2 Samuel 1-12


 
2 Samuel 1
 
  1   Y aconteció después de la muerte de Saúl, que vuelto David de derrotar a los amalecitas, estuvo dos días en Siclag:
  2   Y al tercer día, aconteció que vino uno del campamento de Saúl, rotas sus vestiduras, y tierra sobre su cabeza; y llegando a David, se postró en tierra, e hizo reverencia.
  3   Y le preguntó David: ¿De dónde vienes? Y él respondió: Me he escapado del campamento de Israel.
  4   Y David le dijo: ¿Qué ha acontecido? Te ruego que me lo digas. Y él respondió: El pueblo huyó de la batalla, y también muchos del pueblo cayeron y son muertos; también Saúl y Jonatán su hijo murieron.
  5   Y dijo David a aquel joven que le daba las nuevas: ¿Cómo sabes que han muerto Saúl y Jonatán su hijo?
  6   Y el joven que le daba las nuevas respondió: Casualmente vine al monte de Gilboa, y hallé a Saúl que estaba recostado sobre su lanza, y venían tras él carros y gente de a caballo.
  7   Y como él miró atrás, me vio y me llamó; y yo dije: Heme aquí.
  8   Y él me dijo: ¿Quién eres tú? Y yo le respondí: Soy amalecita.
  9   Y él me volvió a decir: Yo te ruego que te pongas sobre mí, y me mates, porque se ha apoderado de mí la angustia, y mi vida aún está toda en mí.
  10   Yo entonces me puse sobre él, y lo maté, porque sabía que no podía vivir después de su caída; y tomé la corona que tenía en su cabeza, y el brazalete que traía en su brazo, y los he traído acá a mi señor.
  11   Entonces David trabando de sus vestiduras, las rasgó; y lo mismo hicieron los hombres que estaban con él.
  12   Y lloraron y lamentaron, y ayunaron hasta la tarde, por Saúl y por Jonatán su hijo, por el pueblo de Jehová y por la casa de Israel, porque habían caído a espada.
  13   Y David dijo a aquel joven que le había traído las nuevas: ¿De dónde eres tú? Y él respondió: Yo soy hijo de un extranjero, amalecita.
  14   Y le dijo David: ¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido de Jehová?
  15   Entonces llamó David a uno de los jóvenes, y le dijo: Acércate y mátalo. Y él lo hirió, y murió.
  16   Y David le dijo: Tu sangre sea sobre tu cabeza, pues que tu boca atestiguó contra ti, diciendo: Yo maté al ungido de Jehová.
  17   Y endechó David a Saúl y a Jonatán su hijo con esta endecha.
  18   ( Dijo también que enseñasen a usar el arco a los hijos de Judá. He aquí que está escrito en el libro de Jaser ).
  19   ¡Ha perecido la gloria de Israel sobre tus alturas! ¡Cómo han caído los valientes!
  20   No lo anunciéis en Gat, no deis las nuevas en las plazas de Ascalón; para que no se alegren las hijas de los filisteos, para que no salten de gozo las hijas de los incircuncisos.
  21   Montes de Gilboa, ni rocío ni lluvia caiga sobre vosotros, ni seáis tierras de ofrendas; porque allí fue desechado el escudo de los valientes, el escudo de Saúl, como si no hubiera sido ungido con aceite.
  22   Sin la sangre de los muertos, sin la grosura de valientes, el arco de Jonatán nunca volvió atrás, ni la espada de Saúl volvió vacía.
  23   Saúl y Jonatán, amados y queridos en su vida, en su muerte tampoco fueron separados: Más ligeros que águilas, más fuertes que leones.
  24   Hijas de Israel, llorad por Saúl, que os vestía de escarlata y delicadeza, que adornaba vuestras ropas con ornamentos de oro.
  25   ¡Cómo han caído los valientes en medio de la batalla! ¡Jonatán, muerto en tus alturas!
  26   Angustia tengo por ti, hermano mío Jonatán, que me fuiste muy dulce: Más maravilloso me fue tu amor, que el amor de las mujeres.
  27   ¡Cómo han caído los valientes, y han perecido las armas de guerra!

 
2 Samuel 2
 
  1   Después de esto aconteció que David consultó a Jehová, diciendo: ¿Subiré a alguna de las ciudades de Judá? Y Jehová le respondió: Sube. Y David volvió a decir: ¿A dónde subiré? Y Él le dijo: A Hebrón.
  2   Y David subió allá, y con él sus dos esposas, Ahinoam jezreelita y Abigail, la esposa de Nabal el del Carmelo.
  3   Y llevó también David consigo los hombres que con él habían estado, cada uno con su familia; los cuales moraron en las ciudades de Hebrón.
  4   Y vinieron los varones de Judá, y ungieron allí a David por rey sobre la casa de Judá. Y dieron aviso a David, diciendo: Los de Jabes de Galaad son los que sepultaron a Saúl.
  5   Y envió David mensajeros a los de Jabes de Galaad, diciéndoles: Benditos seáis vosotros de Jehová, que habéis hecho esta misericordia con vuestro señor Saúl en haberle dado sepultura.
  6   Ahora pues, Jehová haga con vosotros misericordia y verdad; y yo también os haré bien por esto que habéis hecho.
  7   Esfuércense, pues, ahora vuestras manos, y sed valientes; pues que muerto Saúl vuestro señor, los de la casa de Judá me han ungido por rey sobre ellos.
  8   Mas Abner hijo de Ner, general de ejército de Saúl, tomó a Isboset hijo de Saúl, y lo llevó a Mahanaim,
  9   y lo hizo rey sobre Galaad, y sobre Aser, y sobre Jezreel, y sobre Efraín, y sobre Benjamín, y sobre todo Israel.
  10   De cuarenta años era Isboset hijo de Saúl, cuando comenzó a reinar sobre Israel; y reinó dos años. Pero la casa de Judá siguió a David.
  11   Y fue el número de los días que David reinó en Hebrón sobre la casa de Judá, siete años y seis meses.
  12   Y Abner hijo de Ner salió de Mahanaim a Gabaón con los siervos de Isboset hijo de Saúl.
  13   Y Joab hijo de Sarvia, y los siervos de David, salieron y los encontraron junto al estanque de Gabaón: y se sentaron los unos a un lado del estanque, y los otros al otro lado del estanque.
  14   Y dijo Abner a Joab: Levántense ahora los jóvenes, y maniobren delante de nosotros. Y Joab respondió: Levántense.
  15   Entonces se levantaron, y en número de doce, pasaron de Benjamín de la parte de Isboset hijo de Saúl; y doce de los siervos de David.
  16   Y cada uno echó mano de la cabeza de su compañero, y le metió su espada por el costado, cayendo así a una; por lo que fue llamado aquel lugar, Helcat-asurim, el cual está en Gabaón.
  17   Y hubo aquel día una batalla muy recia, y Abner y los hombres de Israel fueron vencidos por los siervos de David.
  18   Y estaban allí los tres hijos de Sarvia: Joab, y Abisai, y Asael. Este Asael era tan ligero de pies como una gacela del campo.
  19   Y Asael persiguió a Abner, yendo tras de él sin apartarse ni a derecha ni a izquierda.
  20   Y Abner miró atrás, y dijo: ¿No eres tú Asael? Y él respondió: Sí.
  21   Entonces Abner le dijo: Apártate a la derecha o a la izquierda, y agárrate alguno de los jóvenes, y toma para ti sus despojos. Pero Asael no quiso apartarse de en pos de él.
  22   Y Abner volvió a decir a Asael: Apártate de en pos de mí, porque te heriré derribándote en tierra, y después ¿cómo levantaré mi rostro a tu hermano Joab?
  23   Y no queriendo él irse, lo hirió Abner con el regatón de la lanza por la quinta costilla, y le salió la lanza por la espalda, y cayó allí, y murió en aquel mismo sitio. Y todos los que pasaban por aquel lugar donde Asael había caído y muerto, se detenían.
  24   Mas Joab y Abisai siguieron a Abner; y se puso el sol cuando llegaron al collado de Amma, que está delante de Gía, junto al camino del desierto de Gabaón.
  25   Y se juntaron los hijos de Benjamín en un escuadrón con Abner, y se pararon en la cumbre del collado.
  26   Y Abner dio voces a Joab, diciendo: ¿Consumirá la espada perpetuamente? ¿No sabes tú que al final será amargura? ¿Hasta cuándo no has de decir al pueblo que se vuelvan de seguir a sus hermanos?
  27   Y Joab respondió: Vive Dios que si no hubieras hablado, ya desde esta mañana el pueblo hubiera dejado de seguir a sus hermanos.
  28   Entonces Joab tocó el cuerno, y todo el pueblo se detuvo, y no siguió más a los de Israel, ni peleó más.
  29   Y Abner y sus hombres caminaron por el Arabá toda aquella noche, y pasando el Jordán cruzaron por todo Bitrón, y llegaron a Mahanaim.
  30   Joab también volvió de seguir a Abner, y reuniendo a todo el pueblo, faltaron de los siervos de David diecinueve hombres, y Asael.
  31   Mas los siervos de David hirieron de los de Benjamín y de los de Abner, a trescientos sesenta hombres, los cuales murieron.
  32   Tomaron luego a Asael, y lo sepultaron en el sepulcro de su padre que estaba en Belén. Y caminaron toda aquella noche Joab y sus hombres, y les amaneció en Hebrón.

 
2 Samuel 3
 
  1   Y hubo larga guerra entre la casa de Saúl y la casa de David; pero David se iba fortaleciendo, y la casa de Saúl se iba debilitando.
  2   Y nacieron hijos a David en Hebrón; su primogénito fue Amnón, de Ahinoam jezreelita;
  3   Su segundo Quileab, de Abigail la esposa de Nabal, el carmelita; el tercero, Absalón, hijo de Maaca, hija de Talmai rey de Gesur:
  4   El cuarto, Adonías hijo de Haguit; el quinto, Sefatías hijo de Abital;
  5   el sexto, Itream, de Egla esposa de David. Éstos nacieron a David en Hebrón.
  6   Y como había guerra entre la casa de Saúl y la de David, aconteció que Abner se esforzaba por la casa de Saúl.
  7   Y había tenido Saúl una concubina que se llamaba Rispa, hija de Aja. Y dijo Isboset a Abner: ¿Por qué has entrado a la concubina de mi padre?
  8   Y se enojó Abner en gran manera por las palabras de Isboset, y dijo: ¿Soy yo cabeza de perro ( que respecto a Judá he hecho hoy misericordia a la casa de Saúl tu padre, a sus hermanos, y a sus amigos, y no te he entregado en las manos de David ), para que tú hoy me hagas cargo de pecado acerca de esta mujer?
  9   Así haga Dios a Abner y aun le añada, si como ha jurado Jehová a David no hiciere yo así con él,
  10   trasladando el reino de la casa de Saúl, y confirmando el trono de David sobre Israel y sobre Judá, desde Dan hasta Beerseba.
  11   Y él no pudo responder palabra a Abner, porque le temía.
  12   Y envió Abner mensajeros a David de su parte, diciendo: ¿De quién es la tierra? Y que le dijesen: Haz alianza conmigo, y he aquí que mi mano será contigo para volver a ti a todo Israel.
  13   Y David dijo: Bien; yo haré alianza contigo; pero una cosa requiero de ti, y es: Que no mirarás mi rostro, a menos que primero traigas a Mical la hija de Saúl, cuando vinieres a verme.
  14   Y David envió mensajeros a Isboset hijo de Saúl, diciendo: Restitúyeme a mi esposa Mical, la cual yo desposé conmigo por cien prepucios de filisteos.
  15   Entonces Isboset envió, y la quitó a su marido Paltiel, hijo de Lais.
  16   Y su marido fue con ella, siguiéndola y llorando tras ella hasta Bahurim. Y le dijo Abner: Anda, vuélvete. Entonces él se volvió.
  17   Y habló Abner con los ancianos de Israel, diciendo: Hace tiempo procurabais que David fuese rey sobre vosotros.
  18   Ahora, pues, hacedlo; porque Jehová ha hablado a David, diciendo: Por la mano de mi siervo David libraré a mi pueblo Israel de mano de los filisteos, y de mano de todos sus enemigos.
  19   Y habló también Abner a los de Benjamín; y fue también Abner a Hebrón a decir a David todo lo que parecía bien a los de Israel y a toda la casa de Benjamín.
  20   Vino pues Abner a David en Hebrón, y con él veinte hombres; y David hizo banquete a Abner y a los que con él habían venido.
  21   Y dijo Abner a David: Yo me levantaré e iré, y juntaré a mi señor el rey a todo Israel, para que hagan alianza contigo, y tú reines como deseas. David despidió luego a Abner, y él se fue en paz.
  22   Y he aquí los siervos de David y Joab, que venían del campo, y traían consigo gran botín. Pero Abner no estaba con David en Hebrón, pues éste lo había despedido, y él se había ido en paz.
  23   Y luego que llegó Joab y todo el ejército que con él estaba, fue dado aviso a Joab, diciendo: Abner hijo de Ner ha venido al rey, y él le ha despedido, y se fue en paz.
  24   Entonces Joab vino al rey, y le dijo: ¿Qué has hecho? He aquí Abner vino a ti; ¿por qué, pues, tú lo despediste, y él ya se ha ido?
  25   Tú conoces a Abner hijo de Ner, que vino para engañarte, y para saber tu salida y tu entrada, y para saber todo lo que tú haces.
  26   Y saliendo Joab de delante de David, envió mensajeros tras Abner, los cuales le volvieron desde el pozo de Sira, sin que David lo supiera.
  27   Y cuando Abner volvió a Hebrón, Joab lo apartó al medio de la puerta, hablando con él apaciblemente, y allí le hirió por la quinta costilla, a causa de la muerte de Asael su hermano, y murió.
  28   Cuando David supo después esto, dijo: Inocente soy yo y mi reino, delante de Jehová, para siempre, de la sangre de Abner hijo de Ner.
  29   Caiga sobre la cabeza de Joab, y sobre toda la casa de su padre; que nunca falte de la casa de Joab quien padezca flujo, ni leproso, ni quien ande con báculo, ni quien muera a espada, ni quien tenga falta de pan.
  30   Joab, pues, y Abisai su hermano mataron a Abner, porque él había dado muerte a Asael, hermano de ellos en la batalla de Gabaón.
  31   Entonces dijo David a Joab, y a todo el pueblo que con él estaba: Rasgad vuestras vestiduras, y ceñíos de cilicio, y haced duelo delante de Abner. Y el rey iba detrás del féretro.
  32   Y sepultaron a Abner en Hebrón; y alzando el rey su voz, lloró junto al sepulcro de Abner; y lloró también todo el pueblo.
  33   Y endechando el rey al mismo Abner, decía: ¿Había de morir Abner como muere un villano?
  34   Tus manos no estaban atadas, ni tus pies ligados con grillos: Caíste como los que caen delante de malos hombres, así caíste. Y todo el pueblo volvió a llorar sobre él.
  35   Y como todo el pueblo viniese a dar de comer pan a David siendo aún de día, David juró, diciendo: Así me haga Dios y así me añada, si antes que se ponga el sol gustare yo pan, u otra cualquier cosa.
  36   Y todo el pueblo supo esto, y le agradó; porque todo lo que el rey hacía parecía bien a todo el pueblo.
  37   Y todo el pueblo y todo Israel entendió aquel día, que no provenía del rey el matar a Abner hijo de Ner.
  38   Y el rey dijo a sus siervos: ¿No sabéis que un príncipe y grande ha caído hoy en Israel?
  39   Y yo soy débil hoy, aunque ungido rey; y estos hombres, los hijos de Sarvia, son muy duros para mí; Jehová dé el pago al que mal hace, conforme a su maldad.

 
2 Samuel 4
 
  1   Luego que oyó el hijo de Saúl que Abner había sido muerto en Hebrón, sus manos se le debilitaron, y fue atemorizado todo Israel.
  2   Y el hijo de Saúl tenía dos varones, los cuales eran capitanes de compañía, el nombre de uno era Baana, y el del otro Recab, hijos de Rimón beerotita, de los hijos de Benjamín ( porque Beerot era contada con Benjamín;
  3   pues los beerotitas habían huido a Gitaim, y han sido peregrinos allí hasta hoy ).
  4   Y Jonatán, hijo de Saúl, tenía un hijo lisiado de los pies. Tenía cinco años de edad cuando la noticia de la muerte de Saúl y de Jonatán llegó de Jezreel, y su nodriza le tomó y huyó; y sucedió que cuando ella huía apresuradamente, se le cayó el niño y quedó cojo. Su nombre era Mefiboset.
  5   Los hijos, pues, de Rimón beerotita, Recab y Baana, fueron y entraron en el mayor calor del día en casa de Isboset, el cual estaba durmiendo en su cámara la siesta.
  6   Y ellos entraron hasta el medio de la casa, como que iban a llevar trigo, y le hirieron en la quinta costilla. Y Recab y Baana su hermano escaparon.
  7   Porque cuando entraron en la casa, él estaba en su cama en su cámara de dormir, y lo hirieron y mataron, y le cortaron la cabeza, y habiéndola tomado, caminaron toda la noche por el camino del Arabá.
  8   Y trajeron la cabeza de Isboset a David en Hebrón, y dijeron al rey: He aquí la cabeza de Isboset hijo de Saúl tu enemigo, que procuraba matarte; y Jehová ha vengado hoy a mi señor el rey, de Saúl y de su simiente.
  9   Y David respondió a Recab y a su hermano Baana, hijos de Rimón beerotita, y les dijo: Vive Jehová que ha redimido mi alma de toda angustia,
  10   que cuando uno me dio nuevas, diciendo: He aquí Saúl es muerto, pensando que traía buenas nuevas, yo lo prendí, y le maté en Siclag en pago de la nueva.
  11   ¿Cuánto más a los malos hombres que mataron a un hombre justo en su casa, y sobre su cama? Ahora pues, ¿no he de demandar yo su sangre de vuestras manos, y quitaros de la tierra?
  12   Entonces David dio orden a sus jóvenes, y ellos los mataron, y les cortaron las manos y los pies, y los colgaron sobre el estanque, en Hebrón. Pero tomaron la cabeza de Isboset, y la enterraron en el sepulcro de Abner en Hebrón.

 
2 Samuel 5
 
  1   Entonces vinieron todas las tribus de Israel a David en Hebrón y hablaron, diciendo: He aquí nosotros somos tus huesos y tu carne.
  2   Y aun antes de ahora, cuando Saúl reinaba sobre nosotros, tú eras quien sacaba y metía a Israel. Además Jehová te ha dicho: Tú apacentarás a mi pueblo Israel, y tú serás príncipe sobre Israel.
  3   Vinieron, pues, todos los ancianos de Israel al rey en Hebrón, y el rey David hizo con ellos alianza en Hebrón delante de Jehová; y ungieron a David por rey sobre Israel.
  4   Treinta años tenía David cuando comenzó a reinar, y reinó cuarenta años.
  5   En Hebrón reinó sobre Judá siete años y seis meses, y en Jerusalén reinó treinta y tres años sobre todo Israel y Judá.
  6   Y el rey y sus hombres fueron a Jerusalén a los jebuseos que habitaban en la tierra; los cuales hablaron a David, diciendo: Tú no entrarás acá, al menos que eches a los ciegos y a los cojos ( pensando: No entrará acá David ).
  7   Pero David tomó la fortaleza de Sión, la cual es la ciudad de David.
  8   Y dijo David aquel día: Cualquiera que vaya hasta los canales, y hiera al jebuseo, y a los cojos y ciegos, a los cuales el alma de David aborrece, será capitán. Por esto se dijo: Ni el ciego ni el cojo entrará en la casa.
  9   Y David moró en la fortaleza y le puso por nombre la Ciudad de David. Y edificó alrededor, desde Milo hacia adentro.
  10   Y David iba avanzando y engrandeciéndose, y Jehová Dios de los ejércitos era con él.
  11   E Hiram rey de Tiro envió embajadores a David, y madera de cedro, y carpinteros, y canteros para los muros, y edificaron una casa a David.
  12   Y entendió David que Jehová le había confirmado por rey sobre Israel, y que había enaltecido su reino por amor de su pueblo Israel.
  13   Y tomó David más concubinas y esposas de Jerusalén después que vino de Hebrón, y le nacieron más hijos e hijas.
  14   Éstos son los nombres de los que le nacieron en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón,
  15   Ibhar, Elisúa, Nefeg, Jafía,
  16   Elisama, Eliada y Elifelet.
  17   Y oyendo los filisteos que habían ungido a David por rey sobre Israel, subieron todos los filisteos para buscar a David; y oyéndolo David, descendió a la fortaleza.
  18   Y vinieron los filisteos, y se extendieron por el valle de Refaim.
  19   Entonces consultó David a Jehová, diciendo: ¿Iré contra los filisteos? ¿Los entregarás en mis manos? Y Jehová respondió a David: Ve, porque ciertamente entregaré los filisteos en tus manos.
  20   Y vino David a Baal-perazim, y allí los venció David, y dijo: Irrumpió Jehová contra mis enemigos delante de mí, como rompimiento de aguas. Y por esto llamó el nombre de aquel lugar Baal-perazim.
  21   Y dejaron allí sus ídolos, y David y sus hombres los quemaron.
  22   Y los filisteos volvieron a subir, y se extendieron en el valle de Refaim.
  23   Y consultando David a Jehová, Él le respondió: No subas; sino rodéalos, y vendrás a ellos por delante de los árboles de moras.
  24   Y cuando oyeres un estruendo que irá por las copas de los árboles de moras, entonces te moverás; porque Jehová saldrá delante de ti para herir al ejército de los filisteos.
  25   Y David lo hizo así, como Jehová se lo había mandado; e hirió a los filisteos desde Geba hasta llegar a Gezer.

 
2 Samuel 6
 
  1   Y David volvió a juntar a todos los hombres escogidos de Israel, treinta mil.
  2   Y se levantó David, y fue con todo el pueblo que tenía consigo, de Baala de Judá, para hacer pasar de allí el arca de Dios, sobre la cual era invocado el nombre de Jehová de los ejércitos, que mora entre los querubines.
  3   Y pusieron el arca de Dios sobre un carro nuevo, y la llevaron de la casa de Abinadab, que estaba en Gabaa; y Uza y Ahío, hijos de Abinadab, guiaban el carro nuevo.
  4   Y cuando lo llevaban de la casa de Abinadab que estaba en Gabaa, con el arca de Dios, Ahío iba delante del arca.
  5   Y David y toda la casa de Israel danzaban delante de Jehová con toda clase de instrumentos de madera de abeto; con arpas, salterios, panderos, flautas y címbalos.
  6   Y cuando llegaron a la era de Nacón, Uza extendió su mano al arca de Dios, y la sostuvo; porque los bueyes tropezaron.
  7   Y el furor de Jehová se encendió contra Uza, y lo hirió allí Dios por su atrevimiento, y cayó allí muerto junto al arca de Dios.
  8   Y David se disgustó por haber herido Jehová a Uza, y llamó aquel lugar Pérez-uza, hasta hoy.
  9   Y temiendo David a Jehová aquel día, dijo: ¿Cómo ha de venir a mí el arca de Jehová?
  10   Así que David no quiso traer a sí el arca de Jehová a la ciudad de David; mas la llevó David a casa de Obed-edom geteo.
  11   Y estuvo el arca de Jehová en casa de Obed-edom geteo tres meses; y bendijo Jehová a Obed-edom y a toda su casa.
  12   Y fue dado aviso al rey David, diciendo: Jehová ha bendecido la casa de Obed-edom, y todo lo que tiene, a causa del arca de Dios. Entonces David fue, y trajo con alegría el arca de Dios de casa de Obed-edom a la ciudad de David.
  13   Y cuando los que llevaban el arca de Dios habían andado seis pasos, él sacrificó un buey y un carnero grueso.
  14   Y David danzaba con toda su fuerza delante de Jehová; y David estaba vestido con un efod de lino.
  15   Así David y toda la casa de Israel traían el arca de Jehová con júbilo y sonido de trompeta.
  16   Y como el arca de Jehová llegó a la ciudad de David, aconteció que Mical hija de Saúl miró desde una ventana, y vio al rey David saltando y danzando delante de Jehová; y le menospreció en su corazón.
  17   Metieron, pues, el arca de Jehová, y la pusieron en su lugar en medio de una tienda que David le había levantado: y sacrificó David holocaustos y ofrendas de paz delante de Jehová.
  18   Y cuando David hubo acabado de ofrecer los holocaustos y ofrendas de paz, bendijo al pueblo en el nombre de Jehová de los ejércitos.
  19   Y repartió a todo el pueblo, y a toda la multitud de Israel, así a hombres como a mujeres, a cada uno una torta de pan, y un pedazo de carne, y un frasco de vino. Y se fue todo el pueblo, cada uno a su casa.
  20   Volvió luego David para bendecir su casa; y saliendo Mical a recibir a David, dijo: ¡Cuán honrado ha sido hoy el rey de Israel, descubriéndose hoy delante de las criadas de sus siervos, como se descubre un cualquiera!
  21   Entonces David respondió a Mical: Fue delante de Jehová, quien me eligió en lugar de tu padre y de toda su casa, para constituirme por príncipe sobre el pueblo de Jehová, sobre Israel. Por tanto, danzaré delante de Jehová.
  22   Y aun me haré más vil que esta vez, y seré bajo a mis propios ojos; y delante de las criadas que has mencionado, delante de ellas seré honrado.
  23   Por tanto Mical hija de Saúl nunca tuvo hijos hasta el día de su muerte.

 
2 Samuel 7
 
  1   Y aconteció que cuando ya el rey habitaba en su casa, después que Jehová le había dado reposo de todos sus enemigos en derredor,
  2   dijo el rey al profeta Natán: Mira ahora, yo moro en edificios de cedro, y el arca de Dios está entre cortinas.
  3   Y Natán dijo al rey: Anda, y haz todo lo que está en tu corazón, porque Jehová es contigo.
  4   Y aconteció aquella noche, que vino palabra de Jehová a Natán, diciendo:
  5   Ve y di a mi siervo David: Así dice Jehová: ¿Tú me has de edificar casa en que yo more?
  6   Ciertamente no he habitado en casas desde el día que saqué a los hijos de Israel de Egipto hasta hoy, sino que he andado en tienda y en tabernáculo.
  7   Y en todo cuanto he andado con todos los hijos de Israel, ¿acaso he hablado palabra con alguna de las tribus de Israel, a quien haya mandado que apaciente mi pueblo de Israel, diciendo: ¿Por qué no me habéis edificado casa de cedro?
  8   Ahora, pues, dirás así a mi siervo David: Así dice Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo, sobre Israel;
  9   y he sido contigo en todo cuanto has andado, y delante de ti he talado todos tus enemigos, y he engrandecido tu nombre, como el nombre de los grandes que hay en la tierra.
  10   Además yo fijaré lugar a mi pueblo Israel, y lo plantaré, para que habite en su lugar y nunca más sea removido, ni los inicuos le aflijan más, como antes,
  11   desde el día en que puse jueces sobre mi pueblo Israel. Y a ti te he dado descanso de todos tus enemigos. Asimismo Jehová te hace saber, que Él te hará casa.
  12   Y cuando tus días fueren cumplidos, y durmieres con tus padres, yo estableceré tu simiente después de ti, la cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino.
  13   Él edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino.
  14   Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres.
  15   Pero mi misericordia no se apartará de él, como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti.
  16   Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro; y tu trono será estable eternamente.
  17   Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David.
  18   Y entró el rey David, y se puso delante de Jehová, y dijo: Señor Jehová, ¿Quién soy yo, y qué es mi casa, para que tú me traigas hasta aquí?
  19   Y aun te ha parecido poco esto, Señor Jehová, pues que también has hablado de la casa de tu siervo en lo por venir. ¿Es así el proceder del hombre, Señor Jehová?
  20   ¿Y qué más puede añadir David hablando contigo? Pues tú conoces a tu siervo, Señor Jehová.
  21   Todas estas grandezas has obrado por tu palabra y conforme a tu corazón, haciéndolas saber a tu siervo.
  22   Por tanto, tú te has engrandecido, Jehová Dios; por cuanto no hay como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos.
  23   ¿Y qué nación hay en la tierra como tu pueblo Israel, al cual Dios fue y redimió por pueblo para sí, y para darle nombre, y para hacer por vosotros grandes y temibles obras, por tu tierra, por amor de tu pueblo que tú redimiste de Egipto, de las naciones y de sus dioses?
  24   Porque tú te has confirmado a tu pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre; y tú, oh Jehová, fuiste a ellos por Dios.
  25   Ahora pues, Jehová Dios, la palabra que has hablado sobre tu siervo y sobre su casa, confírmala para siempre, y haz conforme a lo que has dicho.
  26   Que sea engrandecido tu nombre para siempre, y se diga: Jehová de los ejércitos es Dios sobre Israel; y que la casa de tu siervo David sea firme delante de ti.
  27   Porque tú, Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, revelaste al oído de tu siervo, diciendo: Yo te edificaré casa. Por esto tu siervo ha hallado en su corazón para hacer delante de ti esta súplica.
  28   Ahora pues, Jehová Dios, tú eres Dios, y tus palabras serán firmes, ya que has dicho a tu siervo este bien.
  29   Y ahora, ten a bien bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca para siempre delante de ti; porque tú, Jehová Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita la casa de tu siervo para siempre.

 
2 Samuel 8
 
  1   Después de esto aconteció, que David hirió a los filisteos, y los humilló; y tomó David a Metegama de mano de los filisteos.
  2   Hirió también a los de Moab, y los midió con cordel, haciéndolos echar por tierra; y midió con dos cordeles para muerte, y un cordel entero para vida; y los moabitas vinieron a ser siervos de David, y le traían tributos.
  3   Asimismo hirió David a Hadad-ezer hijo de Rehob, rey de Soba, yendo él a recuperar su término hasta el río Éufrates.
  4   Y tomó David de ellos mil setecientos hombres de a caballo, y veinte mil hombres de a pie; y desjarretó David los caballos de todos los carros, excepto cien carros de ellos que dejó.
  5   Y vinieron los sirios de Damasco a dar ayuda a Hadad-ezer rey de Soba; y David hirió de los sirios a veintidós mil hombres.
  6   Puso luego David guarnición en Siria de Damasco, y los sirios fueron hechos siervos de David, sujetos a tributo. Y Jehová guardó a David por dondequiera que él fue.
  7   Y tomó David los escudos de oro que traían los siervos de Hadad-ezer, y los llevó a Jerusalén.
  8   Asimismo de Beta y de Berotai, ciudades de Hadad-ezer, tomó el rey David gran cantidad de bronce.
  9   Entonces oyendo Toi, rey de Hamat, que David había herido todo el ejército de Hadad-ezer,
  10   envió Toi a Joram su hijo al rey David, a saludarle pacíficamente y a bendecirle, porque había peleado con Hadad-ezer y lo había vencido; porque Toi era enemigo de Hadad-ezer. Y Joram trajo en su mano vasos de plata, y vasos de oro, y vasos de bronce;
  11   los cuales el rey David dedicó a Jehová, con la plata y el oro que tenía dedicado de todas las naciones que había sometido:
  12   De Siria, de Moab, de los hijos de Amón, de los filisteos, de Amalec, y del despojo de Hadad-ezer hijo de Rehob, rey de Soba.
  13   Y David ganó fama cuando regresó de herir de los sirios a dieciocho mil hombres en el valle de la Sal.
  14   Y puso guarnición en Edom, por toda Edom puso guarnición; y todos los edomitas fueron siervos de David. Y Jehová guardó a David por dondequiera que él fue.
  15   Y reinó David sobre todo Israel; y David administraba derecho y justicia a todo su pueblo.
  16   Y Joab hijo de Sarvia era general de su ejército; y Josafat hijo de Ahilud, el cronista;
  17   y Sadoc hijo de Ahitob, y Ahimelec hijo de Abiatar, eran sacerdotes; y Seraías era escriba;
  18   y Benaía hijo de Joiada, estaba sobre los cereteos y peleteos; y los hijos de David eran los príncipes.

 
2 Samuel 9
 
  1   Y dijo David: ¿Ha quedado alguno de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia por amor de Jonatán?
  2   Y había un siervo de la casa de Saúl, que se llamaba Siba. Y cuando le llamaron para que viniese a David, el rey le dijo: ¿Eres tú Siba? Y él respondió: Tu siervo.
  3   Y el rey dijo: ¿No ha quedado nadie de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia de Dios? Y Siba respondió al rey: Aún ha quedado un hijo de Jonatán, lisiado de los pies.
  4   Entonces el rey le dijo: ¿Y ése dónde está? Y Siba respondió al rey: He aquí, está en casa de Maquir hijo de Amiel, en Lodebar.
  5   Y envió el rey David, y lo tomó de casa de Maquir hijo de Amiel, de Lodebar.
  6   Y venido Mefiboset, hijo de Jonatán hijo de Saúl, a David, se postró sobre su rostro, e hizo reverencia. Y dijo David: Mefiboset. Y él respondió: He aquí tu siervo.
  7   Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás pan a mi mesa, siempre.
  8   Y él inclinándose, dijo: ¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como yo?
  9   Entonces el rey llamó a Siba, siervo de Saúl, y le dijo: Todo lo que fue de Saúl y de toda su casa, yo lo he dado al hijo de tu señor.
  10   Tú, pues, le labrarás las tierras, tú con tus hijos y tus siervos, y tú almacenarás los frutos, para que el hijo de tu señor tenga pan para comer, y Mefiboset el hijo de tu señor comerá siempre pan a mi mesa. Y Siba tenía quince hijos y veinte siervos.
  11   Y respondió Siba al rey: Conforme a todo lo que ha mandado mi señor el rey a su siervo, así lo hará tu siervo. Mefiboset, dijo el rey, comerá a mi mesa, como uno de los hijos del rey.
  12   Y tenía Mefiboset un hijo pequeño, que se llamaba Micaías. Y toda la familia de la casa de Siba eran siervos de Mefiboset.
  13   Y moraba Mefiboset en Jerusalén, porque comía siempre a la mesa del rey; y era cojo de ambos pies.

 
2 Samuel 10
 
  1   Después de esto, aconteció que murió el rey de los hijos de Amón, y reinó en lugar suyo Hanún su hijo.
  2   Y dijo David: Yo haré misericordia con Hanún hijo de Nahas, como su padre la hizo conmigo. Y envió David a sus siervos para consolarlo por su padre. Mas llegados los siervos de David a la tierra de los hijos de Amón,
  3   los príncipes de los hijos de Amón dijeron a Hanún su señor: ¿Te parece que por honrar David a tu padre te ha enviado consoladores? ¿No ha enviado David sus siervos a ti por reconocer e inspeccionar la ciudad, para destruirla?
  4   Entonces Hanún tomó los siervos de David, y les rapó la mitad de la barba, y les cortó las vestiduras por la mitad hasta las nalgas, y los despachó.
  5   Lo cual como fue hecho saber a David, envió a encontrarles, porque ellos estaban en extremo avergonzados; y el rey mandó a decirles: Quedaos en Jericó hasta que os vuelva a crecer la barba, y entonces regresad.
  6   Y viendo los hijos de Amón que se habían hecho odiosos a David, enviaron los hijos de Amón y tomaron a sueldo a los sirios de la casa de Rehob, y a los sirios de Soba, veinte mil hombres de a pie; y del rey de Maaca mil hombres, y de Istob doce mil hombres.
  7   Y cuando lo oyó David, envió a Joab con todo el ejército de los valientes.
  8   Y saliendo los hijos de Amón, ordenaron sus escuadrones a la entrada de la puerta; pero los sirios de Soba, y de Rehob, y de Istob, y de Maaca, estaban aparte en el campo.
  9   Viendo, pues, Joab que había escuadrones delante y detrás de él, entresacó de todos los escogidos de Israel, y se puso en orden de batalla contra los sirios.
  10   Entregó luego el resto del pueblo en mano de Abisai su hermano, y lo puso en orden para enfrentar a los hijos de Amón.
  11   Y dijo: Si los sirios me fueren superiores, tú me ayudarás; y si los hijos de Amón pudieren más que tú, yo te daré ayuda.
  12   Esfuérzate, y esforcémonos por nuestro pueblo, y por las ciudades de nuestro Dios; y haga Jehová lo que bien le pareciere.
  13   Y se acercó Joab, y el pueblo que con él estaba, para pelear con los sirios; mas ellos huyeron delante de él.
  14   Entonces los hijos de Amón, viendo que los sirios habían huido, huyeron también ellos delante de Abisai, y se entraron en la ciudad. Y volvió Joab de los hijos de Amón, y se vino a Jerusalén.
  15   Mas viendo los sirios que habían caído delante de Israel, se volvieron a reunir.
  16   Y envió Hadad-ezer, y sacó a los sirios que estaban al otro lado del río, los cuales vinieron a Helam, llevando por jefe a Sobac general del ejército de Hadad-ezer.
  17   Y como fue dado aviso a David, reunió a todo Israel, y pasando el Jordán vino a Helam. Y los sirios se pusieron en orden contra David, y pelearon contra él.
  18   Mas los sirios huyeron delante de Israel; e hirió David de los sirios la gente de setecientos carros, y cuarenta mil hombres de a caballo; hirió también a Sobac general del ejército, y murió allí.
  19   Viendo, pues, todos los reyes que asistían a Hadad-ezer, como habían ellos sido derrotados delante de Israel, hicieron paz con Israel y le sirvieron; y de allí en adelante temieron los sirios de socorrer a los hijos de Amón.

 
2 Samuel 11
 
  1   Y aconteció a la vuelta de un año, en el tiempo que salen los reyes a la batalla, que David envió a Joab, y a sus siervos con él, y a todo Israel; y destruyeron a los hijos de Amón, y pusieron sitio a Rabá. Pero David se quedó en Jerusalén.
  2   Y sucedió que levantándose David de su cama a la hora de la tarde, se paseaba por el terrado de la casa real, cuando vio desde el terrado a una mujer que se estaba lavando, la cual era muy hermosa.
  3   Y envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquélla es Betsabé hija de Eliam, esposa de Urías heteo.
  4   Y envió David mensajeros, y la tomó; y así que hubo entrado a él, él se acostó con ella; pues ella estaba purificada de su inmundicia. Y ella regresó a su casa.
  5   Y concibió la mujer, y envió a hacerlo saber a David, diciendo: Yo estoy encinta.
  6   Entonces David envió a decir a Joab: Envíame a Urías heteo. Y lo envió Joab a David.
  7   Y como Urías vino a él, le preguntó David por la salud de Joab, y por la salud del pueblo, y asimismo de la guerra.
  8   Después dijo David a Urías: Desciende a tu casa, y lava tus pies. Y saliendo Urías de casa del rey, vino tras de él comida real.
  9   Pero Urías durmió a la puerta de la casa del rey con todos los siervos de su señor, y no descendió a su casa.
  10   E hicieron saber esto a David, diciendo: Urías no ha descendido a su casa. Y dijo David a Urías: ¿No has venido de camino? ¿Por qué, pues, no descendiste a tu casa?
  11   Y Urías respondió a David: El arca, e Israel y Judá, están debajo de tiendas; y mi señor Joab, y los siervos de mi señor, en el campo; ¿y había yo de entrar en mi casa para comer y beber, y a dormir con mi esposa? Por vida tuya, y por vida de tu alma, que yo no haré tal cosa.
  12   Y David dijo a Urías: Quédate aquí aún hoy, y mañana te despacharé. Y se quedó Urías en Jerusalén aquel día y el siguiente.
  13   Y David lo convidó, y le hizo comer y beber delante de sí, hasta embriagarlo. Y él salió a la tarde a dormir en su cama con los siervos de su señor; mas no descendió a su casa.
  14   Venida la mañana, escribió David a Joab una carta, la cual envió por mano de Urías.
  15   Y escribió en la carta, diciendo: Poned a Urías al frente, en lo más duro de la batalla, y retiraos de él, para que sea herido y muera.
  16   Así fue que cuando Joab cercó la ciudad, puso a Urías en el lugar donde sabía que estaban los hombres más valientes.
  17   Y saliendo luego los de la ciudad, pelearon contra Joab, y cayeron algunos del pueblo de los siervos de David; y murió también Urías heteo.
  18   Entonces envió Joab, e hizo saber a David todo lo concerniente a la guerra.
  19   Y mandó al mensajero, diciendo: Cuando acabares de contar al rey todos los asuntos de la guerra,
  20   si el rey comenzare a enojarse, y te dijere: ¿Por qué os acercasteis a la ciudad cuando peleabais? ¿No sabíais lo que suelen arrojar del muro?
  21   ¿Quién hirió a Abimelec hijo de Jerobaal? ¿No echó una mujer del muro un pedazo de una rueda de molino, y murió en Tebes? ¿Por qué os acercasteis al muro? Entonces tú le dirás: También tu siervo Urías heteo es muerto.
  22   Y fue el mensajero, y llegando, contó a David todas las cosas a que Joab le había enviado.
  23   Y dijo el mensajero a David: Prevalecieron contra nosotros los hombres, que salieron contra nosotros al campo, bien que nosotros les hicimos retroceder hasta la entrada de la puerta;
  24   pero los arqueros tiraron contra tus siervos desde el muro, y murieron algunos de los siervos del rey; y murió también tu siervo Urías heteo.
  25   Y David dijo al mensajero: Así dirás a Joab: No tengas pesar de esto, porque la espada consume, tanto a uno, como a otro: Refuerza tu ataque contra la ciudad, hasta que la rindas. Y tú aliéntale.
  26   Y oyendo la esposa de Urías que su marido Urías era muerto, hizo duelo por su marido.
  27   Y pasado el luto, envió David y la trajo a su casa; y ella vino a ser su esposa, y le dio a luz un hijo. Mas esto que David había hecho, fue desagradable ante los ojos de Jehová.

 
2 Samuel 12
 
  1   Y Jehová envió a Natán a David, el cual viniendo a él, le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre.
  2   El rico tenía numerosas ovejas y vacas;
  3   pero el pobre no tenía más que una sola corderita, que él había comprado y criado, y que había crecido con él y con sus hijos juntamente, comiendo de su bocado y bebiendo de su vaso, y durmiendo en su seno; y la tenía como a una hija.
  4   Y vino uno de camino al hombre rico; y él no quiso tomar de sus ovejas y de sus vacas, para guisar para el caminante que había venido a él, sino que tomó la corderita de aquel hombre pobre, y la aderezó para aquél que había venido a él.
  5   Entonces se encendió el furor de David en gran manera contra aquel hombre, y dijo a Natán: Vive Jehová, que el que tal hizo es digno de muerte.
  6   Y debe pagar la cordera con cuatro tantos, porque hizo esta tal cosa, y no tuvo misericordia.
  7   Entonces dijo Natán a David: Tú eres ese hombre. Así dice Jehová, Dios de Israel: Yo te ungí por rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl,
  8   y te di la casa de tu señor, y las esposas de tu señor en tu seno; además te di la casa de Israel y de Judá; y si esto fuera poco, yo te habría añadido tales y tales cosas.
  9   ¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías heteo heriste a espada, y tomaste por tu esposa a su esposa, y a él mataste con la espada de los hijos de Amón.
  10   Por lo cual ahora la espada jamás se apartará de tu casa; por cuanto me menospreciaste, y tomaste la esposa de Urías heteo para que fuese tu esposa.
  11   Así dice Jehová: He aquí yo levantaré sobre ti el mal de tu misma casa, y tomaré a tus esposas delante de tus ojos, y las daré a tu prójimo, el cual se acostará con tus esposas a la vista de este sol.
  12   Porque tú lo hiciste en secreto; pero yo haré esto delante de todo Israel y a pleno sol.
  13   Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás.
  14   Mas por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido morirá ciertamente.
  15   Y Natán se volvió a su casa. Y Jehová hirió al niño que la esposa de Urías había dado a luz de David, y enfermó gravemente.
  16   Entonces David rogó a Dios por el niño; y ayunó David, y entró, y pasó toda la noche acostado en tierra.
  17   Y levantándose los ancianos de su casa fueron a él para hacerlo levantar de tierra; mas él no quiso, ni comió con ellos pan.
  18   Y al séptimo día murió el niño. Y los siervos de David temían hacerle saber que el niño había muerto, diciendo entre sí: Cuando el niño aún vivía, le hablábamos, y no quería oír nuestra voz; ¿cuánto más se afligirá si le decimos que el niño ha muerto?
  19   Mas David viendo a sus siervos hablar entre sí, entendió que el niño había muerto; por lo que dijo David a sus siervos: ¿Ha muerto el niño? Y ellos respondieron: Ha muerto.
  20   Entonces David se levantó de tierra, y se lavó y se ungió, y cambió sus ropas, y entró a la casa de Jehová, y adoró. Y después vino a su casa, y demandó, y le pusieron pan, y comió.
  21   Y le dijeron sus siervos: ¿Qué es esto que has hecho? Viviendo aún el niño, ayunabas y llorabas por él; y muerto el niño, te levantaste y comiste pan.
  22   Y él respondió: Viviendo aún el niño, yo ayunaba y lloraba, diciendo: ¿Quién sabe si Dios tendrá compasión de mí, para que viva el niño?
  23   Mas ahora que ya ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo iré a él, mas él no volverá a mí.
  24   Y consoló David a su esposa Betsabé, y entrando a ella, durmió con ella; y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Salomón, al cual amó Jehová.
  25   Y envió un mensajero por mano de Natán profeta, y llamó su nombre Jedidia, a causa de Jehová.
  26   Y Joab peleaba contra Rabá de los hijos de Amón, y tomó la ciudad real.
  27   Entonces envió Joab mensajeros a David, diciendo: Yo he peleado contra Rabá, y he tomado la ciudad de las aguas.
  28   Reúne, pues, ahora el pueblo que queda, y acampa contra la ciudad, y tómala tú; no sea que tomando la ciudad yo, sea llamada de mi nombre.
  29   Y David reuniendo a todo el pueblo, fue contra Rabá, y combatió contra ella, y la tomó.
  30   Y quitó la corona de la cabeza de su rey, la cual pesaba un talento de oro, y tenía piedras preciosas; y fue puesta sobre la cabeza de David. Y sacó muy grande botín de la ciudad.
  31   Sacó además el pueblo que estaba en ella, y lo puso debajo de sierras, y de trillos de hierro, y de hachas de hierro; y los hizo pasar por hornos de ladrillos; y lo mismo hizo a todas las ciudades de los hijos de Amón. Se volvió luego David con todo el pueblo a Jerusalén.

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