligencia; mía es la fortaleza.
  15   Por mí reinan los reyes, y los príncipes determinan justicia.
  16   Por mí dominan los príncipes, y todos los gobernadores juzgan la tierra.
  17   Yo amo a los que me aman; y me hallan los que temprano me buscan.
  18   Las riquezas y la honra están conmigo; riquezas duraderas, y justicia.
  19   Mejor es mi fruto que el oro, y que el oro refinado; y mi rédito mejor que la plata escogida.
  20   Por vereda de justicia guiaré, por en medio de sendas de juicio;
  21   Para hacer que los que me aman, hereden hacienda, y yo llenaré sus tesoros.
  22   Jehová me poseía en el principio de su camino, ya de antiguo, antes de sus obras.
  23   Desde la eternidad tuve el principado, desde el principio, antes de la tierra.
  24   Antes de los abismos fui engendrada; antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas.
  25   Antes que los montes fuesen fundados, antes de los collados, era yo engendrada:
  26   No había aún hecho la tierra, ni los campos, ni el principio del polvo del mundo.
  27   Cuando formó los cielos, allí estaba yo; cuando trazó un círculo sobre la faz del abismo;
  28   cuando estableció los cielos arriba, cuando afirmó las fuentes del abismo;
  29   cuando al mar puso sus límites, para que las aguas no pasasen su mandamiento; cuando estableció los fundamentos de la tierra;
  30   Yo estaba con Él, ordenándolo todo; y era su delicia de día en día, regocijándome delante de Él en todo tiempo;
  31   regocijándome en la parte habitable de su tierra; teniendo mis delicias con los hijos de los hombres.
  32   Ahora pues, hijos, oídme; y bienaventurados los que guardaren mis caminos.
  33   Atended el consejo, y sed sabios, y no lo menospreciéis.
  34   Bienaventurado el hombre que me oye, velando a mis puertas cada día, aguardando a los umbrales de mis puertas.
  35   Porque el que me hallare, hallará la vida, y alcanzará el favor de Jehová.
  36   Mas el que peca contra mí, defrauda su alma: Todos los que me aborrecen, aman la muerte.

 
Proverbios 9
 
  1   La sabiduría edificó su casa, labró sus siete columnas;
  2   mató sus víctimas, mezcló su vino, y puso su mesa.
  3   Envió sus criadas; sobre lo más alto de la ciudad clamó:
  4   Quien sea simple, venga acá. A los faltos de cordura dice:
  5   Venid, comed mi pan, y bebed del vino que yo he mezclado.
  6   Dejad las simplezas, y vivid; y andad por el camino de la inteligencia.
  7   El que corrige al escarnecedor, se acarrea afrenta: El que reprende al impío, se atrae mancha.
  8   No reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca; corrige al sabio, y te amará.
  9   Da consejo al sabio, y será más sabio; enseña al justo, y aumentará su saber.
  10   El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; y el conocimiento del Santo es la inteligencia.
  11   Porque por mí se aumentarán tus días, y años de vida se te añadirán.
  12   Si fueres sabio, para ti lo serás; mas si fueres escarnecedor, pagarás tú solo.
  13   La mujer insensata es alborotadora; es simple e ignorante.
  14   Se sienta en una silla a la puerta de su casa, en los lugares altos de la ciudad,
  15   para llamar a los que pasan por el camino, que van por sus caminos derechos.
  16   Dice al que es simple: Ven acá. A los faltos de cordura, dice:
  17   Las aguas hurtadas son dulces, y el pan comido en oculto es sabroso.
  18   Y no saben que allí están los muertos; que sus convidados están en lo profundo del infierno.

 
Proverbios 10
 
  1   Los proverbios de Salomón. El hijo sabio alegra al padre; pero el hijo necio es tristeza de su madre.
  2   Los tesoros de maldad no serán de provecho; mas la justicia libra de muerte.
  3   Jehová no dejará padecer hambre al alma del justo; mas arrojará la sustancia de los impíos.
  4   La mano negligente hace pobre; mas la mano de los diligentes enriquece.
  5   El que recoge en el estío es hombre entendido; el que duerme en el tiempo de la siega es hijo que avergüenza.
  6   Bendiciones sobre la cabeza del justo; pero violencia cubrirá la boca de los impíos.
  7   La memoria del justo será bendita; mas el nombre de los impíos se pudrirá.
  8   El sabio de corazón recibirá los mandamientos; mas el necio de labios caerá.
  9   El que camina en integridad, anda confiado; mas el que pervierte sus caminos, será descubierto.
  10   El que guiña el ojo acarrea tristeza; y el necio de labios será castigado.
  11   Manantial de vida es la boca del justo; pero violencia cubrirá la boca de los impíos.
  12   El odio despierta rencillas; pero el amor cubrirá todas las faltas.
  13   En los labios del prudente se halla sabiduría; mas la vara es para la espalda del falto de entendimiento.
  14   Los sabios atesoran la sabiduría; mas la boca del necio es calamidad cercana.
  15   Las riquezas del rico son su ciudad fuerte; y la ruina de los pobres es su pobreza.
  16   La obra del justo es para vida; mas el fruto del impío es para pecado.
  17   Camino a la vida es guardar la instrucción; pero el que rechaza la reprensión, yerra.
  18   El que encubre el odio es de labios mentirosos; y el que propaga calumnia es necio.
  19   En las muchas palabras no falta pecado; mas el que refrena sus labios es prudente.
  20   Plata escogida es la lengua del justo; mas el entendimiento de los impíos es como nada.
  21   Los labios del justo alimentan a muchos; mas los necios mueren por falta de entendimiento.
  22   La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella.
  23   Hacer maldad es como diversión al insensato; pero el hombre entendido tiene sabiduría.
  24   Lo que el impío teme, eso le vendrá; mas a los justos les será dado lo que desean.
  25   Como pasa el torbellino, así el malo no permanece; mas el justo permanece para siempre.
  26   Como el vinagre a los dientes, y como el humo a los ojos, así es el perezoso a los que lo envían.
  27   El temor de Jehová aumentará los días; pero los años de los impíos serán acortados.
  28   La esperanza de los justos es alegría; mas la esperanza de los impíos perecerá.
  29   El camino de Jehová es fortaleza al íntegro; pero es destrucción a los que hacen iniquidad.
  30   El justo jamás será removido; mas los impíos no habitarán la tierra.
  31   La boca del justo producirá sabiduría; mas la lengua perversa será cortada.
  32   Los labios del justo saben lo que agrada; mas la boca de los impíos habla perversidades.

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